La autovía a Aguilar tendrá un novedoso ecoducto para fauna

G. ARCE
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Esta carretera, de 80 metros de ancho y presupuestada en cerca de 4 millones, es clave para preservar el tráfico de especies salvajes y garantizar la biodiversidad en el corredor entre los ríos Ubierna y Urbel

Los ecoductos son grandes puentes naturalizados para permitir el paso de animales. - Foto: DB

Su función última es pasar totalmente desapercibidos entre los conductores y entre los animales, que la vida moderna y el mundo salvaje se crucen sin perturbaciones, sin accidentes y sin interconexión alguna. Parece fácil, pero en un país jalonado por más de 680.000 kilómetros de carreteras y autovías y 15.700 kilómetros de vías férreas no lo es. Los ecoductos, como el que se va a construir en el tramo Quintanaortuño-Montorio de la A-73, son la solución menos mala para que una autovía como la de Aguilar de Campoo no ampute definitivamente uno de los pocos corredores ecológicos que sobreviven en la Península Ibérica.

El primer ecoducto que como tal se va a construir en la red viaria provincial [y harían falta muchos más] supone una inversión cercana a los 4 millones de euros en un tramo de apenas 11,55 kilómetros, cuyo presupuesto total de licitación alcanza los 126,9 millones.

Básicamente, es un falso túnel de 145 metros de longitud sobre el que discurre una plataforma de 80 metros de ancho, naturalizada de tal forma con capas de tierra y plantaciones de especies autóctonas que permita el paso normal de animales salvajes sobre la autovía entre los estratégicos corredores ecológicos formados por los ríos Ubierna y Urbel.

El ecoducto se situará entre los puntos kilométricos 6+900 y 8+000 del tramo, donde se ha detectado un importante paso de fauna salvaje, desde el corzo al jabalí, hasta el gato montés o las manadas del lobo.

No serán los únicos beneficiarios de esta infraestructura, el Estudio de Impacto Ambiental deja claro que en el agreste entorno que separa Quintanaortuño de Montorio vuelan joyas naturales como las águilas reales, calzadas y culebreras; aguiluchos cenizos y milanos negros; murciélagos ratoneros y un gran número de pequeñas aves. Junto la autovía prospera la nutria, el desmán ibérico, la liebre, el conejo y amplio listado de animales.

La misión de un ecoducto no es solo permitir el paso de ungulados y grandes carnívoros, también orienta el vuelo de aves, murciélagos, insectos y abre un acceso para reptiles y otros invertebrados

La A-73 cercenará valiosos encinares y afectará a lugares donde prosperan especies de flora protegida. Se estima que en el tramo donde se ubicará el ecoducto son casi 9 hectáreas de monte original las que desaparecerán. Era obligado proteger las cerca de 200 hectáreas restantes, el ecosistema de uno de los corredores ecológicos clave del norte de la provincia.

Autopistas salvajes. Aunque nada mitigue el enorme impacto de una autovía, la actuación del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana y el esfuerzo inversor son trascendentes. Burgos no es solo un territorio estratégico para las comunicaciones humanas sino también para las salvajes, las que permiten conectar en la distancia faunas y floras y conservar la biodiversidad y los recursos naturales de la Península Ibérica.

(La información completa y los mapas, en la edición impresa o aquí)