El precio disparado de los abonos marcará una campaña de cereal que ha arrancado con bajas expectativas por parte de los agricultores, que prevén que se destine más espacio que nunca a otros cultivos más allá del trigo y de la cebada. Su valor se ha triplicado y eso pone en peligro la producción final, ya que además de destinar menos hectáreas se echará menos cantidad para evitar un gasto desorbitado. Una cuestión que empaña la buena cosecha lograda este año.

En octubre de 2020 los fertilizantes nitrogenados estaban en unos 200 euros la tonelada, mientras que en estos momentos rondan los 600 euros. Así lo explica Susana Pardo, presidenta de UCCL, que avanza que esto generará que haya un incremento de vezas de alrededor de un 10% al dejar nitrógeno y que otro 10% aumente el girasol al no necesitar abono. «Nunca han subido de esta manera los precios, no se habían alcanzado unas cifras como estas ni por asomo», manifiesta Pardo, que deja claro que eso impedirá lograr cosechas tan óptimas como las dos últimas.

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