Carmen Hernando

Desde la campiña

Carmen Hernando


Lo que nos une

18/11/2022

Durante la época en la que yo era concejala del Ayuntamiento de Burgos, solía asistir a la misa mayor de las fiestas de San Pedro y San Pablo en la Catedral en representación de la Corporación Municipal. Pues bien, una de esas veces, el sermón pronunciado por el arzobispo de Burgos me causó tal impresión que me vi impelida a hablar con él. Y es que, si mal no recuerdo, hablaba de los católicos como mártires perseguidos por el gobierno socialista de aquel entonces y otras lindezas del estilo.

Como es propio de mí, no me anduve con rodeos. Fui a su encuentro, y en un tono conciliador le dije que no estaba de acuerdo con su sermón, y que, además, no veía la necesidad de ahondar en las diferencias de los ciudadanos, cuando este tipo de ocasiones representaban una oportunidad única para hacer precisamente todo lo contrario: destacar los anhelos que nos unen y animarnos a trabajar juntos para lograrlos. Él me agradeció la sinceridad y contestó a modo de consuelo (sic) que no tenía una inquina especial a mi grupo político, puesto que había también mucho que reprochar a los partidos de derechas, como por ejemplo que no hubiesen aprovechado sus gobiernos para derogar ciertas leyes, como la del divorcio.

Tras esta edificante conversación, volvimos a la Catedral para la Ofrenda Floral. Observé con inquietud cómo volvían a pasarle el micrófono al arzobispo, y cuál no fue mi sorpresa cuando le escuché hablar de generosidad y esperanza. 

Esta historia acabó bien, pero lamentablemente, y aunque no es lo habitual, este tipo de situaciones siguen ocurriendo: párrocos con vocación política que se aprovechan de su situación de preeminencia, de la imposibilidad de réplica en las homilías y de la buena educación de los fieles para sembrar odio y alimentar los extremismos. Hace poco, una amiga mía católica me narraba una situación similar en la que se vio obligada a sacar a sus dos hijas de otra iglesia de Burgos, a mitad de la misa, para evitar que siguieran escuchando barbaridades sobre el derecho al aborto.

Cuánto mejor nos iría si dialogáramos más y nos centráramos en lo que nos une en vez de en lo que nos separa.