«Es viable instalar minirreactores en Garoña, está preparada»

G. ARCE
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ENTREVISTA | Pablo García es un ingeniero nuclear especializado en la gestión de combustible gastado y en el aseguramiento de riesgos nucleares. Ha presidido Jóvenes Nucleares, organización dependiente de la Sociedad Nuclear Española

Pablo García, expresidente de Jóvenes Nucleares. - Foto: Juan Lázaro

La crisis energética desatada tras la pandemia y multiplicada hasta límites insospechados por la guerra en Ucrania ha reabierto el debate y la polémica en torno al uso de la energía nuclear en España. Calificada recientemente como energía verde por la Comisión Europea, pues apenas emite gases de efecto invernadero, se ha convertido en el clavo ardiendo al que se están agarrando muchos países europeos para garantizar su independencia energética de Rusia. Expertos como el ingeniero nuclear Pablo García, que protagoniza este martes el Foro Círculo Hubers, defiende el alargar la vida útil de los 7 reactores aún activos en España y apuesta por la implantación de los minireactores 'portátiles', los SMR, capaces de generar potencias similares a las de Garoña y cuya instalación en el emplazamiento de la antigua central ve viable a largo plazo. 

¿Cómo valora el debate que se ha reabierto en torno a la nuclear?
Cada país es soberano en el diseño de su mix energético, aunque Europa marque unas serie de directrices con el objetivo de un horizonte de emisiones neutras en 2050. España elaboró en 2020 su Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (Peniec) 2021-2030 en una situación totalmente distinta a la actual. En este documento se fija el abandono progresivo de la energía nuclear entre 2027 y 2035, el fin de los 7 reactores hoy en operación. En este mismo documento se asegura que se pueden acometer estos cierres porque disponemos de 27 gigavatios de gas de potencia instalada. Eso lo afirmaron en 2019, pero hoy, con el contexto geopolítico en el que estamos, la dependencia del gas es un suicidio. La Agencia Internacional de la Energía publicó un informe en 2021 relativo a España en el que advierte al Gobierno de la alta dependencia del gas si se cierran las nucleares, una aviso que no es nuevo. Estas advertencias de los últimos años se han hecho visibles y han cobrado una gran importancia con la guerra. 

¿Urge cambiar la política energética que se plantea en España?
No tiene ningún sentido apoyarse en el gas. Estamos a tiempo de repensar lo que se dijo hace unos años. No deseo que lleguemos a 2030 y nos lamentemos por lo que hemos hecho.

¿Qué hacemos entonces con las nucleares?
Lo primero que hay que hacer en España es invertir en renovables y abandonar los combustibles fósiles, pero cuando se pueda, sin ir a lo loco. Hoy el gas es imprescindible y sería una estupidez desmontar todos los ciclos combinados. Hay que invertir en almacenamiento, en redes y en transporte. Pero también necesitamos una potencia firme detrás y, a día de hoy, no tiene sentido pensar en una España 100% renovable en el corto plazo, ni siquiera en 2035. Con lo cual, y en un contexto de emergencia climática, necesitamos una potencia firme y libre de emisiones , y ahí entra en juego la energía nuclear. Disponemos de 7 reactores, uno de ellos, Almaraz I, ya ha entrado en operación a largo plazo (más allá de los 40 años) y Almaraz II lo hará pronto. Son dos reactores en el top 10 de las centrales nucleares más seguras del mundo. Creo que mientras seamos capaces de mantener las condiciones de seguridad de nuestras plantas, que no me cabe duda de que lo somos, no tiene sentido despreciarlas.
¿E incorporar minireactores SMR (Small Modular Reactors) a nuestro mix energético?
Los SMR ya son una realidad y su desarrollo corresponderá a las compañías eléctricas. Creo que no se puede cerrar la puerta a esta tecnología, que es lo que ocurre en España. Un SMR requiere un montón de documentación previa y el Gobierno ya ha dicho claramente que no los va aprobar, que va a rechazar todo lo que ponga 'nuclear'. En este contexto, no tiene sentido plantearse estas inversiones. España debe cuestionarse ese rechazo frontal y plantear igual de condiciones para todas las tecnologías libres de emisiones. La apuesta nuclear debe contar con todos los estudios y autorizaciones y debe evaluarse igual que cualquier otra inversión que se haga en la red eléctrica.

Prescindir de la energía nuclear para depender principalmente del gas es un suicidio para España»

¿Qué tienen los SMR que les diferencien de una central como Garoña?
En España están operando reactores de la Generación 2, de las décadas entre los 70 a 90 y con cerca de 1.000 megavatios (MW) de potencia instalada cada uno. Ahora se están instalando reactores de la Generación 3 en el mundo, que implementan una serie de medidas de seguridad pasivas que actúan por sí solas en caso de emergencia. Pero hay muchos países, como es el caso de España, para los que no tiene ningún sentido construir un reactor de 1.400 MW, pero sí puede promover SMR, con un diseño pequeño y compacto y con las mismas medidas de seguridad intrínsecas de la Generación 3. Ofrecen 100 o 200 MW [Garoña tenía una potencia de 466 MW] y se pueden construir de forma modular en un emplazamiento como, por ejemplo, una antigua central térmica. La optimización de costes es mucho más alta porque su construcción es rápida y permiten llegar a las potencias que se requieran de manera modular. En nuestro modelo energético serían muy positivos para aplicaciones secundarias, además de la generación eléctrica, como la generación de hidrógeno de la forma más barata o el calentar agua para disponer de calefacción distribuida como quieren hacer en Suecia.     

