El cura acusado de agresión sexual espera libre el juicio

I.M.L.
-

Ingresó en prisión provisional por violar la orden de alejamiento de la víctima pero salió después de que sólo se le condenase a una multa. La vista por la causa central todavía no tiene fecha de celebración

El juicio por los hechos que se produjeron en 2018 se celebrará en la Audiencia Provincial. - Foto: Valdivielso

El sacerdote A.G.M., de 49 años, espera en libertad la celebración del juicio por tres delitos de agresión sexual y uno de acoso contra una ribereña. El acusado entró en la cárcel después de ser detenido por violar la orden de alejamiento de la víctima que había fijado la Audiencia provincial después de que abordase a esta mujer en su puesto de trabajo en agosto de 2019. Fuentes cercanas al proceso judicial principal que sigue su tramitación confirmaron a esta redacción que el cura fue puesto en libertad después de sobrepasar el año de cárcel máximo fijado para delitos con pena privativa de libertad igual o inferior a 3 años, como es el caso del delito de quebrantamiento de condena por el que se le juzgó en enero. Sin embargo, por la acusación de violación no se dictó prisión provisional porque no se vio riesgo de fuga o de que destruyese pruebas. 

Mientras tanto, se continúa con el proceso para fijar la fecha del juicio por unos hechos que se produjeron en Aranda entre octubre de 2017 y enero de 2019. La Audiencia Provincial acogerá este proceso que, según las fuentes consultadas, podría llevarse a cabo el próximo mes de enero, cuando ya han transcurrido cuatro años de los sucesos de los que se acusa al sacerdote que, en el momento de los hechos, ejercía su ministerio en la Diócesis de Alcalá de Henares. La aparición de nuevas pruebas aportadas por la acusación particular podría retrasar esa previsión, mientras se valoran y se decide si se admiten o no a trámite.

La Fiscalía solicita para este cura una pena de 14 años y 9 meses de cárcel por tres delitos de agresión sexual y uno de acoso contra una ribereña, además de la petición de 20 años como máximo de alejamiento de la denunciante y 19 años de libertad vigilada. 

El sacerdote conoció a la que sería su víctima en julio de 2017, en un evento de la Iglesia de la Renovación Carismática Católica en el Madrid Arena. Meses después, coincidieron en Alcalá de Henares en una celebración y le pidió su número de móvil, momento en el que empezó a mandarle mensajes hasta que ella le bloqueó. No se dio por vencido y comenzó a llamarla desde otros números de teléfono. 

Para acabar con esa insistencia, a finales de julio de 2018 la víctima quedó con el sacerdote en la ermita de la Virgen de las Viñas y se sentaron en la parte trasera del templo. Allí «empezó a cogerle de las manos, besarlas y a tocarle el pelo y abrazarla», le preguntó que «para qué había ido y le propuso pasar el día en un hotel» a lo que ella se negó e intentó marcharse. Ante su oposición, le tiró fuertemente del pelo, se refrotó contra ella e intentó tocarla, «llegando a lamer y a besar su cuello y su cara mientras ella lloraba, al tiempo que él gemía diciendo que estaba muy excitado». El sacerdote insistió en proponerle relaciones, diciéndole que tenía preservativos. Ella se zafó, dándole una patada en sus partes íntimas y huyó hasta refugiarse en la ermita de San Antón. 

La última agresión denunciada por la víctima fue en noviembre de 2018, cuando el cura fue a su trabajo encontrándola sola y la metió a la fuerza en una sala. En el forcejeo, cayeron al suelo y él le decía obscenidades mientras «se frotaba contra ella e intentaba tocarla por todo el cuerpo», aunque ella no paraba de llorar y pedir que la soltara. En el forcejeo llegó a desabrocharle la chaqueta, le tocó los pechos y ante su negativa a hacerle una felación, «comenzó a masturbarse encima de ella hasta eyacular, para después morderle fuertemente en la pierna y en el pecho».