El Camino detrás de unas notas

I.L.H.
-

Del barroco, época dorada, la provincia conserva una veintena de órganos en funcionamiento. Su lengüetería en horizontal les distingue estéticamente. Recorremos 5 de la Ruta Jacobea: Itero del Castillo, Castrojeriz, Villaveta, Villasandino y Grijalba

El tacto del órgano de Castrojeriz es muy agradable. - Foto: Valdivielso

* Este artículo salió publicado en el suplemento Maneras de Vivir el 12 de junio de 2021.

Déjense llevar por el sonido de los órganos, por las notas de unos instrumentos que se mueren si no se tocan, por la vistosidad estética de los muebles que los acogen y por la hermosa ingeniería que hay detrás de estos aparatos históricos que son en sí mismos un patrimonio musical y artístico. No les proponemos que sigan la música a ciegas como si fuéramos el flautista de Hamelín. Les planteamos conocer algunos de estos órganos de la provincia a través de una ruta accesible en cuanto a kilómetros y cercanía entre las localidades. Les acercamos una banda sonora hecha de tubos, registros y secretos armónicos que conlleva visitar las iglesias para las que se construyeron, un recorrido por municipios del Camino de Santiago desde una perspectiva diferente.

En la provincia de Burgos se conservan una veintena de órganos barrocos en uso (y otros tantos que han dejado de utilizarse), la época dorada de este instrumento y de quienes componían para él. A estos instrumentos históricos aquí los conocemos también por "órganos ibéricos" porque entre la segunda mitad del siglo XVII y todo el siglo XVIII se extienden por España y Portugal, pero también por los territorios hispanos de América Latina y Filipinas, y como entre unos y otros hay ciertas variantes, a los de la península se les reconoce por su ubicación geográfica.

Detalle del órgano de Villaveta.Detalle del órgano de Villaveta. - Foto: Valdivielso

Estos órganos se distinguen estéticamente por la lengüetería en horizontal (los tubos hacia fuera), que se construye así por la falta de espacio que existía al colocarse junto al coro, en las naves laterales de las iglesias. De esta manera su crecimiento sólo podía ser hacia el exterior. En la parte musical una de sus señas de identidad son los registros partidos, lo que aporta al músico más posibilidades sonoras.

De esa veintena de órganos que hay para recorrer y descubrir en la provincia -y con ellos, sus iglesias-, nos centraremos en cinco de ellos situados en plena Ruta Jacobea, que han sido restaurados en los últimos años, están en pleno funcionamiento y apenas hay distancias entre ellos.

Uno de los órganos con auténtica alma del barroco es el de Itero del Castillo, la localidad más al oeste de la provincia de nuestro recorrido. Encajonado hasta el techo de la nave del Evangelio en un mueble igualmente barroco, el instrumento comparte la carga artística que contiene la iglesia entera de San Cristóbal, sin vacíos de arte y con retablos por todos los rincones. Conserva una trompetería "de batalla" típica de los órganos ibéricos, con tubos en horizontal que salen directamente a la iglesia, con lo que su proyección es más evidente. "Para mí es el más auténtico. Es el que mejor conserva la esencia de la época y la restauración ha mantenido bien la tubería", sostiene el organista Diego Crespo, que ha tocado en todos los instrumentos de esta ruta. La recuperación de instrumento se hizo en 2008 por Antón Llauradó y Klaus Fischer.

Estéticamente destaca por la vistosidad cromática del mueble. Estamos hablando de un órgano de 1794, en plena época de madurez organística, y lo construyeron los organeros Antonio y Tomás Ruiz Martínez, que tenían su taller en Sasamón y dieron forma también al de Castrojeriz. Como ven, todo queda en casa.

De Castrojeriz hablamos del de la iglesia de San Juan, de 1802, ya que tiene otro en el convento de las Clarisas. Aunque en realidad este instrumento fue construido para la iglesia de Santo Domingo de Guzmán, pero el templo se cerró al culto y el órgano pasó a colocarse en la mencionada. Y ya saben eso de que lo provisional se convierte en definitivo y, desde que se trajo a esta iglesia está situado junto al presbiterio, pese a que iba a llevarse al coro. "Esa es una particularidad de este órgano. Resulta muy interesante estar al lado del altar porque favorece la comunicación con el oficiante cuando hay que acompañar la música y con el público cuando hay un concierto", señala Crespo.

Restaurado en el año 2002 por Luis Magaz, el órgano está arropado por una caja neoclásica, de líneas más rectas que el de Itero. En cuanto a la música y, aunque todos tienen características similares, éste tiene "el tacto muy agradable y la mecánica del instrumento posee un registro particularmente bonito como es la corneta".

El de Castrillo Mota de Judíos no es un órgano histórico, pero nos detenemos en él y en su iglesia de San Esteban por ser la cuna de Antonio de Cabezón (1510-1566). Se trata de un instrumento de inspiración flamenca inaugurado hace apenas dos años, en 2019, para dotar a la localidad del ilustre compositor de su propio órgano y fue construido por la empresa de Torquemada (Palencia) Acitores, Organería y Arte.

Este órgano no tiene muchos registros, o al menos no tantos como los que recorremos en esta ruta, y eso se debe a que cuanto mayor es el número mayor es la inversión que hay que hacer en el instrumento.

Villaveta, Villasandino y Grijalba. Seguimos nuestra peregrinación musical y el siguiente pueblo más cercano es el de Villaveta. En la iglesia de la Inmaculada Concepción hay otra joya artística y de ingeniería creada por Tomás Ruiz (y van tres) en 1795, y restaurada por Luis Magaz en 2010 (el mismo del de Castrojeriz).

Lo que más llama la atención es su trompetería, que sobresale de su tribuna en el lado del Evangelio. Los tubos se perdieron en un robo a mediados del siglo pasado y hubo que hacer una importante tarea de restauración. La caja de este imponente órgano tampoco desmerece: de estilo neoclásica, con detalles barrocos. Pero es que además se encuentra dentro de una espectacular caja de resonancia como es esta iglesia, que también ha sido recientemente restaurada.

Un órgano en una caja de madera barroca sin policromar alberga el ejemplar de Villasandino, en la iglesia de La Asunción de Nuestra Señora. Data de 1734, fue construido por Pedro Merino de la Rosa y se restauró en 2005 por Federico Acitores. El organista francés Francis Chapelet ha acudido varios años a la localidad para tocar con este instrumento, al que también ha dedicado alguna obra.

El más alejado de nuestra ruta y también el más antiguo de los mencionados es el de Grijalba, de la iglesia de Nuestra Señora de los Reyes. Es de Miguel García Juárez, de 1724 y lo restauró Joaquín Lois en 2012. En una caja también barroca está este pequeño y austero órgano sin lengüetería, algo que lo distingue de los del entorno.