Óscar Esquivias: "La realidad tiene giros de mal guionista"

ANGÉLICA GONZÁLEZ
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El 26 de mayo llega a las librerías 'Alguien se despierta a medianoche. El libro de los profetas', la nueva obra de Óscar Esquivias, elaborada junto con el dibujante Miguel Navia. El 2 de junio estará firmando ejemplares en la Feria del Libro

Esquivias, en un rincón de su casa. - Foto: Juan Lázaro

A punto de cumplir 50 años -"los hago el 28 de junio, víspera de San Pedro y el día del Orgullo"- y en plena forma, seguramente porque es de los que piensan que lo mejor está por llegar, el escritor y columnista de este periódico Óscar Esquivias (Burgos, 1972), premio Castilla y León de las Letras y de la Crítica de Castilla y León, presenta una nueva obra de título profundamente seductor, Alguien se despierta a medianoche. El libro de los profetas (El Reino de Cordelia) Se trata casi de un libro-joya, una producción espectacular en la que sus textos, siempre tan perspicaces y profundos desde una sencillez estilística que solo es aparente, pasean del brazo con las apabullantes ilustraciones de Miguel Navia, que entre otros galardones tiene el Premio Feroz al mejor cartel de cine por el que dibujó para la película El crack Cero, de José Luis Garci. El libro de los profetas, como lo llama el escritor por resumir y porque fue el primer título que de manera informal colocaron a este proyecto sus autores, estará en las librerías a partir del jueves. Y una semana después, el 2 de junio por la tarde, lo firmará para sus lectores en la Feria del Libro de Burgos. La presentación más formal se realizará, probablemente, después del verano.

¿Qué es exactamente Alguien se despierta a medianoche. El libro de los profetas?

Uno de los libros más originales que he hecho nunca porque se trata de una edición ilustrada, lo que no significa que los textos nacieran por una parte y luego el ilustrador los plasmara en imágenes. Es un libro en el que texto e imagen han ido naciendo a la vez. Todo empezó después de que el editor Jesús Egido me pidiera un prólogo para un libro de Miguel titulado Chueca, en el que plasmaba en imágenes el barrio donde había vivido desde su niñez y al que ahora ha vuelto. Se ve que el sodomita más cercano que tuvo fui yo (risas) y así conocí a Miguel, nos hicimos amigos y me comentó que tenía la idea de construir un proyecto con una serie de láminas que tenía terminadas, procedentes de diversos trabajos y que no sabía qué hacer con ellas. Cuando las vi pensé en el don especial que tiene para dibujar ciudades, a las que plasma con una perfección y una suntuosidad escenográfica tremendas, unas vistas urbanas llenas de personajes que parecen perdidos, angustiados o enfadados. Le dije que a mí me recordaban a las ciudades bíblicas como Nínive o Babilonia, llenas de personajes que parece que tienen dentro una verdad incómoda y a quienes los demás consideran unos chiflados o gente incómoda. Y él se dio cuenta de que era verdad.

¿Ahí comienza el proyecto?

Sí, porque dijimos ¿y si hacemos juntos una especie de Biblia contemporánea, actual, inspirándonos en estos personajes? Y nos pareció una buena idea. Así que con esas imágenes que tenía escribí los cuentos que iban a acompañarlas. En ese tiempo visitamos Burgos porque queríamos que estuvieran presentes las ciudades en las que los dos habíamos crecido y hay dos ilustraciones maravillosas, una de Miraflores y otra de Gamonal, un poco oníricas. Aparecen también Bilbao y Valladolid y lo que hicimos fue inventar historias con un componente bíblico, recrear episodios que nos divertían como el de Jonás o el del diluvio universal y Noé.

¿El título tiene que ver con lo oníricos que resultan algunos de los dibujos?

No. Fue un poco más azaroso. Cuando empezamos a trabajar, entre nosotros lo llamábamos El libro de los profetas y al entregárselo al editor no le pareció un título nada atractivo ni comercial y nos pidió que pensáramos otro. Me acordé de una obra del compositor Mendelssohn, un oratorio sobre el profeta Elías, parte de cuya historia aparece recreada en la obra. En su libreto se puede leer: "Alguien se despierta a medianoche..." y me pareció muy poético porque, además, en la Biblia se dice en varios momentos que Dios está más presente por la noche, y en uno de los Salmos, que Dios por la noche besa el corazón de los fieles, que esa es otra historia que también recreamos... Esa idea de que alguien se despierta a medianoche en ese estado de duermevela y de percepción modificada, de estar en este mundo y, a la vez, en otro más onírico, nos pareció muy bonita.

Entiendo que no se trata de nada de carácter teológico.

No, para nosotros es un libro literario y onírico, en ningún caso teológico y planteado desde una perspectiva puramente artística.

¿Cómo ha de ser la relación entre dos artistas para trabajar a cuatro manos -usted ya lo ha hecho en anteriores ocasiones con Asís G. Ayerbe- y que todo encaje y acabe de la mejor manera posible?

Tiene que haber mucha afinidad personal y artística y eso con Miguel y con Asís, que es con quien más he trabajado, sucede. Cuando dos artistas de dos campos diferentes están pensando en lo mismo como que se alimentan el uno al otro porque estás como deseando darle al otro ideas o recibir propuestas y matizarlas, mejorarlas... y así ha sido con Miguel. Sus imágenes me inspiraban mucho y mis textos, por lo visto, a él también.

