Todos los rostros del Watergate

Patricia de Arce (EFE)
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La detención de cinco individuos tras allanar la sede del Partido Demócrata en Washington hace hoy medio siglo fue el inicio que dio pie al destape de la mayor trama de espionaje y escuchas que forzaron la dimisión del presidente Nixon

Portada de ‘Time’ con el inquilino de la Casa Blanca rodeado de asesores señalándose entre sí y encerrados entre cables. - Foto: EFE

Woodward, Bernstein, Mitchell, Liddy, Felt... son imborrables. Hoy, 50 años después del escándalo Watergate, los nombres de sus protagonistas siguen en la memoria colectiva de Estados Unidos, aunque son muchos más los que tuvieron algo que ver con el caso que acabó con la Presidencia de Richard Nixon.

Son todos los hombres, pero también algunas mujeres. Cuando se cumple medio siglo del allanamiento a las oficinas del Partido Demócrata que desató aquella crisis, el país recuerda de muchas formas aquel momento. 

Libros, series de televisión, exposiciones ahondan no solo en los nombres más conocidos, como el del propio jefe de la Casa Blanca o Bob Woodward y Carl Bernstein -los periodistas del Washington Post que destaparon el escándalo-, también en muchos otros protagonistas, voluntarios o no, de aquel momento.

Los retratos de muchos de ellos cuelgan estos días en el Museo Nacional del Retrato de Washington, en la exposición Watergate: Retrato e Intriga, que repasa lo ocurrido.

Y es también, como recalca la comisaria de la muestra e historiadora de este museo del Smithsonian, Kate Clarke, un homenaje al periodismo, sin el cual el caso se habría quedado en un suceso aparentemente menor -el allanamiento de las oficinas del Comité Nacional Demócrata- sin consecuencias políticas. La revista Time dedicó numerosas portadas al Watergate, y algunas pueden verse. Son imágenes icónicas que definen muy bien a Nixon y a su cúpula en el Gabinete. Como si se tratara de la «guardia de palacio», así trabajaban los asesores y altos cargos del jefe del Gobierno, «aislado» y alejado de la realidad y de la opinión pública. La «guardia» la formaban el jefe de Gabinete, Bob Haldeman, el consejero de Seguridad Nacional Henry Kissinger, el fiscal general, John Mitchell y el asesor John Ehlrichman.

Todos menos Kissinger acabaron cumpliendo condena por conspiración y obstrucción a la Justicia. Otra caricatura que fue portada de Time e ilustra este reportaje, donde aparecen los asesores rodeando a Nixon y señalándose entre sí y rodeados a su vez por cables, muestra cómo hasta los más fieles dejaron de serlo cuando se vieron con el agua al cuello y optaron por delatar y acusar.

El drama de los Mitchell

De todos ellos, John Mitchell está considerado el cerebro del Watergate. Dirigió el comité de reelección del presidente y dedicó cientos de miles de dólares a numerosas operaciones ilegales, incluidos pinchazos telefónicos y micrófonos en las oficinas demócratas.

Otra de las portadas dedicada a Mitchell lo presenta en un busto hecho con una botella de lejía en el que se tapa la mano con la boca. No sería él quien dijera nada que dañara al jefe. Todo lo contrario que su esposa, Martha Mitchell, quien sabía mucho y tenía toda la intención de contarlo a la prensa. Primero se calló, pero no lo hizo después. Hasta el propio Nixon reconoció que, sin los testimonios de Martha Mitchell (otra garganta profunda), el Watergate se habría quedado en una anécdota.

Por otro lado, la leal secretaria de Nixon, Rose Mary Woods, quien «accidentalmente» -eso alegó- borró una conversación entre Haldeman y Nixon que habría demostrado que el presidente tenía conocimiento del intento de espionaje a las oficinas demócratas. Y por el otro la congresista Barbara Jordan, quien abrió el Comité que investigaba el Watergate con un apasionado discurso en el que pidió averiguar si el presidente había incurrido en una conducta «ilegal».

En un momento como el actual, cuando el Congreso investiga el asalto al Capitolio, «cualquiera puede pensar que ha habido momentos más oscuros». ¿Quién pone el límite al presidente? ¿Es el Congreso? ¿Es el pueblo? ¿son los medios?