Vecinos de Reyes Católicos se rebelan contra las terrazas

H. JIMÉNEZ
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Reclaman al Ayuntamiento que no autorice la colocación de veladores en los bajos y pasajes del entorno porque se trata de una zona privada de uso público y "dificulta la convivencia en paz"

Imagen de archivo de las terrazas a pleno funcionamiento durante el final de la primavera. - Foto: VALDIVIELSO

Las comunidades de propietarios que conforman una gran manzana entre la avenida Reyes Católicos números 40-42-44, la avenida de Cantabria 41 y la calle Soria número 16 se han levantado en armas contra la proliferación de terrazas en sus bajos que no solo les deja ruidos y sensación de inseguridad, sino también suciedad cada mañana del fin de semana.

Se trata, desde luego, de una rebelión pacífica pero evidencia los problemas que pueden generar estos elementos que han surgido como setas por toda la ciudad, a raíz de la pandemia y las restricciones que los hosteleros han tenido para trabajar en el interior de sus locales. Y en su caso, además, con el componente añadido de que las mesas y sillas se sitúan en una zona privada de uso público.

La protesta vecinal surge después de muchos meses en los que el final de Reyes Católicos ha vivido un gran auge como zona de ocio. Así lo recogen los propios damnificados en un escrito que han presentado ante el Consistorio de la ciudad y al que ha tenido acceso este periódico. "La cantidad de veladores que el Ayuntamiento ha autorizado en nuestros bajos dificulta nuestra convivencia en paz. Hay zonas en las que el paso se hace difícil, pasadizos que dan miedo y el ruido que se filtra en las comunidades y en los pisos", denuncian. "Nuestros bajos amenazan con convertirse en 'zona', lo que hará que la concentración de garitos aumente y también nuestros quebraderos de cabeza", lamentan. Por eso, ante el peligro no solo para su calidad de vida sino también para su patrimonio, se preguntan: "¿Quién en su sano juicio va a querer comprar o alquilar en una zona de saturación acústica?". Y ya han decidido emprender acciones.

La razón principal es que la administración local, siempre según los vecinos, está autorizando "todo este maremágnum" en terrenos de propiedad comunitaria aunque sean de uso público. Y por ello, varios afectados han presentado un escrito en los registros de la plaza Mayor, la Subdelegación del Gobierno o la Delegación de la Junta.

En él exponen que son 500 propietarios de la comunidad de garajes afectados y reconocen que hasta el momento esos bajos estaban abiertos a la libre circulación de personas, pero lamentan que se haya autorizado la instalación de veladores en terrenos privados, por lo que la explotación por un particular de ese suelo "colisiona absolutamente con el régimen de propiedad".

Reiteran también que la "acumulación de veladores en espacio tan reducido ha impactado drásticamente la vida de los numerosos vecinos de la zona y de la residencia de ancianos situada en sus traseras" y añaden que los afectados "ven inermes cómo emprendedores particulares se benefician de su propiedad sin autorización ni contrapartida alguna", al tiempo que apelan a normativas como la Constitución, el Código Civil y la Ley de Propiedad Horizontal para defender sus reivindicaciones.

En definitiva, solicitan que el Ayuntamiento "revise la ordenanza de veladores" y todas las autorizaciones concedidas hasta el momento en propiedades comunitarias de uso público, lo que podría extender el conflicto de Reyes Católicos a otras zonas de la ciudad que se encuentren en parecidas circunstancias.

Reacción municipal. Los primeros escritos han comenzado a llegar a la administración esta semana, así que no ha habido tiempo de analizarlos en profundidad, pero el concejal de Licencias, Miguel Balbás, explica que su área ya ha tenido conocimiento del asunto y anuncia una primera medida: "Vamos a mandar una carta suspendiendo la autorización de esas terrazas mientras no tengan el visto bueno de los vecinos sobre cuya propiedad las tienen puestas", apunta el edil, admitiendo que si se trata de un espacio privado de uso público solo podrían funcionar con la autorización de sus dueños.

Aunque fuentes vecinales explican que los problemas se concentran especialmente sobre dos de los locales de sus bajos, mientras otros cumplen habitualmente la normativa y contribuyen a una convivencia pacífica, se antoja difícil que las terrazas se mantengan en el estado de dispersión y masificación que habían alcanzado en los últimos meses.