"Hemos notificado 870 sanciones. Nadie piense que librará"

H. JIMÉNEZ
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Pedro Luis de la Fuente cumplirá dos años como subdelegado del Gobierno y en las últimas semanas ha gestionado, como máximo representante del Estado en la provincia, la peor crisis sanitaria en un siglo

El subdelegado, en la terraza de la sede del Gobierno de la calle Vitoria. - Foto: Valdivielso

Antes de iniciar esta entrevista, el subdelegado pide expresamente un recuerdo para los fallecidos en la pandemia, porque afirma tener «un desgarro por estar sintiéndolo especialmente de cerca. Son unos cuantos los padres de amigos que han fallecido en esta situación y estoy viviéndolo de primera mano», asegura.

¿Cómo recuerda las primeras semanas de la crisis? ¿Tuvieron la sensación de sentirse desbordados?

No, nunca he sentido eso. En Castilla y León somos nueve subdelegados y un delegado muy bien avenidos con una fuerte sensación de equipo. Además estoy muy bien rodeado aquí en la Subdelegación de un equipo que tiene mucha experiencia, muchos años a la espalda y probada eficacia.

Pero ninguno había vivido nada parecido ni comparable.

Efectivamente, esto es un estado de alarma que implica a toda la ciudadanía y a todos los sectores, pero no he tenido sensación de desbordamiento porque hay mucha inteligencia detrás de la institución y del resto de compañeros.

¿Cuándo fue el momento en el que se dio cuenta de que la situación se iba a poner fea?

Quizás el jueves previo al fin de semana en el que se decreta el estado de alarma, o incluso el miércoles, ya vimos que iban a cambiar muchas cosas. Aquel fin de semana lo pasé en la Subdelegación y llevo ocho fines de semana viniendo los sábados y los domingos, sin descanso de nada como tantos ciudadanos. Del despacho a casa y volver, está resultando muy pesado.

Hay gobiernos autonómicos que se han enfrentado al central por la desescalada. Aquí de momento es la Junta la que marca el ritmo y el Gobierno lo acepta. ¿Eso le permite a usted estar más cómodo y colaborar mejor?

Le diría que no. La elección de las zonas básicas de salud como unidad territorial de actuación complica la gestión. Tenemos un territorio con diferentes fases, unas son una isla, otras colindantes, y todo bajo las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad porque además tenemos a las Policías Locales a nuestra disposición. Todo eso crea más casuística, más perímetros de control… Tenemos una provincia grande en todo. Tantísimos núcleos habitados, kilómetros de carreteras, ecosistemas diferentes, maneras diferentes hasta de entender los huertos, con lo que se multiplican los casos. Y somos colindantes no solo con muchas provincias sino con otras comunidades autónomas y eso le da una gran complejidad. Pero por suerte somos una sociedad madura, nos estamos entendiendo bien entre administraciones y la coordinación va como la seda.

¿Cree que desde el punto de vista sanitario esas zonas de salud son un criterio correcto para la desescalada, en lugar de la provincia?

Bueno, yo ahí no puedo entrar. Eso corresponde más a un ámbito estrictamente sanitario. Pero la gestión administrativa es complicada, fíjese qué diferencia con el País Vasco que funciona como una provincia única.

El viernes supimos que se habían impuesto 7.321 sanciones por parte de todas las fuerzas de seguridad en la provincia. ¿Con ese dato se puede afirmar que ha habido un comportamiento ejemplar de la ciudadanía, como tantas veces hemos oído?

Es imposible sacar de un dato cuantitativo una valoración cualitativa cuando no hay elementos de comparación. ¿Es mucho o es poco? La impresión de aquellos que entiende de esto es que hemos sido unos ciudadanos responsables. A las pruebas me remito. El comportamiento de la provincia de Burgos en contención del virus ya tiene datos, que es la mejor de la Comunidad Autónoma. Solo un 5% de la población está contagiada, aunque eso quiere decir que todavía tenemos mucho que andar y ese porcentaje es una bifaz que tiene dos lecturas. Casi todo lo que nos está pasando en esta pandemia tiene dos lecturas. Los datos, las realidades… todo tiene una visión positiva y negativa, la libertad y la seguridad, la salud y el empleo. Tenemos que ser muy inteligentes porque ninguno de nosotros podemos agarrarnos a una sola de esas banderas, ya que serán las dos las que nos conduzcan a un punto de equilibrio.

Ahora llegará el momento de tramitar esas denuncias. ¿La administración tendrá capacidad para hacerlo o se quedarán en el limbo?

Mire, para que nadie piense que la autoridad se ejerza en balde o que se va a librar y siga reincidiendo le diré que estamos batiendo récords. En esta Subdelegación ya hemos iniciado más de 1.800 expedientes y con lo difícil que es notificar en estos tiempos ya llevamos 870 y tantos. Algunos de ellos incluso están siendo ya pagados. Es muy peligroso amagar y no dar cuando estamos hablando de instituciones tan serias como la Policía Nacional y la Guardia Civil, y le aseguro que no es nuestro juego.

¿Destinar tantos efectivos a los controles del estado de alarma ha obligado a descuidar la seguridad ciudadana, confiando en que tampoco estuvieran ‘los malos’ en las calles?
Es que no los había. Es curioso cómo han evolucionado las denuncias de los delitos comunes. El confinamiento ha hecho que bajasen drásticamente y así me lo han transmitido día a día tanto el comisario de la Policía Nacional como el teniente coronel de la Guardia Civil. Y una prueba de que volvemos a la normalidad es que tenemos un índice de delitos comunes que se empieza a acercar de nuevo a los parámetros de un mes habitual.

¿Desde el Gobierno se ha optado por una política de comunicación demasiado optimista en lugar de realista, ocultando en cierta medida el dolor y el sufrimiento?
(La entrevista completa, en la edición impresa de Diario de Burgos de este lunes)