Del Goya al Oscar del diseño

I.M.L.
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Eduardo Miravalles comparte el proceso creativo para 'vestir' un vino especial de Ribera del Duero que le ha valido un Pentawards de Oro

Eduardo Miravalles muestra a dos diseñadores japoneses alguno de sus trabajos en la gala de entrega de premios. - Foto: DB

El equipo de Vamos Estudio, que el raudense Eduardo Miravalles comparte con su socio David Gamarra, puede sumar a su vitrina de premios el más valorado a nivel internacional entre los creadores de imagen para los productos de consumo. El trabajo galardonado en los Pentawards 2022, considerados los Oscar del diseño y que se entregaron el Royal Opera House de Londres, tiene alma ribereña y ya fue destacado con el premio Laus, que es el premio más relevante del diseño nacional, los Goya si estuviésemos hablando de cine.

La imagen que ha logrado este galardón es la de una botella muy especial, la del vino 'Valderiz al Alba', una edición limitada de 1.200 botellas que es toda una «celebración de vida». «Llevábamos seis o siete años trabajando con Bodegas Valderiz, que nos pidieron un diseño especial con motivo de su 25 años», recuerda el encargo Eduardo Miravalles, con el concepto de vestir «un vino para celebrar». «Nos dieron libertad creativa pero con la condición de que utilizásemos como base la famosa fotografía de Ramón Masat de una mujer encalando la pared, con esa línea negra que no le está quedando muy bien, de la que la bodega tiene los derechos», hace memoria Miravalles.

El proceso creativo tuvo una de cal y otra de arena, nunca mejor dicho. Lo que llegó antes fue la idea para el estuche de este vino tan especial. «En la foto, la señora pinta una esquina, esa similitud formal nos dio juego para el estuche», explica el diseñador, que sigue con su razonamiento creativo: «Si la señora está encalando, ¿porqué no pintamos la botella?», fue la idea que tuvieron. Casi tuvieron que desecharla porque no había forma técnica de hacerlo, aunque Miravalles quemó un último cartucho. «Nos gustaba el toque artesano, de hecho a mano que se ve en la labor de la señora, que refleja también una filosofía de vida y la esencia de la bodega, por lo que recurrí a Rubén Arrabal, que me ha ayudado con otros proyectos, y le propuse pintar a mano todas las botellas», relata Miravalles.

Lo que era una idea se hizo realidad y ahora recibe halagos aquí y fuera de nuestras fronteras. «A nivel personal, esto es lo mejor que nos ha pasado, porque éramos el estudio más pequeño entre todos los premiados, con este calado ya estamos más que pagados», reconoce Miravalles, que espera que este premio haga de imán para atraer otros proyectos de diseño en el mundo del vino, que le encanta.