La ciudad de Burgos tiene que volver a la situación vivida en las tres primeras semanas de julio para encajar dentro de los parámetros que las Comunidades Autónomas y el Ministerio de Sanidad consideran de ‘nueva normalidad’. El camino será largo, porque la capital excede con mucho todos los indicadores que se utilizarán para determinar cuándo se ha reducido el riesgo de transmisión del coronavirus lo suficiente como para hablar de normalidad. Este exceso conlleva la adopción de unas medidas restrictivas que la Junta especificará «en unos días», cuando plasme la normativa estatal a la autonómica.

El indicador más popular para el ciudadano medio, la incidencia acumulada por cada 100.000 personas en 14 días, está desbocado; triplica el considerado «extremo» en el documento que, a partir de ahora, determinará en qué nivel de riesgo se está y qué medidas hay que adoptar, así como durante cuánto tiempo, para regresar a los umbrales de pseudo normalidad. Es decir, Sanidad ha fijado en un máximo de 250 nuevos casos en 14 días por cada 100.000 personas el riesgo «muy alto» de transmisión y en la ciudad de Burgos este dato oscilaba ayer entre los 706 (si el cálculo se hace con el número de tarjetas sanitarias, que son los que usa la Junta en su web sobre coronavirus) y los 751 (si se hace con los datos oficiales de población, que son los que usa y pide el Ministerio de Sanidad).

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