Apenas una decena de niños lleva primero el apellido materno

A.G.
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El Registro Civil de Burgos no se ha encontrado con muchos casos desde que en el año 2017 entrara en vigor la normativa que acabó con el fin de la prevalencia del paterno

Imagen de archivo del Registro Civil de Burgos. - Foto: Luis López Araico

El 30 de junio de 2017 entró en vigor la reforma del Registro Civil por la que el apellido paterno dejó de primar por encima del de la madre a la hora de inscribir a un hijo recién nacido, un cambio impulsado con el objetivo de conseguir la igualdad entre ambos progenitores. Pero esta posibilidad no ha tenido, de momento, demasiado calado en la sociedad española, en general, y en la de Burgos en particular ya que apenas se ha utilizado en una decena de veces en estos tres años.

Así lo explican fuentes del Registro Civil, que no pudieron precisar el número exacto de casos ya que no disponen de una estadística fiel al respecto pero que indicaron que la cifra no supera esta cantidad ya que estos cambios están siendo poco más que anecdóticos.

Cuando nace un bebé, los progenitores tienen tres días para hacer constar el orden de los apellidos que han elegido y si existe desacuerdo también tienen la obligación de informar de ello. En ese caso, es el Registro Civil el que establecerá el orden siempre atendiendo al interés superior del menor, pero en ningún caso no poniendo por defecto el del padre, como se hacía hasta que se modificó la norma.

En el caso de que se plantee algún tipo de duda entre los progenitores, la Dirección General de los Registros y del Notariado cuenta con un criterio para establecer el orden de los apellidos: evitar cacofonías, combinaciones malsonantes o contrarias al decoro, que el primer apellido pueda inducir a confusión con un nombre propio o con la identidad de otra persona con fama de relevancia negativa, o que se pueda dar preferencia a un apellido que resulte infrecuente según el Instituto Nacional de Estadística. En cualquier caso, si las partes no están de acuerdo siempre se puede recurrir.

Las pocas familias que optan por adelantar el apellido de la madre lo suelen hacer por su originalidad sobre el del padre cuando este es más común, por preservarlo ante la falta de otros familiares o por razones de tipo sentimental, y hay quienes desconocen que existe esta posibilidad.

No era la primera vez que se introduce un cambio en la legislación con respecto a este asunto. Desde el año 2000 ya se podía inscribir al niño con el apellido de la madre en primer lugar pero siempre y cuando los padres enviaran una solicitud al juez encargado del Registro Civil y una declaración en la que aseguraran estar en completo acuerdo al respecto. Y en el caso de no existir consenso, se daba preferencia por defecto al apellido paterno, algo con lo que se terminó en 2017 y que para muchas asociaciones de mujeres, además de establecer la igualdad absoluta entre mujeres y hombres, no tenía ya mucho sentido teniendo en cuenta la existencia del matrimonio homosexual, donde esta circunstancia no se da.