El cambio que guarda las esencias

ANGÉLICA GONZÁLEZ
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Es una victoria del comercio clásico. Los dueños de Dori Peñalva, la tienda de moda asentada en Gamonal hace 40 años, se jubilan y pasan el testigo a Maru Calvo, una de sus empleadas, que mantendrá el negocio con igual filosofía: cercanía y calidad

Maru Calvo (izda) posa con Dori Peñalva y Jesús Santamaría, que hasta hoy han sido sus jefes. A mediados de mayo ella reabrirá la tienda. - Foto: Patricia

Si algo se ha respirado en estos últimos días en el establecimiento de modas Dori Peñalva ha sido entusiasmo. Estaban felices los dueños: ella, del mismo nombre que la tienda, y él, Jesús Santamaría, no podían estar más contentos, orgullosos y tranquilos. Contentos porque tienen la jubilación y el descanso merecido a la vuelta de la esquina; orgullosos porque han sabido tener una relación de confianza tal con su empleada María Eugenia Calvo, que ella se ha hecho cargo del traspaso y así se ha impedido el cierre de un comercio de toda la vida, y tranquilos, porque están convencidos de que el buen nombre y la calidad que han sabido ofrecer durante tantos años van a quedar en las mejores manos.

Así que mientras las clientas seguían entrando a por las pocas cosas que quedaban ya a unos precios increíbles, los tres recordaban la historia de esta firma que tiene sus orígenes muy lejanos, allá por los años cuarenta cuando la madre de Dori tejía jerséis en casa con una tricotosa y su padre José Peñalva -conocido popularmente como El Rubio- iba a vender ropa por los pueblos de la provincia. Más tarde, en el año 1967, abrieron una mercería en la entonces conocida como Barriada Yagüe, ahora Barriada de San Juan, y trece años después se marcharon a Gamonal. Llegaron a tener tres tiendas: en la calle Santiago, en la calle Vitoria y en Pablo Ruiz Picasso, que es la que aún permanece y va a experimentar un recambio generacional.

También se acordaban de cómo fue la llegada de María Eugenia Calvo -a la que todos conocen como Maru- a la tienda y a sus vidas. Jesús llamó al Inem para que le enviaran varias jóvenes ya que necesitaba una dependienta y después de ver a varias entró una chica muy alta y con un desparpajo que muy pronto les conquistaría. "¿Puedes esperar un momento?", recuerda Jesús que le preguntó, a lo que ella contestó que tenía todo el tiempo del mundo, pues estaba en el paro. Después, tras una pequeña prueba le dijo que podía empezar. Era el 30 de diciembre de 2003 y aquella joven de apenas 21 años y que se había vestido con ropa de Dori Peñalva -en un tiempo tuvo también género infantil- iba a empezar una nueva etapa laboral que entonces no sabía que iba a ser tan larga. "Creo que Jesús me fichó porque soy alta como él y llego hasta las últimas estanterías", bromea Maru, que va a dar un nuevo aire a la tienda, "aunque tampoco demasiado", explica, ya que el establecimiento es amplio y está muy bien amueblado. Va a contar, además, con los mismos fabricantes -Jesús presume de que siempre han comprado a firmas españolas, de que tienen una clientela muy fiel y de que siempre ha estado asociado a Zona G- y tendrá un espacio de moda para gente más joven.

"Ella es muy espontánea, le ha dado siempre mucha alegría a la tienda y sabe entenderse muy bien con las clientas", comenta Dori, que en cuanto empezaron su marido y ella a pensar en la jubilación le dijeron a Maru, "si quieres el traspaso, para ti es". Ella explica que al principio le dio un poco de vértigo pero que finalmente pensó que era el momento más oportuno, por la experiencia acumulada estos años, por la confianza que han puesto en ella y por el buen trato que siempre ha recibido de sus jefes. Hoy, lunes, 18, cierra definitivamente las puertas con la anterior gerencia, Dori y Jesús -que viene de familia de morcilleros, hijo de la dueña de Morcillas Marga y nieto de Primi, la que dio nombre a las morcillas de calidad- se irán a descansar, y a mediados de mayo, Dori Peñalva volverá con la fuerza del huracán que es Maru a seguir perpetuando una historia de más de cuatro décadas.

"Es un establecimiento emblemático". El gerente de la asociación de comerciantes de Gamonal Zona G, Borja García, asegura que es una buena noticia que un comercio "emblemático" como 'Dori Peñalva' continúe en el barrio ya que se trata de algo que no es muy frecuente. Los cierres de tiendas 'de toda la vida' se han venido produciendo en los últimos años de las diferentes crisis y los que abren son, como explica, "negocios no asentados, que abren, prueban un tiempo y si no funcionan, enseguida cierran". "Depende bastante del sector, pero normalmente cuando un negocio no parece funcionar no llega ni al año abierto. Primavera es una nueva época de aperturas porque se vuelve a reactivar la actividad -sobre todo en abril y mayo- y si para octubre no ven que funciona como esperaban, con suerte aguantan hasta la campaña navideña para quitarse el máximo de mercancía ya que Navidad es lo más fuerte del año".