¡Al comercio de proximidad!

R.E.M.
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Los pequeños negocios del centro y Gamonal coinciden en que la gente se ha animado a acudir tras dos meses sin poder ir de compras, cuando lo cierto es que la mayoría esperaba mucho menos trabajo en este regreso

¡Al comercio de proximidad!

Incertidumbre era la palabra que definía la situación de los comerciantes hace unas semanas. Nuevas normas de seguridad, limitación de aforo y muchas dudas sobre la rentabilidad que ofrecería el negocio abierto. Bien es cierto que unos cuantos aún permanecen con la persiana bajada, pero muchos han decidido ya abrir sus puertas. Aquellos que han optado por esta segunda opción reconocen, en su mayoría, que están trabajando «muy bien» cuando se esperaban «muchísimo menos». Buena prueba de ello son las múltiples personas con bolsas en la mano que caminaban por las principales calles durante la mañana de hoy y respetaban las colas en el exterior de los establecimientos.

Después de dos meses sin poder comprar y con toda una cuarentena soñando con las nuevas adquisiciones, añadido a que algunos hábitos han cambiado, ha generado que los comercios de proximidad se hayan convertido en un lugar de confianza para muchos burgaleses. «Tal y como están las cosas prefiero ir al comercio de barrio» es la frase utilizada por muchos, según comenta Verónica Castrillejo desde su tienda Instinto Maternal, que en ese sentido sí cree que hay una conciencia colectiva.

Algunos negocios han triunfado especialmente tras el confinamiento y después de tantas horas sin poder salir de casa. Fernando, de Sala Colón, reconoce que muchos puzles y puntos de cruz se han llevado a enmarcar. «Igual es el arreón de los primeros días, pero esperemos que siga», expone. Un aumento espectacular de las ventas también ha vivido la movilidad eléctrica. Álvaro Velasco, de Zeeclo, lo explica por dos razones principales: «Teníamos clientes esperando a que abriésemos por los dos meses de parada y ha llegado mucha gente diciendo que quiere dejar de usar el transporte público».

Manolo, de la Joyería Aparicio, también expresa que durante este tiempo se han buscado relojes que estaban por casa y se han llevado a arreglar, «y también hay quien se ha querido dar un pequeño capricho; y otros muchos agradecimientos a ciertas personas como mayores, sanitarios...», lo que les ha permitido seguir trabajando «más o menos parecido». Y David, de Madecora, por su parte, afirma que la primera semana tras la reapertura notaron un repunte de encargos probablemente de personas que ya tenían la idea de comprar su puerta, «ahora ya un poco peor».

La forma de comprar también ha cambiado y el pasar horas y horas mirando y rebuscando no se contempla en estos momentos. «Voy con las ideas más claras y si veo mucha gente vuelvo en otro momento», asegura Rubén, cliente. Y es que ahora se opta por ir más directo, sin entretenerse, y con la mayor rapidez posible teniendo en cuenta que el aforo es limitado y hay gente esperando en la puerta. En esta misma línea se manifiesta Pedro Solano, de Regalos Laser, al confirmar que «se nota que la gente quiere comprar, lo bueno es que si entran diez compran siete».

temporada perdida. La falta de celebraciones también ha perjudicado a otros comerciantes que por estas fechas deberían haber tenido una gran cantidad de pedidos. Es el caso de Jesús Santamaría, de Dori Peñalva, quien asume que «lo que nos ha fastidiado es que no haya bodas y comuniones, que son el fuerte de primavera-verano nuestro». El resto de ropa sí se va vendiendo, especialmente pantalones cortos, camisetas, polos... Esperaba peor esta fase, aunque de momento solo ha podido sacar a una de las cuatro dependientas del ERTE. Confía en que desde el lunes se produzca «más movimiento de gente».

Gloria Martínez, de Papelería Margof, afirma que se llevaban muchos regalos para comuniones. Sin embargo, durante la pandemia se han reinventado y han puesto en marcha sus redes sociales y una página web, que les está permitiendo llegar a más zonas además de a los clientes de siempre.

En lo que están de acuerdo es en que los clientes están siendo muy respetuosos. Intentan mantener las distancias en todo momento, preguntan si ya pueden entrar al local, utilizan mascarilla y también los geles hidroalcohólicos que hay a la entrada de cada establecimiento. A pesar de que algunas personas aún tienen miedo, especialmente personas mayores, esperan que a medida que avance la desescalada la situación vaya mejorando.