Una abuela de triple

ALMUDENA SANZ
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El libro 'El verdadero interés de Felisa', con texto de María Merino y dibujos de Laura Esteban, se erige como un homenaje a todas las personas mayores y ensalza el diálogo intergeneracional

María Merino (d.) se ha inspirado en su abuela postiza para escribir el cuento y Laura Esteban ha aunado la tradición y el cosmopolitismo de las suyas. - Foto: Miguel Ángel Valdivielso

Toñín la observa a diario desde la ventana, le llama la atención las rutinas de su vecina, una señora mayor que vive sola, que cada semana hojea un álbum de cromos de la Catedral y no se pierde un partido de baloncesto del San Pablo. Los dos caramelos que saca del bolso y le da cuando se cruzan en la escalera llama la atención porque toda la comunidad conviene en que el comportamiento de la del segundo es huraño. Esta mujer alta y delgada, larguirucha, pálida y con el pelo blanco recogido en un moño protagoniza El verdadero interés de Felisa, el nuevo libro de María Merino (textos) y Laura Esteban (ilustraciones), con un formato larguirucho, como la protagonista y la Catedral, y en edición bilingüe, en español e inglés. 

Cuando la pintora propuso a la psicóloga escribir un relato centrado en las personas mayores, Merino pensó en Felisa, la abuela postiza que tuvo cuando era niña. «Ella ya no vive, pero era una persona muy delicada, por sus olores, su forma de moverse, muy elegante, que mimaba los detalles», apunta la autora del texto que vio en los dibujos de Esteban el reflejo de aquella señora latente en su recuerdo. 

En su propia memoria brujuleó la pintora para este retrato. Se presentaron ahí sus abuelas, Basi y Nicolasa, una muy tradicional, «muy capillitas», y la otra muy cosmopolita, «muy vanguardista», que convergen en esta Felisa, que solo sale de casa para rezar en la Catedral y hacer la compra. «Estas rutinas son sus anclas vitales. El arte y la religión le dan seguridad», advierte Merino e insiste Esteban en esa presencia constante del templo gótico, siempre asomado a la ventana, a la vez un elemento simbólico a lo largo del libro y esencial en la relación de, entre comillas, abuela y nieto. 

Al paso de Felisa, como un falso personaje secundario, camina Toñín, un adolescente que mira a su vecina con unos ojos distintos al resto y busca la manera de hacerla un poco más feliz. Este diálogo intergeneracional es para Esteban el tesoro de la obra. «Da una lección de humanidad maravillosa en estos tiempos. Muchas veces pienso en cuántas cosas me he perdido de mis abuelos por no haberles preguntado. Este libro insta a los jóvenes a hablar con ellos porque les pueden enseñar muchísimas cosas», expone sobre este volumen editado por Autismo Burgos y planteado como un tributo a los mayores. 

Merino alerta de una sociedad que vive en el vanitas, «solo interesada en la belleza de lo joven y en las personas mientras consumen de manera activa», y reivindica el poder de ese intercambio entre generaciones, de derribar prejuicios y buscar esos lugares comunes como es el baloncesto para Felisa y Toñín. 

«El final de la historia nos hace plantearnos todo lo que no sabemos sobre la mochila que lleva cada uno. No nos preguntamos el porqué de los comportamientos del otro. Aquí se denuncia el prejuicio de la soledad y, dentro del enfoque del trabajo de gente con autismo, la invisibilización que sufren las personas mayores, muchas veces objeto de juicios burdos, centrados en aspectos superficiales. Hay que profundizar», concluye Merino, que en estas páginas aúna su mirada profesional y la de aquella niña que leía fascinada Abuelita Opalina