La apertura de una granja en Santa Cruz crea 13 empleos

ADRIÁN DEL CAMPO
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La explotación porcina de 1.500 madres y 12.000 metros cuadrados se enfocará al bienestar animal

Juan Manuel Gil muestra uno de los fosos ya excavados para la futura granja de cerdas. - Foto: A. del Campo

La apertura de una nueva granja de cerdas reproductoras en Santa Cruz de la Salceda generará 13 puestos de trabajo. Una cifra nada despreciable para un municipio de 145 habitantes. La futura explotación ganadera ya tiene todos los permisos necesarios y de hecho, antes de la pandemia, ya se había comenzado su construcción, pero la llegada del coronavirus frenó todo. "Íbamos a arrancar las obras justo antes del estado de alarma, pero con la pandemia nos hemos quedado un poco parados. Tenemos hecho el movimiento de tierras, el pozo, el foso de purín... aunque faltan todos los aislamientos", declara Pablo Gil, uno de los ganaderos promotores de la nueva granja.

La explotación situada en el campo de Santa Cruz de la Salceda pero a varios kilómetros del municipio tendrá capacidad para 2.500 cerdas madres, seis naves, tres fosos, oficina, comedor, duchas... porque la idea es que los empleados hagan jornada continua. Todo ello es posible gracias a "una importante" inversión que prefieren no detallar ninguno de los dos titulares del proyecto, ni Pablo Gil ni su padre, Juan Manuel Gil. Este último sí se atreve a dar fechas para la finalización de las obras y apertura de la explotación: "Yo creo que retomaremos la construcción a mediados de julio, digo yo. Si empezamos ahí, estará operativa la granja en un año. Desde que empecemos, pues en un año más o menos se finalizará, pueden ser once meses, trece meses... Depende de si llueve, no llueve...".

Bienestar animal. Las nuevas instalaciones porcinas de Santa Cruz de la Salceda contarán con los últimos avances en el sector y además seguirán una línea ecológica. "La granja la vamos a hacer toda en bienestar animal, pero con niveles más altos de los que exige la normativa europea. Van a estar siempre las cerdas sueltas, en todo el momento de la gestación y también durante los partos, con una paridera de bienestar animal. También tendrán una alimentación mediante máquinas electrónicas, por las que cada cerda tiene su alimentación individual, y en partos lo mismo, ahí tendrán una alimentación con un dosificador electrónico que cada día de la lactación, dependiendo del periodo, le va dando más pienso o menos pienso", explica Pablo Gil.

Esa decisión de optar por el bienestar animal también tiene su consecuencia en las dimensiones de la granja. "Son 2,3 metros cuadrados por animal en gestación, en parto tienen más, una paridera de seis metros cuadrados para la cerda y los lechones. Son muchos más metros para que la cerda esté bien amplia, no esté estresada...", detalla el joven ganadero, que añade que van "a meter también placas solares para reducir la huella medioambiental".

Esta familia de Santa Cruz ya cuenta con una granja de cerdas reproductoras en el municipio, pero más humilde. La explotación acoge a 1.500 madres y da empleo a ocho personas. Juan Manuel Gil recuerda que la finca nació hace 40 años destinada a cerdos de cebo, pero que a los ocho años de abrir, cambiaron a hembras. Empezaron con solo 220 reproductoras y poco a poco fueron creciendo. El veterano ganadero destaca el cambio porque las granjas de madres generan más empleo.