La vasca y el borrachín

I.P.
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La escritora Elisa Rivero presenta este sábado en San Felices del Rudrón el libro de relatos 'Historias aderezadas de un pueblo que sí existe'

La escritora durante la firma de ejemplares del libro ‘Tarvos, de Tartesos a la Galia’, presentado en abril en Sargentes. - Foto: DB

El pueblo existe y no solo uno. En cualquier rincón de la provincia se podría ubicar a la docena de personajes que protagonizan el libro que este sábado (12:30 horas) presenta en el bar de San Felices del Rudrón la escritora Elisa Rivero Bañuelos.

Historias aderezadas de un pueblo que sí existe es un compendio de 14 relatos en los que muchos de los personajes se repiten en las diferentes narraciones como un hilo conductor de esa vida rural, pero que también tienen vida propia en cada relato que se puede leer por separado, explica Elisa que aunque no da nombres, sí reconoce que su experiencia rural se concentra en su comarca, con sus propias peculiaridades entre ellas la importante 'colonia' de vascos «que son un aporte maravilloso de cultura».

Por eso, no puede faltar la típica chica vasca, con su flequillo cortado a hachazos y siempre con su Athletic en la boca, pero tampoco otros personajes, típicos de pueblo, y así aparece el borrachín -varios en realidad, y todos llamados Pablo-, que lejos de estar discriminados son querido por los vecinos y hacen los trabajos que nadie más quiere «y que son parte del ADN del pueblo», reflexiona la escritora; el alcalde que llega con gran entusiasmo dispuesto a hacer muchas cosas por su pueblo; el señor que toda la vida ha vivido en el pueblo y que en cuando sopla en viento ya sabe que va a llover o nevar; el agricultor escéptico para quien todo lo que no sea lo de siempre son «tontás y bobadas»; la nueva emprendedora que llega con ideas 'innovadores' y se va estrellando con cada proyecto o la típica cotilla que sabe los líos de todos los vecinos. 

Los personajes están tratados con ironía y caricaturizados, pero no en tono peyorativo, dice Elisa, que añade que hay un narrador-testigo, alguien que ha llegado al pueblo y se va extrañando de las cosas que pasan. El escenario que hila las historias no podía ser otro que el bar, y en realidad lo que quiere reflejar la autora son los problemas de los pueblos, incluida la despoblación y el envejecimiento. 

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