La okupación de viviendas se extiende al barrio de Bardauri

R.C.G.
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Han entrado ilegalmente en una casa y los vecinos aseguran que hay gente merodeando en busca de más. En el centro de Miranda ya hay tres edificios con okupas en su interior

La okupación de viviendas se extiende al barrio de Bardauri

La okupación de viviendas se está convirtiendo en un problema de seguridad cada vez más habitual en Miranda. Si hasta ahora se habían decantado por inmuebles localizados en pleno centro de la ciudad, ahora han optado por un barrio alejado como Bardauri, donde   se han metido de forma ilegal en una casa. La propiedad llevaba varios años vacía aunque ni mucho menos abandonada, porque sus dueños fallecieron pero los descendientes  acuden ocasionalmente ya que residen en Miranda. Hace aproximadamente una semana los vecinos dieron la voz de alarma al observar movimientos extraños y una furgoneta aparcada en la puerta. "Las persianas están más cerradas de lo habitual para evitar que se vea dentro", asegura un señor que pasea por la zona. A pesar de la discreción con la que han actuado los okupas en esta ocasión para intentar no ser descubiertos, el propietario de la vivienda ya ha sido avisado y ha presentado la correspondiente denuncia ante la Policía. El temor en Bardauri es que la práctica ahora se extienda a otros inmuebles que funcionan como segunda residencia. "Hace un tiempo que se ve movimiento de gente que no es de aquí, y a varios vecinos les han preguntado ya si saben de alguna casa que se alquile. Sospechamos que están investigando a ver en cual otra pueden entrar", aseguran residentes del barrio consultados por este medio. antecedentes. Durante el estado de alarma se han producido ya tres okupaciones en Miranda, que se suman al edificio de Francisco Cantera en el que llevan años viviendo de forma ilegal varias familias a las que ya se les ha iniciado el procedimiento de desalojo por parte del Ayuntamiento por una cuestión de salubridad y por riesgo de incendio, ya que los okupas están enganchados a la luz. El plazo para abandonar el lugar de forma voluntaria ya se ha vencido aunque justo coincidió con el inicio de la pandemia por lo que se está a la espera de que finalice el estado de alarma para que intervenga la Justicia. En mayo, en pleno confinamiento, ha sido un bloque ubicado en la calle Dos de Mayo el que ha sufrido la actividad de los okupas. Se trata de edificio con seis pisos de los que solo uno estaba alquilado pero que en la parte baja tiene dos locales comerciales que están abiertos como bares. Los propietarios ya han formulado también la correspondiente denuncia. Apenas unos días después se conocía otra okupación, concretamente en la calle La Estación. Se trata de un inmueble de dos plantas pero solo se ha accedido a una de ellas ya que en la otra reside una familia legalmente. El piso estaba vacío aunque en buen estado y de hecho una de las preocupaciones de sus dueños era recuperar los enseres que tenían dentro del mismo. En ambos casos, la policía tiene identificados a los moradores pero a diferencia de lo que sucede en Francisco Cantera, donde un informe de los técnicos que advierte sobre los riesgos que encierra la okupación ha permitido mover ficha al Ayuntamiento tras las quejas de comerciantes y vecinos, el primer paso para iniciar el procedimiento de desalojo lo deben dar los propietarios. Ahora la estrategia ha cambiado y lejos de buscar viviendas en el centro urbano, los okupas han decidido cambiar de objetivo y apuntar a los barrios más alejados y en los que su presencia llama menos la atención.