Fernando Lussón

COLABORACIÓN

Fernando Lussón

Periodista


Feijóo se transmuta en Sánchez

20/10/2022

Antes del debate del pasado martes en el Senado, con el segundo cara a cara entre el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez y el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, flotaba en el ambiente una recomendación salida de las filas populares para que este enfrentamiento no tuviera el mismo tono que el primero en el que el jefe del Ejecutivo apabulló a su rival, a pesar de que las formas que le sirvieron para salir vencedor de la justa fue precisamente lo que más se criticó de su intervención. Con este ambiente previo y con el cuidado por parte de Sánchez de no forzar la máquina para no poner en riesgo el acuerdo sobre la renovación del poder judicial, Feijóo se transmutó en Sánchez y pergeñó un discurso al ataque ´del que no quedaron fuera ni las referencias sobre su (in)capacidad política, ni el comodín de los aliados del Gobierno. La bancada popular necesitaba que su líder se resarciera del revolcón del primer asalto aunque fuera utilizando las mismas armas que Sánchez.  

Alberto Núñez Feijóo también demostró que no solo pretende pescar en el caladero socialdemócrata reivindicando el socialismo de Felipe González sino que se aproxima al 'marxismo' tendencia Groucho, con el cambio de argumentos económicos, forzado por las circunstancias que vienen de fuera. Así, la propuesta de la deflactación del IRPF y de la bajada generalizada de impuestos con atención al sector más rico de la población -que tiene contra las cuerdas a la primera ministra británica Liz Truss-, se transformó en la preocupación por la evolución de la deuda pública como consecuencia del incremento de los gastos previstos en los Presupuestos Generales del Estado. Si las nociones sobre la bajada de impuestos pueden sonar bien a muchas personas y son fácilmente comprensibles, el debate sobre la deuda pública y quien tendrá que pagarla en el futuro resulta mucho más abstracto, mucho más técnico y tiene menor tirón electoral.  

Si en los debates a cara de perro ambos contendientes han demostrado tener los colmillos afilados y ser capaces de asestar buenos golpes dialécticos para hacer tambalearse al contendiente –sin llega a tumbarle en la lona-, en el fondo del debate no hubo sino la constatación de que no es posible ningún entendimiento a pesar de que la situación sociopolítica lo requeriría, y que así se lo han recomendado a ambos los santones de la Transición y los Pactos de la Moncloa.  

La estructura del debate en el Senado no es propicia para que Feijóo se explaye en la defensa de su programa económico, pero es ya la segunda ocasión en que desperdicia la oportunidad de hacerlo salir de los folios que ha entregado en La Moncloa y en la Cámara Alta, y fijar con claridad sus contramedidas a las adoptadas por el Gobierno para paliar los efectos de la inflación y la guerra de Ucrania, algunas de las cuales están siendo valoradas positivamente por la Comisión Europea y comienzan a dejarse sentir en los bolsillos de los ciudadanos, que las respaldan, aunque eso pueda suponer que tenga que "pisar cristales" y abandonar la ambigüedad sobre las decisiones del Gobierno  que implican que arrimen el hombro quienes más tienen y más han ganado con la crisis.  

Ahora bien, si se trataba de no romper el hilo conductor de las negociaciones para la renovación del CGPJ, el objetivo se ha conseguido. A pesar de la incertidumbre sobre la fecha del acuerdo. Si lo hay.