La industria tira del 'nuevo Burgos' pero siguen las dudas

G. ARCE
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La automoción se une a la agroalimentación y recupera casi la plena actividad a principios de este verano. La patronal y los sindicatos confían en que se reactiven buena parte de los 27.429 empleos que todavía están inmersos en un ERTE

Vista del polígono de Villalonquéjar el pasado 3 de julio, con la normalidad recuperada. - Foto: Alberto Rodrigo

"No es cuestión de ver el vaso medio lleno o medio vacío, basta con salir a la calle, pisar los polígonos o circular por las carreteras, y comprobar que el panorama ha cambiado". La reflexión es de uno de los 5.012 empresarios burgaleses que ha tenido que recurrir a un ERTE y que, acogiéndose al reciente acuerdo alcanzado entre Gobierno, patronal y sindicatos, lo prolongará hasta el 31 de septiembre "para ver qué pasa...".

El dinamismo en la calle del que habla tiene reflejo en el interior de las plantas industriales: en las últimas semanas la automoción -que sigue acogida a expedientes de regulación, aunque hoy no los aplique- se ha unido a la agroindustria y la construcción y en algunas plantas ya se roza la plena actividad. El comercio y la hostelería van mucho más lentos, pero cuentan con tres meses, con la campaña de verano, para valorar si serán capaces de rescatar a una buena parte de los 27.429 trabajadores que tienen sus empleos suspendidos.

La incertidumbre generada por la crisis sanitaria sigue viva y presente: básicamente, no hay previsiones económicas más allá del otoño y el temor a un rebrote de los contagios es real a pie de empresa, al igual que la esperanza de que una vacuna detenga todo el vértigo generado por la enfermedad. Partiendo de esta realidad, la consigna es simple: ganar tiempo al tiempo este verano y prepararse para lo que venga.

Vista del polígono de Villalonquéjar el 31 de marzo, en pleno confinamiento.Vista del polígono de Villalonquéjar el 31 de marzo, en pleno confinamiento. - Foto: Alberto Rodrigo

En la industria auxiliar del automóvil así lo han entendido y la mayoría de las plantas locales trabajan casi a plena actividad atendiendo a los pedidos para el arranque de los fabricantes de coches y haciendo acopio de referencias de componentes para posibles contratiempos futuros.

Desde CCOO, Juan Ignacio Ruiz, secretario general de la Federación de Industria, confirma, entre otros casos, que las fábricas de Lear están trabajando fuerte para atender pedidos de Mercedes en Vitoria, lo mismo que las del Grupo Antolin para hacer lo propio con sus clientes. "Otra cosa será lo que ocurra a partir de septiembre, estas industrias tienen ERTE en vigor hasta el final del verano o diciembre, en algunos casos, su aplicación o no dependerá de cómo evolucione el mercado del automóvil".

Es clave la respuesta en los próximos meses a los planes de ayudas a la renovación del parque automovilístico impulsadas en España y en otros países europeos que se nutren de los coches fabricados aquí. A este respecto, Europa ha recuperado la actividad industrial, al igual que el conjunto de Asia, pero mercados estratégicos como el latinoamericano o el norteamericano siguen muy parados.

El Colegio de Economistas considera por su parte que la economía española y también la provincial "están reaccionando mejor de lo que era previsible". Su decano, Carlos Alonso de Linaje, pone como ejemplo el volumen de transporte pesado que circula por las carreteras, un elemento clave de actividad cuya ausencia fue notoria en la anterior crisis de 2007.

La patronal y los sindicatos mayoritarios, UGT y CCOO, coinciden en esta visión del momento: aunque aún está a un 80% de su capacidad, la industria está tirando de la economía local y ha asumido el papel protagonista que le corresponde y eso es muy positivo. También lo es, añaden, el hecho de que empresarios y trabajadores hayan logrado un acuerdo para prolongar la vigencia de los ERTE hasta el 30 de septiembre y tengan un horizonte de tres meses con certezas regulatorias y la garantía de la protección del Estado.

Los economistas visualizan el paso dado con la siguiente teoría: es más difícil volver a contratar que recuperar a un trabajador con el contrato suspendido. Por lo tanto, reflexiona Alonso de Linaje, la fórmula de los ERTE es la más útil en tiempos de mucha incertidumbre como los actuales y es bueno reforzarla al máximo. "Mientras se pueda mantener el empleo sin destruir, la recuperación puede ser más rápida, si la situación sanitaria no empeora", matiza.

