Cuando colectivos tan variopintos como los sindicatos, alcaldes de pueblos, plataformas vecinales, partidos políticos y empresarios coinciden en una misma reivindicación, en el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana podrían empezar a pensar que quizá sus peticiones tengan razón de ser. Ayer, un nuevo movimiento más se unió a la exigencia de reabrir la línea entre Burgos y Madrid, pasando por Aranda, «para favorecer el transporte de viajeros y mercancías a fin de impulsar el desarrollo de los polígonos industriales de Burgos y Álava».

Se han unido para un mismo fin Miranda Defensa del Ferrocarril, Bureba es Futuro, Tren Directo, CCOO y UGT. Todas estas plataformas y asociaciones tratan de meter presión del Gobierno central para que lleve a cabo mejoras en toda la línea entre Madrid y Alsasua. Una de sus exigencias es la apuesta por el corredor central, pero no es la única. Javier Domínguez, presidente del comité de empresa de Adif en Burgos por CCOO, se erigió en portavoz para explicar que el objetivo del acuerdo entre todos estos actores es «conseguir un corredor moderno y eficiente entre Burgos y Miranda, de forma que se pueda garantizar una conexión fluida tanto con el Eje Atlántico como con el Corredor Cantábrico-Mediterráneo, en el que se halla el tramo burgalés». 

Lo que persiguen, en definitiva, es adecuar los actuales trazados para incrementar su capacidad y su velocidad media con el propósito de permitir la reapertura de estaciones y apeaderos que den un mejor servicio a los vecinos de los pueblos.

Asimismo, este movimiento quiere hacer efectiva de forma inmediata esta planificación «para que Burgos y Miranda no queden aisladas en la red ferroviaria ni de España ni de Europa». 

En el mismo sentido, sus exigencias al Gobierno representan una «apuesta decidida por la ampliación de los servicios ferroviarios, que permitan vertebrar la Comunidad autónoma, uniendo pueblos, ciudades y zonas industriales, para lo cual será necesario el aumento del transporte de mercancías por tren».