¿Le inspira la Biblia?

Claro, es una de las fuentes de inspiración más importantes del mundo occidental desde siempre; por ejemplo, si uno no conoce bien la Biblia entra en la Catedral y no entiende absolutamente nada. Miguel y yo hemos querido estar en esa estela de artistas que han querido interpretarla a su modo, en este caso con muchísima libertad.

¿Cómo sería su contenido si se hubiera escrito hoy?

Creo que en el libro está la respuesta. La Biblia es un libro, sobre todo, narrativo y poético, no es -en lo fundamental- teológico ni doctrinal, lo que hace es contar el mundo a través de historias de una forma mítica. Y nosotros, modestamente, hemos recogido este espíritu narrativo y poético.

¿Es usted más del Antiguo o del Nuevo Testamento?

Los dos me gustan mucho aunque el Dios del Nuevo Testamento es mucho más simpático. La Biblia se va dulcificando, y, sobre todo, los Evangelios presentan una idea de la divinidad más amable, más humana, empezando porque el protagonista es el propio Dios encarnado en una de esas personas, y eso lo hace más atractivo que el Antiguo. De todos modos, la Biblia es una multitud de libros, toda una biblioteca, y es muy contradictoria, algo que hemos querido que aparezca, que no hubiera una única imagen de la divinidad como un solo bloque sino muchas manifestaciones que nos dan esa multiplicidad de interpretaciones que la humanidad ha hecho a lo largo del tiempo sobre cómo pueda ser Dios, una visión poliédrica en la que no es lo mismo el Dios del Cantar de los Cantares que el del Apocalipsis.

En una reseña de la propia editorial se dice que usted en este libro "indaga en el dobladillo de la realidad". ¿Qué se ha encontrado allí?

Eso me hizo mucha gracia, lo escribió el editor. Tiene que ver con eso de mostrar algo que está oculto, como cuando uno mete la mano en una chaqueta que no se ha puesto hace tiempo y encuentra monedas o papeles con mensajes que no esperaba. Sí me gusta pensar que en este libro uno saca cosas ocultas, es un libro en el que la imaginación está muy presente. Y, al fin y al cabo, la labor de cualquier artista es convertir el mundo común y corriente en el que vivimos todos en una realidad que a otros quizás les pasa desapercibida.

¿No tiene la impresión de que es un libro muy adecuado para estos tiempos que tienen algo de apocalíptico con pandemias, guerras y ahora la viruela del mono?

Cierto, y esto último parece la ocurrencia de un guionista en horas bajas, creo que si como idea apareciera en una mesa en la que se está trabajando un guión se hubiera desechado por inverosímil. La realidad tienen giros de mal guionista. Nuestro libro, aunque es muy nocturno y Miguel tiene mucho amor por las escenas lluviosas y por los personajes atormentados, creo que es luminoso porque en el afán de reinterpretar mitos muy asentados -y no hay otro más asentado que el del Apocalipsis, el día de la ira y del fuego- creo que nos ha quedado un Apocalipsis más simpático.

¿Son buenos para la literatura estos momentos tan convulsos?

Lo importante para un creador no es tanto lo que pasa fuera de él como lo que ocurre dentro y su capacidad de contarlo. La creatividad depende más de la actitud que tenga la persona, el artista, que de lo que suceda fuera de él . Te pueden pasar cosas tremendas y ser aniquiladoras de tu creatividad. A veces es mejor que no tengas emociones muy fuertes porque te pueden anular: alguien puede comprender el dolor de perder un hijo o un hermano sin pasar por esa experiencia e igual, si la pasas estás incapacitado para contarla. Una persona puede viajar al país más exótico del mundo y volver sin que nada le haya estimulado pero ir a la feria de tractores de Lerma, volver emocionado y construir una historia tremenda.

Parece que la gente ha leído mucho en pandemia y que las editoriales han remontado. ¿Piensa que es algo que se quedará?

Creo que sí porque quien descubre el placer de leer no lo abandona, es como quien descubre el placer del sexo, si luego renuncias a él te estás privando de algo importante. A veces la vida, tal y como está planteada, nos aleja del placer de la lectura, que necesita silencio y reposo y esto no es algo que siempre se consigue. Y si alguien ha descubierto lo placentero que resulta leer, se va a esforzar por encontrar ese tiempo de placer en su vida como lo encontramos para enamorarnos o para hacer las cosas que nos gustan de verdad. Hay gente que se ha incorporado ahora a la lectura y un lector ganado, un lector que ha encontrado un libro que le ha tocado el corazón, va a seguir buscando otro que le transmita esa misma intensidad.

Sabe que tiene a muchos lectores esperando su próxima novela...

Pues es una novela que está resultando muy contestona y que no se deja domar pero, a la vez, es una historia tan bonita que me resisto a abandonarla. Podría decir... ¡bueno, me dedico a otra cosa! pero sigo pensando en ella y escribiéndola. Tengo mucha pena de que Almudena Grandes haya muerto sin conocerla porque estaba muy pendiente y siempre me preguntaba por ella y me reñía.