10 años llevando internet por las ondas

A.C. / Medina de Pomar
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La llegada de la fibra al medio rural resta clientes a la medinesa Wifinor, que apuesta por el sistema WiMAX sin cables y por radiofrecuencia, pero crece con nuevos proyectos para dar conectividad a parques eólicos y fotovoltaicos o a empresas

El emprendedor Daniel Ruiz-Bravo ante el nodo del Alto de Rosales con multitud de antenas. - Foto: A.C.

Hace diez años, un jovencísimo emprendedor, Daniel Ruiz-Bravo, que por entonces contaba con 31 años de edad, lo apostó todo al WiMAX, un sistema de transmisión de datos de internet a través de ondas de radio, capaz de llegar a los lugares más recónditos. Entonces no era un órdago, sino una jugada ganadora en medio de un panorama desolador en muchos pequeños pueblos del medio rural que carecían de internet de calidad. Ahora, las ayudas europeas, estatales y regionales han hecho posible un enorme despliegue de fibra óptica en el medio rural, pero Daniel Ruiz-Bravo sigue confiando en su proyecto y llegando donde para otros es imposible.

Ocho parques eólicos de Burgos y Palencia tienen conectividad de internet, imprescindible para el control remoto del funcionamiento de los aerogeneradores, gracias a esta empresa. En muy poco tiempo sus servicios de WiMAX llegarán a quince parques eólicos de Soria y un parque solar fotovoltaico en los alrededores de Logroño. Ruiz Bravo ve su tecnología como una baza para que internet alcance los alejados parajes donde se van a instalar numerosos proyectos de renovables en los próximos años.

Cuando comenzó a servir internet a amigos y familiares en 2013 apenas solo había montado el nodo de Rosales, a mil metros de altitud. En 2014 comenzó a comercializar sus servicios con nueve nodos distribuidos por la comarca y las cercanías de Burgos. A comienzos de 2020 contaba con 32 nodos o repetidores, donde instala las antenas que lanzan los datos a través de las ondas. Pero en la actualidad ya suma 85 repartidos por Burgos, Palencia, Cantabria, Soria y pronto La Rioja. Los mayores despliegues los tiene en Burgos, donde da cobertura al 90% del territorio, y en Cantabria, donde llega al 80%, según sus cálculos.

El último temporal fue una dura prueba. El último temporal fue una dura prueba. - Foto: DB

La compra de la firma cántabra ITM en 2020 fue la que amplió exponencialmente su presencia en esta región, pero también sus problemas, ya que se encontró con unos equipos que necesitaban ser renovados y que le han conllevado fuertes inversiones. En 2014 arrancó la comercialización de sus servicios con 30.000 euros en equipos. Una década después, Ruiz Bravo calcula que ha invertido ya 600.000 euros en tecnología sin sumar el coste de las incontables horas que él y su técnico han dedicado al montaje. Con ellas, el valor invertido roza el millón de euros.

Comenzó solo y durante muchos años reinvirtió el 90% de lo que ganaba en mejorar sus equipos. Sigue destinando la mayor parte de sus ingresos a esa misma finalidad, ahora obligado a competir e igualarse con la fibra y otras tecnologías, con más megas de velocidad. Pero ya ha creado dos empleos y si la fiscalidad y los costes salariales no fueran tan altos crearía más, sin duda. Esta primavera, abrirá al público una tienda en Medina de Pomar y también subcontratará servicios comerciales.

Si no puedes con ella, únete. Esa ha sido otra de las ideas de Ruiz Bravo, que ofrece a las empresas servicios de backup o respaldo a su fibra, para que en caso de que haya una incidencia o una avería que les deje sin conexión a internet, siempre lo tengan garantizado con una segunda vía de entrada de internet en la empresa, el WiMAX. El proyecto piloto ya está en marcha en las instalaciones de UVESA en el polígono del Monte de la Abadesa, de Burgos. Pero Wifinor ha pensado en el mundo empresarial y ya puede dar servicios en todos los polígonos de Burgos.

Renovables contra los cortes de electricidad de los temporales
Solo la nieve, las tormentas y los elementos pueden ponerle las cosas difíciles a los equipos de WiMAX, porque en momentos de clima extremo se producen cortes del suministro de electricidad en las elevaciones de 1.000 a 1.500 metros de altitud donde se ubican. En el último temporal, quince de sus torres fallaron a la vez. «Este año ha sido terrible», resume Ruiz Bravo.

Para mantener los equipos activos cuenta con generadores de gasolina y baterías de 250 amperios. Pero ya está poniendo en marcha nuevas soluciones que den más resiliencia a los repetidores e incluso total autonomía mediante la instalación de placas solares y un pequeño aerogenerador eólico, que evite la dependencia de las líneas convencionales de suministro de electricidad.

Cada una de sus 85 torres precisa de un mínimo de 15 clientes para resultar rentables. Una veintena son deficitarias, al dar servicio a menos. Los pueblos recónditos se despueblan y muchos de sus vecinos llegan a edades bastante alejadas de internet, lo que resta clientes. Pero este emprendedor «las mantiene, porque no quiero fallar a ningún cliente». Y si nieva las atiende con la misma dedicación. En el lado contrario, una de sus bazas son los servicios de fines de semana, quincenas o meses sueltos sin cuota de mantenimiento de ningún, algo que le procura un alivio cuando llega el verano y los pueblos se llenan de vida. Entonces, sus clientes también se elevan hasta un 50%.