El auge del enoturismo, que atrae miles de visitantes a la Ribera del Duero cada año, ha hecho que los gestores de los fondos europeos Next Generation se fijen en las líneas de trabajo que se vienen desarrollando en esta ruta del vino. El resultado: la concesión, dentro de los Planes de Sostenibilidad Turística en el Medio Rural. de una ayuda para impulsar el enoturismo de 1,8 millones de euros, a invertir en tres años.

Repasamos con su presidente, Miguel Ángel Gayubo, las tres aristas de los proyectos en los que se van a emplear estos fondos y algunas iniciativas concretas para poder materializarlos de cara a colaborar con la recuperación de un sector que sufrió mucho durante los momentos más duros de restricciones por la pandemia. 

¿Qué puede suponer para la Ruta del Vino Ribera del Duero contar con esa ayuda económica europea de los fondos de recuperación?

Nos viene muy bien, pero es una zona muy amplia, no es como si va todo a una población pequeña, son 120 kilómetros de este a oeste, 35 de norte a sur, abarcando cuatro provincias y no nos olvidemos de que aún no hemos recibido un euro. Y que nos lo hayan concedido tan pronto tiene sus ventajas y sus inconvenientes, no dejamos de ser una experiencia casi piloto que servirá de espejo para otras iniciativas.

¿Les sorprendió recibir este respaldo económico?
Son las áreas en las que llevamos tiempo trabajando, no nos ha costado llegar a este proyecto porque llevamos años en esta línea, que es la que marca Europa y el mundo, sostenibilidad, digitalización y accesibilidad. Son áreas que conocemos. 

Vayamos por temáticas. ¿Qué se puede hacer en el enoturismo para aumentar su sostenibilidad?
Nosotros queremos invertir los fondos en la descarbonización y la concienciación para el medio ambiente, con formación de los distintos agentes pero también con proyectos concretos, como crear una red de bicicletas que valga para todo el mundo, que pueden ser eléctricas; poner puntos de carga en varios lugares para que la gente pueda venir con los vehículos eléctricos que son más respetuosos con el medio ambiente, sobre todo en puntos estratégicos para incentivar el uso de este tipo de vehículos y cambiar los hábitos de transporte. También estamos estudiando tener un coche eléctrico propio para que los técnicos puedan desplazarse por todo el territorio. Y no nos olvidamos de los parque naturales que tenemos en nuestro territorio e intentaremos poner en marcha alguna vía verde en tramos de ferrocarril que ya no se utilicen, como es el caso de Valladolid-Ariza, que atraviesa el territorio que enmarca la Ruta del Vino Ribera del Duero. Además, para mejorar el GR-14 llevamos tiempo entablando conversaciones con la Junta y las diputaciones para que se pueda volver a homologar, dotándole de mayor accesibilidad y que sea seguro, que es otro de los objetivos de estos fondos.

En el ámbito de la digitalización, este territorio enoturístico ya había avanzado hace años. ¿Qué más se puede hacer?
Ahí sí que estamos preparados. La Ruta del Vino Ribera del Duero fue la primera ruta smart, inteligente, formando parte de la red de destinos inteligentes de Segittur. Queremos crear un observatorio turístico propio, independiente, para saber las necesidades e inquietudes de los visitantes cuando vienen aquí, para hacer la oferta más a la carta para el enoturista. Queremos potenciar la oferta de señales conectadas, ya tenemos muchas inteligentes y queremos cargarlas con más información turística. Es una labor que ya estábamos haciendo antes de recibir esta ayuda, para que la gente pueda moverse y obtener información de manera digital, a través del smartphone. En su día fuimos pioneros en la colocación de señales con los códigos QR y ahora podemos dar un paso más, utilizando la realidad virtual para determinados recursos que no pueden ser accesibles, como visitar una bodega subterránea, pondríamos unos puntos de información para que, al menos, puedan verla con la realidad virtual.

La tercera pata del fundamento de estos fondos europeos es la accesibilidad, otra vertiente en la que venían trabajando.
Es cierto, aquí también somos destino accesible, un reconocimiento que atrae a personas con algún tipo de discapacidad física. Para mejorar en este ámbito, lo tenemos bastante fácil y lo que queremos hacer es seguir en la línea de colaboración con Predif para que nos hagan un estudio de carencias y nos digan en qué podemos invertir y cómo hacerlo, para poder invertir el dinero de la mejor forma posible y dar respuesta a esas necesidades.

¿Toda la ayuda europea se destinará a la materialización de proyectos o tiene otros destinos?
En estos tres puntos, queremos hacer cursos de formación tanto en sostenibilidad, como en digitalización y accesibilidad. En formación se va a ir una gran parte de este dinero.  

¿Es el Consorcio de la Ruta del Vino Ribera del Duero quien tiene que dar salida a todas estas ideas?
Lo que tenemos que intentar es que la cantidad que ya nos han dado, esos 1,8 millones de euros, nos haga atraer más inversión, es decir, llegar a convenios con otras entidades, bien administraciones públicas o bien entes y empresas privadas, para aumentar la inversión. Tenemos que intentar que ese dinero se pueda multiplicar, si optimizamos los recursos entre todos. Por ejemplo, esa vía verde podría tener colaboración de diputaciones, ayuntamientos y empresas privadas para poder poner más tramos en valor.

¿Han cambiado las peticiones de los enoturistas?
Ahora la gente pide visitas más cortas a las bodegas y prefieren catar, buscan cosas más personalizadas. Nosotros estamos preparados para ofrecer enoturismo a la carta: Deporte y vino, música y vino, naturaleza y vino,... sin olvidar la oferta histórica, cultural y patrimonial. Ese puede ser nuestro secreto y hay gente que está deseando invertir en proyecto destacados en esta zona.