Buscan 25 familias de acogida para niños saharauis en verano

MARINA URIZARNA
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El programa 'Vacaciones en Paz', que trae a Burgos a menores desde los campamentos de Tinduf, se reactiva tras la pandemia. Hay 10 familias dispuestas pero necesitan muchas más

El verano de 2019 fue el último que los niños saharauis pudieron pasar en la provincia de Burgos. - Foto: Patricia

Solidaridad y humanidad, es el llamamiento que hace la Delegación Saharaui de Castilla y León para el programa 'Vacaciones en Paz'. Este proyecto lleva más de 30 años operando en España, y tras los dos años de parón provocados por la situación sanitaria retoma su actividad. En el año 2019, fueron 40 niños los que acogió la provincia de Burgos, y este 2022 se espera que la cifra se pueda igualar, aunque esta vez no son tantas las familias que se animan a acoger a los pequeños.

Mohamed Labat, delegado del frente Polisario de Castilla y León, explica que esta falta se debe a que muchos de los niños que venían repetían en las mismas casas, sin embargo ahora no cumplen las condiciones de edad al superar el límite. Los niños que vienen ahora son nuevos y tienen entre 7 y 8 años, es decir, nacidos en 2014. Las familias que hasta ahora habían recibido a los menores otros veranos no parecen dispuestas a repetir (tienen unas 10 confirmadas) por lo que necesitan por lo menos 25 más. Además, las subvenciones que reciben no son suficientes para cubrir el transporte desde el Sáhara.  

Durante los meses de julio y agosto, los niños que viven en campamentos de refugiados saharauis en las proximidades de Tinduf (Argelia) aprovechan para salir de los refugios, en los que viven en pésimas condiciones, llegando a superar los 50 grados a la sombra. Aquí ven el mar y la montaña, aprovechan para hacer chequeos médicos, pues muchos sufren anemia, mejorar el castellano, nutrirse de la cultura castellanoleonesa y sobre todo recibir el calor y el cariño de las familias que tanto ansían.

Durante los años de la covid, 2020 y 2021, los niños lo han pasado mal. Viven en campamentos con condiciones climáticas difíciles de soportar y, según afirma Mohamed, se encuentran más a gusto en España. Pese a no poder traer a nadie los dos veranos anteriores, la Delegación hizo un esfuerzo por poner en marcha un proyecto alternativo, unos campamentos de convivencia en el Sáhara en los que realizaron actividades diversas. Sin embargo, los niños necesitan el cariño que solo las familias pueden dar.

Este año son 6.000 niños los que quieren venir a España, pero la falta de hogares hará que muchos de ellos tengan que esperar a 2023 y, aunque no cumplan el requisito de edad, serán los primeros en la lista para acudir. En otras comunidades existen alternativas para los niños que no encuentran familias y se pueden quedar en España a través de albergues solidarios. Por desgracia en Castilla y León no existe esta opción, Burgos tiene casi cubierta la asociación a través de un convenio con el Ayuntamiento, pero de la Junta reciben poco y no lo suficiente para sufragar alternativas para los menores que no pueden ser acogidos, que se quedan en los campamentos saharauis. 

La Delegación Saharaui de Castilla y León desea que los niños vengan porque el ambiente familiar es muy beneficioso para ellos, además no solo acuden a España, sino que también van a Francia, Italia y Alemania, entre otros. Ahora, la situación en los campamentos ha mejorado y Mohamed espera que cada vez sean más familias las que se animen a acoger, pues es una experiencia beneficiosa para amabas partes, ya que a través de los niños y niñas se da a conocer la situación de un pueblo exiliado y refugiado a esperas desde hace más de 40 años de que se cumpla la legalidad internacional.