José Ramón Remacha

El mirador diplomático

José Ramón Remacha


Cautivo en Argel

17/06/2022

Miguel de Cervantes estuvo en Argel como cautivo. Hay una cueva próxima a la costa como lugar referente a la estancia e infortunio del Genio de los Ingenios, donde estuvo con otras víctimas de la piratería. Esperaban su redención y entre tanto intentaban escaparse en alguno de los navíos que por allí pasaban. Don Miguel lo intentó cuatro veces. Al final se liberó.

Argel hoy es un país de gran relevancia internacional. Se fundamenta en su alta capacidad de exportación de gas y petróleo, en tiempos de escasez para la economía mundial. Su régimen político es conocido por tres ismos, hermetismo, militarismo y centralismo. De todos los diplomáticos que hemos tratado en el mundo árabe, los argelinos se han distinguido por un correcto distanciamiento. Esos ismos les coartaban la tendencia natural a entenderse en modo español que tienen todos los demás.

La política exterior de España ha borrado esos datos y el ministro Albares está como Cervantes en Argel esperando un barco que le rescate del lío en que se ha metido a España, por imprudencia. El barco no será de bandera marroquí porque no puede arribar ni surcar aguas argelinas. La enemistad de Marruecos con Argelia es bien sabida. Apela a la UE. Pero también es difícil porque no existe una flota europea. Tendrá que ser de bandera española. Puede intentarlo, pero tendrá que esperar como Don Miguel. 

Todo el arco parlamentario de España, cuyo sistema democrático y constitucional dispone de recursos, expresará en algún momento, a medio plazo, que la posición de España no es la que se interpreta en Argel. Esta manifestación se hará con la formalidad que requiere el asunto y no por un intercambio de cartas a media luz. En mi opinión la decisión del sanchismo sobre el asunto del viejo Sahara español no está en el modo de los actos diplomáticos consecuentes, porque carece del formalismo necesario y es contrario al espíritu democrático de nuestra Constitución.

Decíamos aquí que el Sahara es la asignatura pendiente de todos los gobiernos desde que se decidió abandonarlo. El Presidente Sánchez ha intentado aprobarla a su estilo personal. Ha suspendido. Otro gobierno a medio o largo plazo lo intentará de nuevo con más rigor y preparación. Veremos.