Alfredo Scalisi

Plaza Mayor

Alfredo Scalisi


La canción más hermosa del mundo

23/11/2022

No había mucho entusiasmo en la sala 5 del Van Golem tras la proyección de Sintiéndolo mucho, la mirada que León de Aranoa ha fijado sobre Joaquín Sabina. Para mí, el retrato realizado sobre el autor de tantas canciones inolvidables llenas de sentimiento, profundidad y belleza, es todo un acierto. El documental abandona la tónica habitual de estos productos (entrevistas rutinarias, opiniones y canciones mezcladas de manera aleatoria) para ofrecernos retazos, colocados con orden y significado, de la aventura vital de un artista que crea, sufre, ama, recuerda, llora, ríe, siente y naturalmente canta.

En las horas previas a salir al escenario, vemos el rostro de un Sabina lleno de pánico, sus vómitos producidos por la angustia… Pero también asistimos a sus momentos de borrachera feliz mientras canta rancheras, o la satisfacción en su proceso creativo al conseguir rimar un verso.

La emoción no falta en la cinta y surge en determinadas secuencias, como cuando el protagonista lee unos versos que su padre, otro poeta con quien tuvo una conflictiva relación, le dedicó con orgullo y cariño nunca confesado. Y también hay sitio para el drama con la sobrecogedora cogida de José Tomás, íntimo amigo de Joaquín, y que Aranoa monta en paralelo con la grave caída del cantante en el concierto del Wizink Center.

Sabina, en la vida y en su obra, busca y siente el amor, un amor desmedido: Y morirme contigo si te matas y matarme contigo si te mueres, porque el amor cuando no muere mata, porque amores que matan nunca mueren...Pero por otra parte lo desprecia: Amor se llama el juego en que un par de ciegos juegan a hacerse daño… Es más, como él mismo reconoce, le canta más al desamor que al propio amor. Quizá por eso le atraiga tanto el lado oscuro de la vida: También en el infierno llueve sobre mojado, lo sé porque he pasado más de una noche allí...

No puede faltar el tema del paso del tiempo, la llegada de la senectud: Siempre he querido envejecer sin dignidad, aunque al fusil no le quede ni un cartucho. Si el corazón no rima con la realidad, cambio de tercio sintiéndolo mucho… 

Al final, el director le pregunta si todavía podrá escribir, como siempre ha querido, la canción más hermosa del mundo. En su respuesta se puede encontrar el agridulce sentido de la película.