Un oeste herido busca resucitar

R.E. MAESTRO / Villaldemiro
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La pandemia obligó a cerrar el parque 'far west' de Villaldemiro, pero se confía en reabrirlo en el futuro aunque requiere importantes obras

Estado actual que presenta el parque temático Río Loco. - Foto: Alberto Rodrigo

Como aquel al que disparan y logra seguir en pie, aunque herido, el far west pegado a Villaldemiro busca levantarse del duro golpe que le ha causado la pandemia. Las casas de madera y los tipis han sufrido las consecuencias de dos años de cierre, donde el viento ha tirado algunos elementos, ha envejecido el campamento y la vida que tuvo el parque temático ha quedado enterrada en una de esas tumbas que posee el propio escenario. Sin embargo, el legendario oeste ubicado en el kilómetro 30 de la A-62 no quiere caer en el olvido y se pretende reactivar en cuanto finalice por completo la crisis sanitaria.

«Esperemos que todo vaya bien y podamos abrir para el año que viene», manifiesta Nieves, responsable de Río Loco. Recuerda que tenían gran cantidad de reservas de los colegios hasta que arrancó la pandemia, cuando se cancelaron todas. Desde entonces no han vuelto a la actividad. Se deberán acometer algunas obras para que este espacio vuelva a lucir y, aunque se baraja la Semana Santa de 2023, se prefiere no dar una fecha exacta de cuándo volverá a reabrir sus puertas la aventura salvaje en el oeste.

El fuerte viento durante este largo tiempo ha causado algunos destrozos que se deben arreglar, tales como telas, maderas o cartelería. Actualmente sí existe intención de retomar el proyecto de cara al futuro y, en principio, se prevé que llegue con las mismas actividades que se ofrecían hasta que cerró.

Además, la responsable de las instalaciones manifiesta que, aunque se van eliminando las restricciones por la covid y la mascarilla ya no resulta obligatoria en exteriores, para muchas actividades en interiores o en el propio bar aún se debe seguir llevando. Así, al considerar que tampoco se ajustaría demasiado al paisaje en el que se ambienta, se descarta abrir aún al público y se opta por esperar a que la normalidad se instale por fin de una forma completa.

El complejo de ocio y diversión cuenta con una zona que imita al Cementerio de Sad Hill, pero que en sus ocho hectáreas incluye actividades variadas para el entretenimiento como tiro al arco, tirolina, espectáculos de época o paintball. Aunque la mayoría de los usuarios eran niños, que acudían con sus colegios, también se adaptaba a jóvenes o grupos de amigos más mayores que buscaban en este punto burgalés un lugar para pasar la jornada. De hecho, entre la cartelería que hay en la entrada se puede comprobar que se ofrecía hasta una gran casa del terror.

Para la localidad de Villaldemiro, que cuenta con un centenar de vecinos, sí que significó un auténtico 'boom' al comienzo de abrir la instalación -en 2016- aunque luego tampoco tuvo tanta repercursión. El alcalde, Facundo Castro, dice que colaborarán si es bueno para atraer turismo pero aún no se han planteado tal aspecto.