"Recomendaría a todo el mundo acudir a un bar de barrio"

J. ORTEGA
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Miranda tras la barra (VII) | El Sopa de Ganso (avenida República Argentina, 71) aúna modernidad con la tradición de tener "amigos en vez de clientes", destaca Mónica Alonso

Mónica Alonso posa tras la barra del Sopa de Ganso. - Foto: Jesús J. Matías

Hay veces en la que es la vida la que nos hace decidir nuestro camino, por muy claro que lo tengamos. Mónica Alonso estudió un grado universitario en Educación Infantil, sin embargo, una primera experiencia en la hostelería la llevaría a no ejercer nunca de profesora y decantarse por la que hasta ahora (y para dentro de muchos años) se ha convertido en su auténtica oficina de trabajo: la barra de un bar.

Tras varios años empleada en diversos establecimientos tan dispares como la Fusa, el Bocca o el restaurante del Aeropuerto de Hondarribia, Mónica decidió volver a Miranda de Ebro, donde sintió la cercanía y el cariño de todos sus convecinos. Fueron esos apoyos los que la ayudaron a lanzarse junto a su por entonces socio a la mayor aventura de su vida: Montar el Bar Sopa de Ganso: "Sentía que ya tocaba dar el siguiente paso", declara Mónica cuando habla del momento en el que decidió montar su propio bar. Una decisión que fue muy apoyada por todos sus allegados, conocedores de las habilidades que poseía (y posee) Mónica y que la hacen muy válida para llevar un bar: "Todo el mundo que me conoce me decía que tenía que abrir un bar sí o sí, por lo que lo tenía muy claro. La decisión más complicada fue la de venirme al barrio porque no les gustaba demasiado la zona, pero no me arrepiento para nada", asegura la hostelera.

El mayor contraste con respecto a sus experiencias anteriores fue "el pasar de un bar en el centro a un bar de barrio como es este", en La Charca, lindando con Anduva. Sin embargo, esta adaptación apenas duró un suspiro: "La gente nos aceptó muy rápido. Yo ahora mismo recomendaría a todo el mundo que fuera a un bar de barrio porque aquí todo se hace en familia, es todo más cercano. Ahora lo pienso y jamás cambiaría esto que tengo por nada más", confiesa Mónica. A la hora de destacar algo del entorno en el que se sitúa el Sopa de Ganso, Mónica tiene claro que "la unidad" que existe es increíble. Una unión que hace que "puedas acudir a cualquier persona en caso de necesitar algo, lo que sea. Yo valoro, más incluso que mi bar, esa cercanía que hay", añade.

Dicen que los comienzos nunca son fáciles, pero Mónica representa la excepción a la regla: "Los inicios fueron maravillosos", asegura sonriente, "nos acogieron muy bien y nos lo pusieron realmente fácil, no lo esperaba así".

Sin embargo, todo se torció cuando llegó la pandemia, algo que se convirtió en "una auténtica pesadilla" para Mónica: "Estos dos años han sido muy duros. Yo había veces que lloraba por la impotencia ", declara la hostelera. Pese al "infierno" vivido, toda experiencia deja sus lecciones: "De aquello aprendí a quedarme con lo bueno, no con lo malo. Si me limitaban por un lado me centraba en cómo mejorar las posibilidades que seguía teniendo y me ha hecho aprender a ser más innovadora", confiesa.

Cuestionada por el origen del nombre del bar, Mónica aclara que no fue una decisión "demasiado reflexionada" y que se basó principalmente en la espontaneidad del momento: "Fue justo en el momento de rellenar los papeles del negocio que nos dimos cuenta de que no habíamos seleccionado nombre. Empezamos a decidir nombre y nos inclinamos por Sopa de Ganso, que fue una película de los hermanos Marx", confiesa. La inspiración que ofrecen estos dos directores es muy grande, prueba de ello es que la otra opción para nombrar el establecimiento era Freedonia (un país ficticio con un papel protagónico en la obra).

Mónica no quiere dejar escapar la oportunidad de destacar a quien para ella son sus "grandes apoyos" en el negocio: "Israel, que es la alegría de la huerta, y Johanna, nuestra cocinera, han sido mis dos pilares durante estos dos duros años que hemos pasado. Esto también es en parte suyo", declara sonriente. Pese a esta unión a tres, Mónica echa en falta algo más de ayuda, por lo que se encuentra inmersa en la búsqueda de personal que se quiera unir a esta "gran familia" que se puede encontrar en el Sopa de Ganso, un lugar en el que rebosa "la alegría, el buen ambiente y los buenos pinchos", concluye.