Vigilancia y control para proteger a los perros

D. ALMENDRES
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Los agentes de la Policía Local visitan los parques de la ciudad para comprobar el cumplimiento de la normativa sobre animales de compañía

La Policía destaca el cumplimiento de la normativa. - Foto: Luis López Araico

Las 10 áreas de esparcimiento canino impulsadas en 2022 para que los perros disfruten con libertad de su tiempo de paseo no cubren las necesidades diarias de dueños y canes, por lo que resulta inevitable que estas rutinas se desarrollen en la calle o en los diferentes parques de la ciudad.

Esta circunstancia obliga a la Policía Local de Burgos a redoblar el control para garantizar la seguridad de los viandantes y el cumplimiento de la ordenanza municipal. Solo el pasado año se realizaron 93 controles caninos para hacer un seguimiento selectivo a 410 animales. Un total de 99 casos se resolvieron con un acta de denuncia por cometer alguna infracción administrativa relacionadas con el microchip, con el censo o por no cumplir con el calendario de vacunación.

Son iniciativas periódicas y aleatorias que repiten el mismo patrón, salvo que se detecte alguna incidencia a simple vista. Es el caso del control realizado en el parque Félix Rodríguez de la Fuente, cuando dos agentes visitaron la zona designada con el fin de comprobar que los canes cumplieran con las medidas establecidas y, al mismo tiempo, tuvieran la documentación en regla.

La falta más habitual es la que incumple con la obligación de llevar al perro sujeto. Hasta 92 denuncias por tener el animal suelto se tramitaron en 2022 y 10 en el primer mes de 2023, y eso que la Policía Local opta por no realizar un marcaje asfixiante. No en vano, una de las escenas cotidianas es comprobar cómo los dueños se apresuran en colocar la correa a sus perros en cuanto detectan a lo lejos a los agentes para evitar la sanción.

La tarea de la autoridad es seria, pero distendida. El diálogo con los propietarios es habitual y las recomendaciones, constantes. También hay margen para la réplica de los ciudadanos, quienes reclaman más espacios de esparcimiento canino y aprovechan la ocasión para transmitir sus quejas o preocupaciones.

A veces, no resulta sencillo para los agentes realizar el control del microchip. La llegada de una persona desconocida hace desconfiar a los animales, que se asustan o se muestran esquivos. La intervención de los dueños permite que el lector digital haga su función, aunque el policía encargado de esta tarea cubre sus manos con un guante especial.

El control transcurre con normalidad. Es mediodía y el parque Félix Rodríguez de la Fuente se convierte en un ir y venir de perros que pasean y de dueños que aprovechan para charlar al calor del tenue sol de febrero. Este tipo de actuaciones policiales son de corta duración, de una media hora. Tiempo suficiente para comprobar que todo está en calma y en orden, ya que resulta imposible peinar toda la ciudad para hacer cumplir la ordenanza. Como también resultará complicado que los dueños bajen a la calle con una botella de agua con lejía para limpiar los orines de sus perros. «Es algo muy recomendable, pero llevará su tiempo», reconoce con resignación uno de los agentes.

Otra cosa son las deyecciones de los perros. En ese caso sí existe una concienciación general, aunque todavía hay quien no cumple esta tarea o no deposita los restos de la manera adecuada. Esta infracción, considerada leve en la ordenanza municipal, conlleva una multa de 30,05 a 150,25 euros y en 2022 se tramitaron 29 actas, cuya instrucción corresponde a la Junta de Castilla y León. Sin embargo, esta tarea es «complicada» de controlar para la Policía Local, tal y como reconocen desde la Unidad Administrativa. En este caso, el cuerpo municipal realiza controles de oficio o por requerimientos ciudadanos, pero son «muy pocas» las ocasiones en las que se detecta la infracción. 

Mientras tanto, la inspección rutinaria del parque Félix está a punto de finalizar sin ninguna incidencia. En ese momento, una mujer llega a la zona ajardinada hablando por el teléfono móvil sin reparar en la presencia de la Policía Local. Tanto fue así que soltó la correa del perro nada más pasar por delante de los agentes, quienes procedieron a tramitar la sanción pertinente ante el malestar y las quejas de la despistada joven.