Leche francesa como medida de presión

M.H. (SPC)
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Desde AGAPROL manifiestan que las compras al país galo obedecen a una maniobra de la industria para que los ganaderos españoles se vean obligados a bajar los precios de su producto

Leche francesa como medida de presión - Foto: Eugenio Gutierrez Martinez Eugenio Gutiérrez Martí

E n verano apareció el fantasma del desabastecimiento. Los representantes de los ganaderos hablaban de que, llegado el otoño, y si continuaba el problema de rentabilidad y el abandono de ganaderos, los lineales de los supermercados podrían andar escasos de leche española para sus clientes, por lo que sería necesario traerla de fuera.

Lo cierto es que, a día de hoy, los ciudadanos no están teniendo problemas para adquirir este producto básico con procedencia nacional salvo en casos muy puntuales, pero aun así la industria ha optado por traer cisternas de Francia. A pesar de que el número de granjas disminuye de manera evidente (94 explotaciones cerraron el mes pasado), y de que muchas de las que subsisten han reducido el número de cabezas mandando reses viejas al matadero para obtener algo de liquidez, el volumen de litros se mantiene más o menos estable (se ha reducido un 4% en el último año) gracias al aumento en el número de animales en las vaquerías más grandes, por lo que el abastecimiento a la industria no corre peligro de momento.

¿A qué obedecen, entonces, estas compras a Francia? Desde AGAPROL, la mayor asociación de productores de leche de España, sostienen que se trata de una medida de presión hacia los ganaderos para conseguir que bajen sus precios. Actualmente se están negociando los contratos del año que viene y, lógicamente, la industria pretende pagar el producto al precio más bajo posible. Y estas adquisiciones de leche francesa, mantienen desde la asociación de productores, vienen a ser un intento de demostrar que pueden apañárselas sin el ganadero español.

Sin embargo, desde la propia AGAPROL aseguran que se trata de una estrategia sin demasiado sentido. Para empezar, la leche en Francia está a un precio escasamente inferior que en España; un precio que, lógicamente, aumenta si hay que pagar el gasóleo para que cruce los Pirineos. Además, las ayudas que el Gobierno francés concedió para suavizar los efectos de la terrible subida de los costes de producción (más cuantiosas que las que se articularon en España) terminan el 31 de diciembre. Si estas ayudas, que hacen que la leche esté a un precio artificialmente bajo, no se prorrogan (todo indica que dejarán de existir), el 1 de enero traer leche francesa será un absoluto sinsentido.

Por su parte la Federación Nacional de Industrias Lácteas (Fenil) afirmó este martes que «el abastecimiento de leche y lácteos en España está asegurado». Fenil -que representa a más de 60 empresas del sector, que transforman el 95% de la producción nacional de alimentos lácteos en España- realizó esta aclaración en un comunicado «ante las afirmaciones aparecidas recientemente en algunos medios de comunicación sobre un supuesto desabastecimiento». La industria ha querido recordar que mantiene un «firme compromiso» con el sector ganadero español y ha hecho «un llamamiento a la responsabilidad para que se evite trasladar a la opinión pública mensajes que no se ajustan a la realidad y que pueden generar inquietudes injustificadas».

Desde AGAPROL lamentan que, a pesar de ese supuesto compromiso, se haya traído leche francesa, aunque aclaran que no tienen conocimiento de la cantidad que ha podido entrar. Los ganaderos españoles, tras lustros en los que estuvieron recibiendo un precio casi constante por su leche (hace 30 años rondaba las 50 pesetas y en 2021 no llegaba a los 35 céntimos), han conseguido que se les pague por su producto una cantidad más digna. El precio medio de la leche cruda de vaca en octubre fue de 0,556 euros por litro de media; esta cifra supone un incremento de 0,203 euros por litro con respecto al mismo mes del año 2021.

Sin embargo, ahora este logro puede suponer una cortapisa para vender su producto debido a la posición de la industria. Evidentemente, este sector también ha sufrido el golpe del aumento en los costes de producción (no por los piensos, pero sí por los combustibles, la energía…). Y desde Fenil se alertaba hace escasos días de la realidad de muchas pymes del sector lácteo, que no pueden afrontar el aumento de gastos y han cesado temporalmente su actividad, con la posibilidad de que este cese se convierta en definitivo.

 

Primeras demandas contra el cártel de la leche.

Entre 2000 y 2013, diez de las mayores empresas y asociaciones lácteas españolas e internacionales que operaban en España, entre las que se encontraban Danone, Nestlé y Lactalis, intercambiaron información sobre los precios de compra de leche cruda, los volúmenes de compra y el nivel de excedentes de leche tanto a nivel nacional como regional con el objetivo de adquirir leche de los ganaderos de toda España a un precio inferior al disponible en condiciones normales de mercado. En julio de 2019, la CNMC sancionó a las industrias cartelistas con multas por un total de 80,6 millones de euros. Ahora, muchos de los afectados por este cártel ha decidido reclamar y el despacho de abogados Eskariam ha presentado ya diversas demandas en diferentes juzgados españoles que representan a unos 7.000 ganaderos. En cualquier caso, estas demandas pueden presentarse hasta el verano de 2024. Desde AGAPROL confían en que «el éxito de estas reclamaciones supondría la compensación económica a las pérdidas provocadas durante años y certificaría la viabilidad de una cadena alimentaria sostenible que garantice la soberanía alimentaria de un producto indispensable como es la leche».