Juan Manuel Pérez

Plaza Mayor

Juan Manuel Pérez


No me creo nada

09/01/2022

Vamos a dejarnos de formalidades. La campaña electoral comenzó el lunes 20 de diciembre a las nueve de la mañana, cuando Alfonso Fernández Mañueco le clavó un tuit por la espalda a su vicepresidente, Francisco Igea. Desde entonces, todo lo que escupen por la boca los políticos de la tierra es propaganda. Ni más, ni menos. Servidor, antes de que me pregunten, ya les va advirtiendo que no me voy a creer nada de lo que me cuenten. Si por mi fuera, se podrían ahorrar el dinero que se gastan -nos gastamos- en la impresión de los programas electorales, los anuncios y la cartelería, donde los aspirantes se muestran al público con más filtros que Sara Montiel. El único aliciente de los debates electorales estará motivado por el morbo que provocará ver juntos de nuevo a Mañueco e Igea en una misma sala para escucharles saldar sus cuentas pendientes ante los telespectadores castellanos y leoneses -está tardando la productora de First dates en organizar una cena entre Alfonso y Francisco para ver si queda algún rescoldo que permita retomar la relación tras el 13F-. ¿Nos enteraremos de quién fue el que engañó? ¿Hubo terceros de por medio?... Con menos argumento los turcos hacen series de 500 capítulos. 

No me creeré tampoco a esos candidatos que van de apóstoles del mundo rural, y que, en muchos casos, son retales de políticos que no alcanzaron la gloria en partidos que han envejecido muy mal y que buscan una nueva oportunidad en la cursilería de la España Vaciada. Solo pondré de ejemplo a Teruel Existe y copiaré el argumento manifestado el domingo por un lector en este periódico, donde recordaba que el gran éxito del diputado turolense Tomás Guitarte, además de haber engordado su patrimonio, ha sido sumar su voto a los de partidos nacionalistas e independentistas para beneficiar a los mismos territorios de siempre.