Juan Manuel Pérez

Plaza Mayor

Juan Manuel Pérez


La política y la honorabilidad

27/02/2022

Es tal la cantidad de carne que necesita picarse a diario en tertulias y redes sociales, que hemos llegado a pensar que todo lo que está ocurriendo estos días en la política patria no lo habíamos visto antes. Y que bienaventurados sean los políticos de ayer, porque ellos heredarán la cordura. Decía la exvicepresidenta del Gobierno Soraya Sáenz de Santamaría, en la cátedra Monarquía Parlamentaria, que «ojalá llegue un día en que la política vuelva a ser vista como algo honorable». Nada dijo sobre cuándo y por qué se jodió el Perú. Y cuánta culpa tuvieron aquellos otros políticos -de los de antes- que también perdían el tiempo en navajeos con el compañero. No quiso hablar la vallisoletana sobre la profunda crisis del PP. Hubiera sido interesante, sobre todo para saber si desde su punto de vista los lodos de hoy tienen que ver con los polvos de ayer. Con la herencia que dejó Rajoy a los suyos y las descarnadas peleas que mantuvo ella misma con la ex secretaria general de su partido, María Dolores de Cospedal.

Lo de los tres tipos de enemigos -los enemigos a secas, los enemigos mortales y los compañeros de partido- no es un aforismo de estos tiempos. Viene de lejos. Se lo pueden preguntar los jóvenes a los veteranos. Alguno quedará que recuerde qué fue de la UCD o de otras formaciones que pasaron las de Caín por la lucha de egos y los juegos de tronos. Esto último tiene más que ver con la condición humana que con la política en sí. En todas las organizaciones, no solo en los partidos, los liderazgos débiles son detectados por aquellos que aspiran a mayores cotas de poder. En el caso de Pablo y Teo, su afán por controlar desde un despacho las ambiciones de una política que se ha ganado la devoción de la calle, solo ha demostrado falta de inteligencia y exceso de soberbia.