«El Museo de Burgos está colapsado. Necesitamos más espacio»

I.L.H.
-

ENTREVISTA |Nacida en Bilbao en 1958 y de formación arqueóloga, Marta Negro lleva vinculada a la ciudad cuatro décadas, el tiempo que ha formado parte de la plantilla del Museo de Burgos de la que ayer se jubiló. Desde 2009 ha ejercido como directora

Marta Negro Cobo, directora del Museo de Burgos hasta ayer. - Foto: Alberto Rodrigo

Este viernes ha concluido para Marta Negro una trayectoria de 40 años en el Museo de Burgos, donde entró como becaria en 1983 y se jubila en el cargo de directora. La arqueóloga y conservadora vivió ayer su última jornada laboral con la espinita de no haber conseguido ver ejecutada la ampliación del museo. Le sustituirá en el cargo Luis Araus, en cuanto se convoque la comisión de servicios y después deberá haber un concurso de traslados. Negro dice adiós a una fructífera etapa con proyectos en marcha, como la publicación de un libro sobre las familias de mercaderes de Castrojeriz, trabajo que realizará documentándose con los fondos de Castromúgica y los Gallo, donados a la Fernán González, y en colaboración con René Jesús Payo.

Han sido cuarenta años en el museo. ¿Qué pasa en estos momentos por su cabeza?
Que no sé si me voy a hallar sin el museo. Son cuarenta años dirigiendo mis pasos  todos los días a este centro porque es el único sitio en el que he trabajado. Es una sensación agridulce: tengo ganas de descansar y a la vez siento mucha pena porque siento al museo como un hijo, que no sé si eso es bueno o malo.

Un hijo que ha crecido pero no lo suficiente... que no ha seguido los pasos que se esperaban de él.
Sí, me hubiera gustado irme dejando al museo en mejores condiciones, que el plan de ampliación que se hizo en 2008 hubiera salido adelante. Tenemos tres solares; colecciones magníficas que no podemos mostrar por falta de espacio; se han activado las donaciones -cosa que no ocurría cuando yo entré- como las de Luis Sáez, Maese Calvo o Rufo Criado, y las excavaciones arqueológicas de la provincia han dado hallazgos espectaculares. En este momento el museo tiene una necesidad absoluta de ampliar exposición y, sobre todo, de ampliar almacenes. Estamos colapsados.

Marta Negro Cobo, directora del Museo de Burgos hasta ayer.Marta Negro Cobo, directora del Museo de Burgos hasta ayer. - Foto: Alberto Rodrigo

¿Han solicitado ese espacio extra?
Me he recorrido todas las administraciones y no lo he conseguido. En este momento el museo tiene tres almacenes externos, que prefiero no decir dónde están por cuestiones de seguridad. No llevamos allí, por supuesto, las piezas más importantes ni las colecciones fundamentales. Son restos líticos, escudos, tumbas... Pero tenemos tantísimo de todo..

¿Qué porcentaje hay en esos almacenes externos?
Expuesto en el museo no tendremos más del 30% del contenido. Y en esos almacenes hay bastante.

¿Cuánto?, ¿el 50%?
Por lo menos.

No he tenido pelos en la lengua y me han dado muchas tortas por ello, pero estoy contenta. Para defender el patrimonio hay que pegarse» 

¿Qué espacio se necesita?
Mucho. Doblar el almacén actual. Eso es algo que con la ampliación se subsanaría porque en el proyecto preveíamos un sótano entre dos de los tres solares: casa Melgosa y cine Calatrava (el tercero es la residencia de las monjas). Eso nos daría capacidad para tener las cosas en orden.

Entiendo que esos espacios necesitan de unas condiciones concretas.
No si lo que se lleva allí son piedras o piezas que no necesitan de una humedad y temperatura constante. Los cuadros, por supuesto, están aquí. Las piezas importantes se conservan en la caja fuerte y las más señeras no se mueven. Hablamos, por ejemplo, de fauna, algo que por otro lado cuando yo entré no interesaba a nadie. Ahora, con las nuevas técnicas de análisis, se estudia lo que comían los humanos, lo que no, cómo lo comían, qué especies se cocinaban, cuáles se consumían... Ese material está hoy en día muy reclamado por los investigadores.