¿Podrían instalarse minireactores en el actual emplazamiento de Garoña como se ha planteado?
Habría que analizarlo. De entrada y sin conocer en profundidad el tema, viable es. En un emplazamiento como Garoña, el entorno ya está habituado a tener una instalación nuclear. Lo primero es que la gente quiera, no se puede obligar. En el entorno de Garoña la gente ya sabe de lo que estamos hablando, hay infraestructuras que se van a necesitar y se sabe trabajar en una industria nuclear. El mayor valor es que se cuenta con gente que trabaja con la cultura de seguridad metida en su cabeza, eso es muy complicado de conseguir y en Garoña ya existe. Tiene sentido aprovechar emplazamientos que ya están preparados, aunque hay que hacer muchos análisis para evaluar la viabilidad técnica de un proyecto de estas características.  

¿La tecnología y el combustible de los SMR también nos haría dependientes de terceros países como nos ocurre con el gas?
España no tiene un reactor nuclear diseñado, pero sí cuenta con ingenieros especializados en los reactores de Westinghouse y General Electric, que llevan trabajando en España más de 50 años. De hecho, la ingeniería española está trabajando en la construcción de entre 6 y 10 gigavatios de energía nuclear que se proyectan en Polonia y que aborda Westinghouse. No tenemos diseños, pero sí la ingeniería. Por lo que respecta el combustible, corresponde a Enusa (Empresa Nacional del Uranio), que cuenta con la fábrica de elementos en Salamanca. En España hay proyectos de prospección de uranio, pero prohibidos por la Ley del Cambio Climático, lo que obligaría a acudir al mercado internacional. No estamos en el mercado del gas, sino en un sector regulado y predecible, con grandes productores como Australia y Canadá que no son países geopolíticamente inestables.

Mientras seamos capaces de mantener la seguridad de nuestras nucleares, no tiene sentido despreciarlas»

¿Ve posible revertir la enorme oposición que despierta la energía nuclear en España tras lo que está ocurriendo con Rusia?
La oposición a la industria nuclear es un problema que nos hemos buscado nosotros mismos. Durante 30 o 40 años no ha habido debate ni información, lo único que había era lo que facilitaba la gente que no quería esta energía. Ahora hay mucha más información y las encuestas que se realizan periódicamente muestran que crece la gente que considera que la energía nuclear tiene más ventajas que inconvenientes. Creo que se puede tener un debate serio sobre el tema y que del mismo salga lo que tenga que salir... Muchos países lo están teniendo. Nos vamos a tener que sentar a hablar muy en serio, no tanto para instalar nuevos reactores sino para ampliar la vida de los que ya tenemos.

¿El desmantelamiento de Garoña será una operación segura? 
Es muy compleja porque no es una simple demolición. Necesita de varias etapas. La primera es extraer el combustible almacenado, que es lo que están actualmente bajo la titularidad de Nuclenor. Es un proceso metódico tras el que empezará a trabajar Enresa, la Empresa Nacional de Residuos Radiactivos, que financia su actividad a través de la tasa que pagan los generadores de residuos. Garoña tiene como referencia a Zorita, cuyo largo desmantelamiento ha servido para que la industria nuclear española aprenda a desmantelar. La operación con Garoña será única, pero será más corta porque hay cosas que ya se saben hacer por la experiencia adquirida. El emplazamiento de la central quedará como estaba antes de su construcción.  

¿Y el medio centenar de contenedores con residuos?
El Tratado de Euratom obliga a cada país a almacenar sus residuos nucleares. España tendrá un Almacén Temporal Centralizado (TAC), no está descartado, aunque se contempla la segunda vía de los ATI (los Almacenamientos Temporales Individualizados), que es la que tiene Zorita y tendrá Garoña. Dicho esto, habrá que hacer un Almacenamiento Geológico Profundo, un repositorio definitivo para este combustible. Suecia y Finlandia los tendrán operativos esta década. Llevará tiempo construirlo, pero España acabará teniendo uno. Y eso, siempre y cuando no llegue antes la transmutación de actínidos. En Bélgica está en marcha el proyecto Myrrha que busca utilizar los residuos radiactivos usados en un reactor nuclear que genere electricidad. Asimismo, en este proceso se reduciría la vida y la peligrosidad de estos residuos de miles de años a los 200, tiempo mucho más asumible. El escenario cambiaría radicalmente: una energía libre de emisiones y de sus residuos más peligrosos.  

España y su Gobierno deben cuestionarse el rechazo frontal a la energía nuclear»