"Necesito volver a ser yo"

A.G.
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Ana Hernando Alcalá, residente de Medicina de Familia de 27 años, se ahoga al subir un tramo de escaleras, ha perdido el apetito, le falla la memoria y sufre un dolor "hiriente" en las piernas. Lleva así seis meses. Tiene covid persistente

"Necesito volver a ser yo" - Foto: Luis López Araico

Tiene 27 años y no puede subir el más pequeño tramo de escaleras sin ahogarse, sufre un dolor terrible en las piernas - "hiriente", lo llama-, ha perdido el apetito y solo hace muy poco ha conseguido mantener una conversación porque ni podía hablar y, aún así, cuando terminan las frases le vuelve esa sensación de falta de aire. Sus paseos no van más allá de los seis u ocho minutos que le ha pautado la fisioterapeuta y ha de ir acompañada de alguien de confianza para apoyarse. Le fallan la memoria y la concentración. Vive enfrente del hospital -donde se desarrolla parte de su formación- y los 5 minutos que tardaba en llegar se han convertido en más de media hora. Lo que padece Ana Hernando Alcalá, residente de tercer año de Medicina de Familia, se ha dado en llamar covid persistente.

Hernando se contagió el pasado mes de noviembre, dio positivo el día 21, y pasó la covid con febrícula, mucha tos, náuseas y malestar generalizado. Después de estar tres semanas encerrada a cal y canto consiguió negativizar la prueba y tener anticuerpos pero nunca terminó de encontrarse bien del todo: "Cuando se acabó el 'encierro' voy a quitar las sábanas para meterlas en la lavadora y me empiezo a ahogar hasta el punto de que me tengo que sentar; al rato consigo recuperarme, voy de la habitación al salón y vuelvo a ahogarme, ir al baño empieza a ser un esfuerzo enorme y me doy cuenta ya de que en cuanto me muevo, me ahogo y además tengo taquicardias".

Primero le ve su médico de Familia que encuentra bien su electro y le deriva a Medicina Interna para descartar que pudiera tener algún tipo de asma o algo que no se viera en las pruebas, pero no accede al internista hasta el mes de febrero. Esto fue en Madrid, donde vive su familia y donde pasó la enfermedad. Mientras tanto un neumólogo amigo le hace una espirometría y un test de la marcha donde se ve que desatura con los esfuerzos pero que cuando para está bien. La radiografía sigue siendo normal y solo le recomiendan paciencia. Por fin la internista le atiende en consulta telefónica y le manda varias pruebas puesto que todo lo que come le sienta mal: "Esto es lo que más recuerdo de la enfermedad, las náuseas, las ganas permanentes de vomitar cuando ingería un poco de comida. Pero sabía que tenía que comer para recuperarme y mi madre me preparaba cosas suaves. Aún, a día de hoy, no he recuperado el apetito y yo era de las que comían cada tres horas".

Antes de la covid, Ana Hernando no solo comía con normalidad sino que bailaba salsa una vez a la semana, jugaba al pádel en familia y era una joven muy activa, habladora, "un torbellino", según la define Pablo Pérez Luengo médico con el que ha hecho parte de su formación. Ahora no está "ni al 20% de lo que yo era" pero dentro del oscuro panorama en el que se encuentra -cuando mejoró algo los ahogos y pudo andar un poco más le fallaban las piernas y se ha caído en varias ocasiones- ha conseguido en las últimas semanas sentirse un pelín mejor "y recuperar la esperanza" gracias a una fisioterapeuta experta en problemas respiratorios que dice que le está haciendo mucho bien.

A pesar de sentirlo en carne propia ella sigue igual que todos los profesionales de la medicina con respecto a esta covid persistente: a oscuras. "Sé lo que me cuentan y lo que leo. Hace poco me comentaron unos internistas que parece una disautonomía del sistema nervioso, que recibe mal las señales, que es como si tuviera todavía el bicho dentro y el cuerpo lo que hace es mandar defensas haciendo que se acelere el corazón, pero poco más se sabe de los dolores tan inespecíficos ".

Después de tres meses de baja volvió a trabajar, sobre todo para sentirse mejor emocionalmente porque seguir en casa se le estaba haciendo cada vez más duro. Pero lo hizo aún con bastantes limitaciones. Le tocó estar en una consulta de Pediatría y la médica con la que la pasaba le dio todo tipo de facilidades para poder aguantar, por lo que le está muy agradecida: "Anímicamente me ha venido muy bien volver y centrarme en los pacientes, aunque es verdad que hay días que se me hacen muy largos. Pero necesito volver a ser yo. Ya sé que a la larga se me pasará, eso me dicen, y que hay personas a las que les está ocurriendo lo mismo y cosas mucho peores, y que esto no es lo más grave del mundo pero tengo 27 años y no puedo darme un paseo, por eso, además, me fuerzo a hacer planes aunque no tenga ganas, estoy desesperada, tengo muchas ganas de vivir y de empezar a hacer cosas normales".