El entusiasmo mirandés satura el monte de nuevo

A.B.
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Las cuadrillas se reúnen durante todo el día rodeadas de naturaleza para intentar «exprimir» la celebración al máximo. Según los propios sanjuaneros, se trata de la fecha «más especial» de todas las que se incluyen en el programa

La cuadrilla El Expolio animó La Laguna con bailes y con una bandera azul que llevaba impreso el escudo del CD Mirandés. - Foto: Patricia

Por muchas actividades que se añadan al programa, San Juan quedaría huérfano si no fuera por el monte y la tradicional jornada en la que miles de mirandeses se dan cita entre la naturaleza para disfrutar en primera persona de un ambiente maravilloso. En anteriores ediciones, los caminos de este mágico entorno lucieron muy animados. Y ayer no podía ser menos.

Desde primera hora de la mañana, las cuadrillas comenzaron a llegar al monte, ataviadas con sus blusas, cansadas del desfile y portando los enseres para almorzar junto a los prados. Tras la romería y la misa, el tumulto empezó a desperdigarse por las laderas, creando una estampa muy gratificante. Al son de las charangas, bajo el aroma de los asados, saboreando el gusto de las Fiestas, las peñas bailaron, rieron y se entremezclaron.

A fin de cuentas, por algo el lunes de San Juan del Monte suele subrayarse cuando se habla de las Fiestas. «En el bombazo yo siempre disfruto mucho, aunque he de decir que el monte se vive de otra manera, es algo especial», reconocía Begoña, una de las integrantes de la cuadrilla Sebas No Bebas. Según esta mujer, «después de dos años sin esto, había muchas ganas». En su peña se constató que el gusto por la romería y la comida de hermandad traspasa incluso generaciones. Sus sensaciones también las vivía Irenia, una niña de solo 11 años. Cuando se le preguntaba cómo lo estaba pasando solo lograba articular una palabra: «súper».

El 'gen' sanjuanero se hereda a través del árbol genealógico. Sobre ello, en esta cuadrilla todos reconocían que la blusa y el pañuelo te la ponen sobre el cuerpo «desde que naces». Quizá por ese motivo Fernando, de La Juerga, decía que «no tengo palabras para explicar lo que siento». «Esto viene de toda la vida», añadía este mirandés de pro. Como la mayoría de sus compañeros de ciudad, argumentaba que «el lunes es lo que más gusta, aunque el domingo con los desfiles, el sábado con los bombazos... Cada día es especial». Eso sí, insistía en que «el lunes puede ser el mejor».

Al otro lado del monte, junto a las brasas de Los Procopios, dos de sus miembros, Sergio y Miguel, reconocían que «se ha nublado, así que se está genial». Su jornada de lunes contó con todos los ingredientes necesarios para un desarrollo ejemplar. «Hemos subido a la ermita y ya nos han bendecido», recordaba Sergio. «Al final, hemos estado en todo lo que se podía estar», completaba. Según lo veían ellos, «San Juan del Monte hay que exprimirlo» y, por eso, el día de ayer tomaba una importancia mayúscula.

«Es corto pero intenso», reconocía su compañero de peña, Miguel. Pese a que los festejos todavía se alargan hoy, buena parte de los ciudadanos prefieren recargar las pilas antes de volver a su día a día. En otras palabras, como explicaban en Los Procopios, «San Juanín ya es para los niños y los más veteranos». Algo parecido pensaba Rodrigo Costalago, el Bombista mayor de El Expolio. Según este mirandés, que vino expresamente desde Hong Kong para las Fiestas, «el martes es para descansar y hasta el año que viene». De hecho, parecía que ya estaba contando las horas para la próxima edición, puesto que este curso lo ha vivido «de lujo, como siempre». «Esto nunca puede estar mal», explicaba, a fin de resumir el sentimiento compartido de toda la ciudad.