Salvador de Foronda

Diez Mil Preguntas

Salvador de Foronda


28 de octubre

08/12/2022

Ese día se celebró en Sevilla el cuarenta aniversario de una aplastante victoria que aseguró, al centenario partido de la izquierda de Felipe González, el gobierno durante cuatro legislaturas.

No solo ellos lo celebraron, sino que la derecha también tenía motivos, puesto que es legítimo que asuma con orgullo el papel que jugó en la Transición. El sucesor nombrado por Franco con título de Rey y los llamados reformistas del Régimen, capitaneados por Torcuato Fernández Miranda y Adolfo Suárez -ministros y secretarios del Movimiento-, consiguieron implantar lo que entonces se llamaba una 'democracia europea'.

La derecha demostró su sentido de Estado y abrazó la posibilidad de la concordia, entregando limpiamente los instrumentos de gobierno a su principal adversario político que había sido legalizado apenas cinco años antes. Esto es lo que entonces demandaban las reglas de los sistemas representativos y los protagonistas de la Transición y de manera acelerada lo llevaron a efecto. 

Por lo tanto, todos estamos de fiesta por todo lo que se debe de festejar y recordar, además de un determinado triunfo electoral, es que hace un par de generaciones, y debido a la soberana decisión de los votantes, tuvo lugar el tranquilo traspaso de poderes por un partido que los ostentaba a otro, de muy distinto linaje y pelaje, que estaba en la oposición. Esto que puede parecer tan natural a hijos y nietos de los protagonistas de la transición no lo fue entonces. Dieciocho meses antes del 28-O, el hoy denostado Rey Juan Carlos, reconocido por todos en aquella época como el piloto del cambio, tuvo que contener un golpe de estado.

La transición de poderes pacífica no era algo usual en España y solo tenemos que trasladarnos al ensayo democrático que fue la II República. Donde hubo un fracasado golpe monárquico al año del cambio de régimen y una revolución proletaria, cuando la derecha ganó las elecciones.

No deseo negar que hace 40 años llegó al poder la izquierda socialdemócrata pero tampoco deseo omitir que hubo una derecha que dio una lección de saber trasmitir la democracia liberal y la monarquía constitucional y con ello la libertad, la prosperidad y la tranquilidad. Faltó en ese acto un reconocimiento conjunto a todos aquellos que supieron crear una sociedad abierta y disciplinada, basada en la aceptación del otro y de la alternancia política.