¿Cuántos proyectos de investigación tienen vinculados al material del museo?
Calculo que habrá más de una veintena al año. 

Hay un debate sobre si es mejor excavar (con la destrucción que supone y la falta de espacio a la que alude) o no excavar determinados yacimientos. ¿Qué opina?
La investigación científica tiene que seguir y la excavación en principio no está mal. Lo que suele traer más problemas es la arqueología de urgencia, la que va ligada a las grandes obras de infraestructuras: parques eólicos, autovías, grandes aparcamientos, promociones de viviendas... Esas mueven terrenos sí o sí. No entran dentro de un proyecto de investigación que se analizan poco a poco. Y también está Atapuerca, con 40 años de excavaciones, aunque la mayoría de esos fondos, es verdad, están ya entre el Cenieh y el Museo de la Evolución Humana.

Volvamos a repasar su trayectoria de la que los últimos catorce años ha sido directora. ¿Cuál es el mayor cambio que ha vivido en el centro?
Es que cuando entré en el 83 se estaba montando la última planta de la sección de Arqueología. No estaba adquirida la casa Angulo y no estaba montada la sección de Bellas Artes. Por eso Arqueología se ha quedado anclada en el tiempo.

La Virgen de las Batallas volverá en 2024 y espero que se queden las tablas del maestro de Miraflores»

Tengo entendido que es su área preferida. ¿Qué le hubiera gustado haber podido hacer allí?
Sí, soy arqueóloga de formación y es mi preferida. Me hubiera encantado hacer una remodelación con las tecnologías actuales, los nuevos conceptos de exposición, etc. Con lo que ha entrado en estos cuarenta años hemos actualizado algunas piezas, pero quería haberle dado una vuelta completa en el 2008, con la ampliación. El problema del museo es que es un edificio muy grande y necesita una inversión enorme, también en su mantenimiento.

Precisamente esa ha sido otra de sus luchas: el mantenimiento de unos edificios del siglo XVI a los que, como ocurrió, se les puede caer la medianera.
Sí, no me lo recuerdes. Menos mal que eso se arregló. Y acabamos de cambiar el sistema de calefacción de Arqueología, que databa del 83.

Ha habido momentos clave en el museo: la entrada de la Virgen de las Batallas, la Tizona, los relieves de Quintanilla de las Viñas... ¿De qué adquisición, entrada, donación... se siente más satisfecha?
Estoy muy contenta con la donación de Luis Sáez y Maese Calvo porque estuvimos años convenciéndoles de que el mejor sitio para salvaguardar su memoria era el Museo de Burgos. Somos la salvaguardia de la memoria y conservamos su herencia. También de los fondos documentales de Apellániz o el estudioso de la heráldica Dávila Jalón. Estoy enamorada de todas: la Virgen de las Batallas por supuesto; la Tizona nos ha abierto a las excursiones orientales; estoy muy contenta con las actividades y los cursos de arte...

El fondo de Luis Sáez se donó con la premisa de que en diez años tuviera un espacio digno y permanente. Como no ha habido ampliación del museo, ¿corre riesgo de perderse? 
No, porque hay una parte expuesta en la última planta del museo, siendo el pintor contemporáneo al que más espacio se le dedica. Evidentemente estará mejor cuando sea una realidad la ampliación.

¿Vaticina alguna fecha para que esas obras sean una realidad?
No. Fíjate, todas mis apuestas eran a que me jubilaba sin empezar y las estoy ganando. 2008 fue la fecha que lo vi más probable. De hecho pararon el proyecto en el boletín. Estaba todo listo, quedaba convocar el concurso del proyecto y la obra. Pero no llegó a publicarse por la crisis.

La falta de interés que tienen las administraciones por el centro es patente. No hace falta que lo diga yo»

Cuánto más tiempo pase, se necesitará una inversión mayor...
...Supongo. Pero es que la situación en la que está el Archivo Provincial es indecente. Cuando salga adelante ese proyecto, que va a la Concepción, al  Ministerio solo le quedaremos nosotros y seremos inevitablemente los siguientes. Confío.

