Todas las notas detrás de 'María Rosa'

ALMUDENA SANZ
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La investigadora y pianista Raquel del Val rescata la desconocida e ingente producción musical de Lola Vitoria (1880-1952) para ponerla al alcance de los conservatorios y los intérpretes

Lola Vitoria cuenta con medio centenar de obras, desde zarzuelas a piezas de cámara e incluso guiones.

María Rosa se titula la única obra de Lola Vitoria registrada en la Sociedad General de Autores de España (SGAE) pese a contar con más de medio centenar. La compositora valenciana integra ese cada vez más nutrido pelotón de mujeres creadoras que pasan a un primer plano después de que algún inquieto investigador sople la gruesa capa de polvo que las sepultaba. La profesora y pianista Raquel del Val, alicantina con raíces en el pueblo burgalés de Vallejimeno, donde organiza el Festival Clásicos en la Demanda, contribuirá a retirarla del todo después de que el Consejo Valenciano de Cultura haya resuelto encargarle la edición crítica de toda su producción para darla a conocer y hacerla accesible a otros intérpretes. 

Una pequeña gira de conciertos la puso tras la pista de la autora de Villena. El trabajo de revisión, edición, publicación e interpretación de las obras del burgalés Antonio José, en el que lleva embarcada casi veinte años, hizo que el director del auditorio de Alicante la presentara a Joaquín Navarro, fallecido hace un año, el primero en encender los focos sobre Lola Vitoria (1880-1952) y quien entregó a Del Val sus fondos para piano. «Son copias de manuscritos con un valor tremendo». Una parte mínima en el conjunto de su legado musical, con piezas para gran banda, música de cámara, zarzuela y orquesta con solista, junto a textos teatrales y guiones de cine. 

«La idea es sacar toda la obra al completo. Aunque son manuscritos con una escritura muy clara, hay que utilizar los programas de edición de partitura moderna para que sea legible musicalmente porque cuando divulgas a alguien, sea Antonio José o Lola Vitoria, el objetivo es que sus obras se programen en conciertos y sean objeto de estudio en los conservatorios. Y para conseguirlo es necesario ese trabajo de hormiga», explica Del Val al tiempo que observa que a esta labor de traducción se suma la necesidad de un exhaustivo informe con el análisis de las creaciones, el contexto histórico y el estético para facilitar las cosas a quien luego las va a estudiar o interpretar. «Es un proceso arduo, aunque tremendamente satisfactorio, porque sabes que al final se trata de dar visibilidad a este tipo de autores, más necesario en el caso de las mujeres, que merecen un empeño especial», remacha. 

La musicóloga concluye rotunda que aún quedan muchas mujeres, y muchos hombres, a los que sacar de la oscuridad. Ella pone su granito de arena con Antonio José y también con el legado pianístico, sinfónico y coral del navarro Joaquín Larregla, objeto de su tesis, en cuyo rescate se afana desde 2008. Y, a bote pronto, enumera una nómina de compositoras que anhelan su oportunidad: Soledad Bengoechea, Rosa García Ascot, María Rodrigo... Ahora Lola Vitoria tiene la suya. 

El temprano despertar de sus inquietudes musicales hace que la autora valenciana inicie pronto su actividad y atesore una ingente producción, desde zarzuelas, como la citada María Rosa, que estrenó en el Teatro Nuevo de Alicante en 1909, a piezas para gran banda (Himno al maestro Chapí, Loor a Santa Cecilia...), música de cámara (Andante de la fantasía sinfónica, Noche de primavera...), obras para piano (Andante doloroso, Finis terrae...), textos teatrales (Demasiado tarde, El príncipe soñador...), guiones (Hechizo gitano...). Nacer en la época de los Albéniz, Granados o Falla eclipsó, en opinión de Del Val, a otros grandes, como Vitoria. ¿Hasta ahora?