Omar Cook: el héroe de Atenas regresa a casa

CARMELO PALACIOS
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El base americano, autor de tres triples claves en la final de la Basketball Champions League ante el AEK, recuerda sus éxitos con el San Pablo Burgos antes de visitar el Coliseum mañana con el Zaragoza, en un duelo vital por la salvación

Sancho (i.) y Cook celebran el triunfo en Atenas. - Foto: Alberto Rodrigo

Hay actuaciones que quedan grabadas para siempre en la memoria de los aficionados, ya sea por su espectacularidad, la importancia del momento o la grandeza del escenario. La de Omar Cook aquel domingo de octubre de 2020 en Atenas tuvo todos los ingredientes necesarios para acabar escrita en la historia del Hereda San Pablo. Con el equipo perdiendo por 10 puntos ante el AEK en la final de la Champions, se sacó tres triples de la chistera que cambiaron por completo el guión del encuentro y catapultaron a los burgaleses hacia su primer título continental. 

El base americano, que volverá mañana (18.00 horas) al Coliseum como jugador del Casademont Zaragoza, recuerda con nostalgia aquella final y una temporada que acabó siendo la más exitosa de su carrera: «Ser un factor clave dentro de la final fue algo muy especial. La primera Champions nos dio la oportunidad de saber qué se sentía al ganar un título y durante toda la temporada perseguimos volverlo a sentir otra vez».

Contra todo pronóstico, lo lograron en dos ocasiones más con la conquista de la Copa Intercontinental en Buenos Aires y la segunda Champions en Nizhny Novgorod. «Para mí Rusia fue todavía más especial porque mucha gente pensaba que lo de Atenas fue un golpe de suerte, así que al ganar de nuevo la Champions con el mismo equipo mostramos a toda Europa que no era una casualidad», rememora.

Cook se abraza a Horton tras conquistar la segunda Champions en Rusia.Cook se abraza a Horton tras conquistar la segunda Champions en Rusia. - Foto: Valdivielso

La película ha cambiado mucho desde entonces y las metas tanto del San Pablo como de Cook no son tan ambiciosas, aunque sí igual de trascendentes. El director de juego estadounidense volverá al Coliseum con la camiseta del Zaragoza sin títulos de por medio y con el único objetivo batir a su exequipo en un duelo directo por la permanencia en ACB. «Es un partido importante porque el San Pablo está con un triunfo menos que nosotros, pero todavía quedan 10 jornadas. No se pueden hacer muchas cábalas porque ganas dos partidos y te pones décimo, y pierdes dos y estás en descenso. Además, la liga está siendo muy extraña; se ven resultados raros y no sabes cómo va a rendir cada equipo en cada partido», comenta.

Si el San Pablo está teniendo una temporada compleja, el Zaragoza no se queda atrás. Acaba de contratar a Dragan Sakota para encargarse del banquillo y también ha llegado esta semana el escolta Sean Kilpatrick. «Estamos tratando de cambiar las cosas en busca de salir de esta situación», asegura.

Aparte de la mala dinámica de su equipo, a Cook también le ha tocado vivir en primera persona el lado más amargo del deporte. Sufrió un esguince de rodilla en un amistoso de pretemporada contra el San Pablo y ha estado más de media campaña alejado de las pistas. Ahora, se encuentra «mejor», aunque todavía no está al 100%. «Ha sido la primera gran lesión después de 21 años de carrera», lamenta.

El base exazulón lleva ya compitiendo desde finales de 2021 y cada vez va recuperando su mejor versión, esa que ofreció durante el curso pasado con el San Pablo. Durante su época en Burgos, confiesa que fue feliz y que pensaba que iba a continuar en el proyecto otra campaña más. «Tenía un contrato de dos años (1+1) y después de los éxitos que tuvimos pensaba que iba a seguir, pero decidieron ir en una dirección diferente o esperar al nuevo entrenador. Yo me hubiera quedado con el contrato que tenía», asegura.

A pesar de que su paso fue efímero, le dejó huella por todos los éxitos que consiguió y espera que la afición le reciba bien este sábado: «Creo que me darán la bienvenida, pero no lo sé, ya que solo estuve un año. Para mí es muy emocionante porque una de las principales razones por las que fiché por el San Pablo fue la afición. Había jugado varias veces contra ellos y la atmósfera del Coliseum es impresionante».

Los cambios. La nostalgia desaparecerá en cuanto pite el árbitro el inicio del encuentro porque ambas escuadras se juegan muchísimo. Era difícil de imaginar que dos contendientes de la última Final Eight de la Champions estuvieran luchando por la salvación un año después. «No sé si me sorprende ver al San Pablo así, pero sí que es una pena después de ganar dos veces la Champions, la Copa Intercontinental, meterse en Copa del Rey, acabar la liga sexto... Si miras a equipos como el Joventut o el Tenerife conservan gran parte del bloque del curso pasado, mientras que en Burgos la mitad de la plantilla se marchó. Es una pena que un equipo que tuvo tanto éxito el año pasado esté sufriendo tanto», concluye.