El expolio, las ventas ilegales, los furtivos, los robos... tienen una visita guiada que hace hincapié en ese tema porque aún no nos queda claro de quién es la propiedad, como ocurrió con la pelea entre la Iglesia y la Junta por los relieves grandes de Quintanilla de las Viñas.
Para eso está la ley. Soy funcionaria y siempre he trabajado para que se cumpla. Nos guste o no. E igual que un juez dictaminó que los relieves tenían que volver a la ermita, también dice que todo lo que aparece en el subsuelo y que procede de la arqueología es un bien de dominio público y, como tal, tiene que estar custodiado por la administración. Y todo lo que sale ilegalmente o sin permiso de España (y da igual el motivo), cuando se recupera pasa a formar parte del Estado, del Ministerio de Cultura. Digamos que el propietario al que se lo han robado, por ejemplo, pierde la propiedad. 

Ha hablado de las actividades y recuerdo la de Domingo en el Museo, donde se explicaba una obra, como una de las mejores en mi opinión.
Vamos a volver con la pieza del mes, aunque no sé si antes o después del verano. Lo que nos pasó con esa actividad, lo digo de verdad, es que morimos de éxito porque algo que estaba pensado para un grupo reducido, llegó a atraer a 300 espectadores y había que hablar, a lo mejor, de una pieza diminuta que, con tanta gente, no se podía observar con calma.

Le ha tocado vivir una pandemia, difícil también de lidiar.
Impresionante. Yo nunca había cerrado el museo. No teníamos protocolo. El centro solo cierra seis días al año: las dos fiestas locales, en Navidad, Año Nuevo, Reyes y poco más. Es verdad que los técnicos seguimos viniendo porque había temas de conservación y alarmas y el museo  nunca estuvo solo. Pero cerrar el recinto mes y medio fue un shock.

¿Se han recuperado las visitas después de la covid-19?
Sí, hemos crecido incluso. En 2022 pasaron por el museo 25.500 personas. Y estamos satisfechos. Cuando cogí la dirección, en 2009, teníamos unas 16.000. 

Me hubiera gustado irme con la ampliación hecha. En 2008 fue cuando más cerca lo vi»

¿Es coleccionista de arte?
No, no tengo dinero -ríe-. A pequeña escala algo hay, pero como vivo rodeada, no lo echo en falta.

¿Si tuviera oportunidad de tener una obra del museo en su casa, cuál sería?
Una escultura de Malinas (Flandes), una santa Catalina del taller de Vigarny, del siglo XVIy de madera policromada, que procede del monasterio de Santa María de Vileña. 

Acuerdos como el de intercambiar temporalmente la Virgen de las Batallas, que pertenece al Prado, con alguna obra, ¿enriquece al museo o es contraproducente?
En este caso no teníamos opción y no me parece mal: querían restaurarla y exponerla. Nos propusieron traer las tablas del maestro de La Cartuja de Miraflores, que nunca habían estado en Burgos desde que salieron con la desamortización. La Virgen vuelve en 2024 y a mi me gustaría que las tablas se quedasen. El Prado no presta nada que tenga expuesto o le interese exponer, pero no es el caso. La 'mala suerte' es que tenemos piezas estupendas que están expuestas, como el cuadro de Las hijas del Cid, de Dióscoro de la Puebla, que me encanta...

¿Qué le ha dicho a Luis Araus, que se prevé le sustituya?
Que tenga paciencia, que se pelee a brazo partido y que no tenga problemas de enfrentarse con la gente.

Nunca ha tenido pelos en la lengua. ¿Tiene algo que decir ahora que se va?
No he tenido pelos en la lengua y me han dado muchas tortas por ello, pero estoy contenta. Para defender el patrimonio hay que pegarse. Defender la Catedral es muy fácil; defender una piedra en una vía romana o un trazado medieval es muy complicado. Loca es lo más fácil que te llamen. Y defender una ruina frente a intereses económicos, de explotación... es arduo. A mí no me dejaron pegarme por las escaleras de la fachada de la Audiencia. Y eso ha sido una atrocidad. No sé cómo pudo autorizarse. Hay que valorar y respetar el patrimonio porque he visto desaparecer cosas que jamás hubiera pensado. En cuanto al museo, no hace falta que diga nada ni que lo diga yo porque la falta de interés de las administraciones es patente. 

En 2022 pasaron por el centro 25.500 personas. Estamos en cifras prepandemia»