NÚMEROS. Los últimos datos facilitados por la Junta de Castilla y León el pasado viernes cifran en 5.012 los ERTE activos en Burgos y 27.429 los trabajadores implicados en los mismos, unas cifras ligeramente superiores (12 ERTE más) a las de la pasada semana. La hostelería es la más dañada y suma 1.347 expedientes; el comercio, 1.064; y la industria, 310.

Pero detrás de estos números hay muchos matices. De entrada, el 92% de los expedientes son por fuerza mayor, por la imposibilidad de ejercer la actividad económica durante la crisis sanitaria, una modalidad que no se tramita desde el pasado 1 de julio (salvo que vengan circunstancias sobrevenidas por un nuevo confinamiento). El 8% restante son los ETOP, los aplicados por causas económicas, técnicas, organizativas o de producción (según las siglas), muchos de los cuales están vigentes en la gran industria local, aunque su grado de aplicación es muy diverso, pues depende de la actividad de cada planta y del volumen de pedidos.

Los ERTE totales tramitados en marzo, los de empresas que no tienen actividad ni plantilla activa, son hoy, casi 5 meses después de desatarse la pandemia, los mínimos en Burgos, coinciden patronal y sindicatos. Quedan cerrados algunos hoteles y restaurantes, las guarderías, algún centro de servicios especializados y empresas dedicadas a actividades de ocio y tiempo libre en vacaciones. El resto de negocios ha ido reincorporando a parte de la plantilla a la actividad y ya no aplican la razón de ‘fuerza mayor’ que se instauró en los momentos de confinamiento total en los hogares y de cese de actividad económica.

TRANQUILIDAD. Todas estas empresas en activo y con una parte de la plantilla trabajando ya pagan sus cuotas proporcionales al sistema, a la Seguridad Social.

El último acuerdo sobre los ERTE, que se valora como "muy positivo" desde FAE, "dará tranquilidad a muchas de ellas, al menos, hasta el 30 de septiembre". Los empresarios querían prologar la vigencia hasta el 30 diciembre pero al menos han conseguido que el 30 de junio, con el fin del estado de alarma, no se abriese una brecha sin ERTE de fuerza mayor de consecuencias imprevisibles.

"A partir del 30 de junio, las empresas sin actividad quedan exoneradas de parte del pago de las cuotas a la Seguridad Social. En el caso de las empresas de menos de 50 trabajadores (mayoría en Burgos), se bonifica el 70% de las cuotas, porcentaje que se rebajará al 60% en agosto y al 35% en septiembre. Pero, a diferencia de anteriores decretos, los trabajadores que se reactiven ahora tienen bonificada su Seguridad Social", detalla Llarena. El objetivo último: incentivar la recuperación de la actividad y del empleo suspendido.

Hay que insistir que la transición a la ‘nueva normalidad’ y la desaparición de la ‘fuerza mayor’ depende de un coronavirus y de la capacidad de una sociedad a sobreponerse a una enfermedad sobre la que a día de hoy no hay cura.

El panorama es, por tanto, muy complejo y es previsible que los ETOP, los ERTE por causas productivas, habituales en épocas de crisis y generadores de gran cantidad de despidos, cobren más protagonismo si no se retoma la senda de la recuperación. Pero eso será la historia de este otoño y nadie quiere hacer vaticinios.

SINDICATOS. Hay un último dato positivo a subrayar: la buena sintonía entre los empresarios y los representantes de los trabajadores en los peores momentos económicos. En líneas generales, en los sindicatos hay satisfacción y acuerdo respecto a los pasos que se están dando a nivel gubernativo y empresarial. "Burgos es una provincia muy industrial y la industria está empezando a funcionar o no ha parado como la agroindustria. No dependemos tanto del turismo y sí del consumo interno, que se reactivará estos meses de veranos si se genera confianza", reflexiona Ángel Citores, secretario provincial del CCOO.

La regulación acordada, añade, aporta flexibilidad y se cubre en salud ante la posibilidad de un rebote de la pandemia. "Es una buena herramienta para que no se pierdan empleos, una fórmula nueva para irnos adaptando a una situación excepcional. Evita la conflictividad y que se aplique el sistema de la crisis de 2010, cuando se mandaba directamente a la gente a la calle".

"Es un acuerdo necesario y positivo, los ERTE no se convierten en ERE y en Burgos esto va a ser beneficioso", concluye Pablo Dionisio Fraile, secretario general de UGT. El comercio y la hostelería van a ser los mayores beneficiados del acuerdo logrado. "Lo importante es ayudar y evitar que se agrave lo menos posible la situación para estos sectores".