A los que somos de letras lo de las cuentas siempre se nos da mal, por no decir lo de las ecuaciones, eso sí que es difícil. Por eso pido ayuda a los de ciencias para resolver estas ecuaciones que a ellos les pueden parecer ingenuas. Primera: Si una enfermera, pongamos que una de las del hospital de campaña contra la Covid del IFEMA de Madrid, se pone una mascarilla FP2 cada día, cuántos años tardará en ganar 55.850 euros. Segunda: Si un parlamentario dimite de su cargo, y emplea el tiempo que le queda libre en buscar trabajo, cuánto tarda en encontrarlo en, pongamos, Iberdrola o Telefónica. Tercera: Si un partido político saca en las elecciones, pongamos, 380.000 votos, y la abstención es más o menos 700.000, ¿cuánto nos cuesta cada escaño a los electores?

A mí las tres me dan lo mismo: infinito menos uno, que es lo que nos salía en los problemas de mates del instituto cuando no entendíamos bien las ecuaciones. Aunque, desde mi pensamiento de hombre de letras, el resultado de las tres ecuaciones es evidente: los partidos políticos ya no sirven para lo que se les encomienda, no valen ni siquiera para resolver las ecuaciones políticas que se montan entre ellos, cuanto más las nuestras. Y no es que, como suele decirse, todos los políticos sean malos, que no lo son, es que algunos parecen ser de letras y por eso se hacen tanto lío con las cuentas, o confunden los votos recibidos con el tamaño de su ego, los encargos públicos con las prebendas privadas, y los programas con las componendas.

Pero en realidad no es solo un problema de ciertas personas políticas, es que los partidos son instituciones antiguas y obsoletas que ya no sirven para representar y resolver los interrogantes de las ecuaciones públicas. Hace falta un nuevo sistema de representación democrático más ágil y veraz, que no dependa de campañas propagandísticas y elecciones apáticas, ni menos aun de partidos políticos cuya mayor ocupación es la partitocracia y el maquiavelismo. Aunque me temo que como idear y activar ese sistema depende de los propios políticos, va a ser tan difícil de resolver como una ecuación complejísima, de esas que a los de letras nos daban infinito menos uno, pero que a ellos les sale infinito más las dietas o, a los más listos, infinito más la comisión.