La Aduana pelea para poder exportar e importar verduras

H.J.
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Recuperar la figura del Recinto Aduanero Habilitado, perdida hace años y que tiene una treintena de ciudades españolas, permitiría tramitar el comercio exterior de alimentos no animales, entre otros países al Reino Unido a partir del inminente Brexit

Inspección sanitaria en las instalaciones del recinto logístico. - Foto: Alberto Rodrigo

El calendario no entiende de coronavirus. Aunque el mundo entero esté pendiente de la evolución de la pandemia las horas pasan, los días vuelan y las hojas del almanaque siguen transcurriendo, así que ya tenemos el Brexit a la vuelta de la esquina.

Esta vez parece que sí, el Reino Unido saldrá definitivamente de la Unión Europea el día 31 de diciembre así que a partir de ese momento las transacciones comerciales con Gran Bretaña cambiarán los procedimientos. Ahí es donde Burgos quiere posicionarse como un hito importante en las rutas logísticas de importación y exportación, pero le falta personal y algunos «títulos» claves para lograrlo.

La Aduana burgalesa quiere ser reconocida como Recinto Aduanero Habilitado, una figura de Sanidad Exterior (dependiente a su vez del Ministerio de Sanidad) que permite el control a productos de origen no animal destinados a uso y consumo humano. Es decir, frutas, verduras o legumbres que deben pasar una inspección fronteriza al entrar o salir de territorio comunitario y que en el caso de Burgos suelen viajar en camiones desde el sur de la Península. 

Desde la aduana explican que Burgos tuvo la consideración como Recinto Aduanero Habilitado (RAH) «hasta hace unos años pero se perdió, y ahora queremos recuperarlo». Para ello llevan varios meses haciendo gestiones con la Subdelegación del Gobierno en Burgos, tal y como confirman desde esta administración, aunque prefieren no adelantar cómo está el proceso de su consecución o los plazos necesarios para ello.

«Necesitamos esa figura para importar y exportar vegetales a terceros países, lo que a partir del 31 de diciembre incluye al Reino Unido», explica Nacho San Millán, de la empresa Asercomex. «Lo tiene que autorizar el Ministerio de Sanidad porque hay que cumplir unos requisitos, disponer de frigoríficos para hacer muestras o un pequeño laboratorio, y tiene que haber una plaza de farmacéutico aunque también lo puede hacer un médico o un veterinario», añade San Millán.

En la Aduana de Burgos trabaja una farmacéutica aunque su plaza está adscrita a Valladolid, y el gerente de Asercomex subraya el gran trabajo que ha desarrollado durante la pandemia para permitir importaciones de urgencia que fueron necesarias sobre todo en el primer confinamiento. Sin embargo, la falta de la consideración como RAH impide que pueda realizar su labor con alimentos.

Gonzalo Ansótegui, gerente del Centro de Transportes Aduana de Burgos, abunda en que «las tramitaciones son lentas y tediosas, pero algo así nos interesa a todos, tanto a la propia aduana como a los operadores logísticos. Estar habilitados tendría todo el sentido aunque no viniera el Brexit, pero ahora cobra mucho más. Lo que ahora mismo se está haciendo sin ningún tipo de arancel, como si fuera un viaje de Segovia a Madrid, requerirá un despacho aduanero a Gran Bretaña».

Según una disposición del Ministerio de Sanidad publicada en el Boletín Oficial del Estado en julio de 2017, más de una treintena de ciudades españolas (concretamente en 31 provincias) tienen recintos aduaneros donde se permite el «Control sanitario de productos de comercio exterior destinados a uso y consumo humano». La mayoría están vinculados a los puertos marítimos o a los grandes aeropuertos del país, pero en el listado figuran también ciudades medias como Ciudad Real, Pamplona o Valladolid, que cuentan con áreas logísticas preparadas para estos trámites.

En el caso vallisoletano, su centro de transportes tiene el permiso de Sanidad Exterior para llevar a cabo «controles documentales sobre los productos de consumo humano envasados o embalados o sobre los materiales en contacto con los alimentos procedentes de territorios situados fuera de la Unión y desde los que se podrá autorizar la transferencia a otro RAH que cuente con instalaciones apropiadas para llevar a cabo controles de identidad y físicos».

La última agilización. Está por ver si el Recinto Aduanero Habilitado llega a corto plazo, aunque parece difícil que se consiga en el plazo de un mes para adelantarse al Brexit. Al menos este verano la aduana burgalesa ha podido estrenar otra figura, la del «Local Autorizado para Mercancías de Exportación» en el puerto seco anexo a Cetabsa.  Esto evita que las empresas que quieran despachar mercancías tengan que presentarlas previamente en las instalaciones de la aduana, puesto que pueden hacer los trámites junto a las propias vías del ferrocarril, pues hay que recordar que Villafría cuenta con una estación de carga y descarga, y directamente lanzar los contenedores que se intercambian de los camiones a los trenes.