Andalucía nos pilla lejos, aunque durante el verano muchos castellanos y leoneses se acercan a disfrutar de su sol, de sus playas y de su gastronomía, entre otros atractivos. A pesar de la distancia, el resultado de las elecciones autonómicas del pasado domingo han traído una brisa que podría provocar otro adelanto electoral en la Comunidad para mayo del próximo año. Así, volveríamos a igualarnos con el calendario autonómico y municipal que tienen en el resto de España, con la excepción de País Vasco, Cataluña, Galicia y la citada Andalucía. 

La mayoría absoluta de Juanma Moreno no le viene bien a Fenández Mañueco. El barón popular andaluz, favorecido por el empuje de Núñez Feijóo, ha conseguido un apoyo transversal que le permitirá gobernar en solitario y deja a Vox en un papel irrelevante. Con este panorama, Castilla y León queda como la única comunidad donde el partido de Abascal ha sido incorporado al gobierno y, por lo tanto, la gestión de la coalición liderada por Mañueco, que ya ha producido algunas disonancias, seguirá siendo el centro de todas las miradas nacionales.

No es que Mañueco no se alegre de la victoria de Moreno Bonilla, pero sin duda la cúpula del Partido Popular seguirá guardando las distancias con el presidente castellano y leonés -recordemos que Núñez Feijóo no asistió a su elección ni toma de posesión- para evitar acercarse a Vox, con quien no quiere hacer piña el dirigente gallego. Evidentemente, el barón andaluz del PP ha aprovechado el tirón del nuevo presidente popular, pero hay que reconocerle que ha sabido surfear muy bien esa ola y sacar todo el provecho. Mañueco no pudo hacer lo mismo y está condenado a una complicada cohabitación, que muy difícilmente aguantará toda la legislatura.