Paseantes a favor, conductores en contra

I.E.
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Quienes cruzaban en coche el Arco de San Martín se resignan pero ven incómodo el desvío

Un conductor se veía obligado este jueves a girar hacia Santa Águeda al toparse con el Arco de San Martín cortado. - Foto: Valdivielso

Diversidad de opiniones en los primeros días de la clausura al tráfico, que será definitiva, del Arco de San Martín. Entre quienes lo atraviesan a pie, hay una mayoría que se muestra a favor del cierre y de preservar el patrimonio. Entre los conductores que a menudo lo atraviesan en coche todos están a favor de proteger el monumento, pero un buen número no ve con buenos ojos que se restrinja la circulación, porque «en el rodeo sí se pierde tiempo, sobre todo cuando el trayecto entre el casco alto y San Pedro de la Fuente ha de hacerse varias veces al día». Es el caso de Miguel Ángel, un vecino de Burgos que advierte de que con estas decisiones «se generan muchas incomodidades a la gente del centro», donde el vive. Vaticina que se producirán «atascos a horas punta en Martínez del Campo», la calle en la que desemboca Santa Águeda, el vial alternativo que han de tomar los conductores con el cierre del arco. Aunque está de acuerdo con que hay que dar un buen trato a nuestra historia, afirma que la prohibición se podía haber limitado «a furgonetas y camiones, que son los que más daños pueden provocar».

Los vecinos que se mueven a pie por la zona agradecen la medida que ha tomado el Ayuntamiento. Enrique, que suele pasar por San Martín en sus paseos matinales, explica que «no se puede hacer la vista gorda con el deterioro que sufre el arco». También es cierto, afirma, que el Ayuntamiento debería «rehabilitarlo y ponerlo en valor junto a la muralla». Inés, que acude al supermercado a San Pedro de la Fuente, está encantada, «porque las aceras bajo el arco son muy estrechas y los coches prácticamente te rozan cuando pasan a tu lado».

Raúl, otro conductor, entiende que hay que conservar el patrimonio pero al mismo tiempo indica que él «no» atraviesa San Martín «por gusto», lo hace «por obligación» y «para no perder el tiempo» en otros trayectos. Diego, que también pasa por la zona de forma habitual con su automóvil, asegura que los dos minutos que se pierden en tomar la ruta alternativa «son asumibles». La decisión está tomada y no hay vuelta atrás. El Ayuntamiento todavía tiene que decidir cuándo lo rehabilita.