Las muertes de camioneros caen un 83% tras liberarse la AP-1

F.L.D.
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De los 66 transportistas que perecieron en los últimos seis años en las carreteras burgalesas, solo once lo hicieron desde 2018. La N-I no ha registrado ninguno tras la caída del peaje

Choque entre dos tráilers ocurrido en la AP-1 a mediados de enero y que se saldó con un herido leve. - Foto: Jesús J. Matías

A medida que van pasando los años y se cierran los datos anuales de siniestralidad, en la Jefatura Provincial de Tráfico ven con satisfacción que la liberación de la AP-1 fue una medida clave para reducir los accidentes. El corredor hacia el norte ya no es, ni de lejos, una trampa mortal en el que cada día se jugaban la vida decenas de conductores, muchos de ellos transportistas. De hecho, solo dos personas han perecido desde entonces tanto en la vieja autopista como en la nacional. La influencia negativa de esta última en la estadística hasta 2018 era tal que desde entonces los camioneros fallecidos en toda la provincia han caído un 83%. 

Según los datos facilitados por Tráfico, de los 66 transportistas que han perdido la vida desde 2015 en las carreteras burgalesas solo 11 lo hicieron tras la caída del peaje en la AP-1. Y es que la mitad del total de siniestros mortales los últimos seis años se concentraron en la N-I. Nadie más falleció desde diciembre de 2018, cuando terminó la concesión de la vía de alta capacidad. 

El trasvase de vehículos de una carretera a otra también implicó un incremento de la siniestralidad entre camiones en la AP-1. De hecho, los accidentes en los que los servicios sanitarios tuvieron que atender a los conductores profesionales son exactamente los mismos, solo que en la N-I se produjeron de 2015 a 2018, y en la vieja autopista desde su liberación en adelante. El número de fallecidos, eso sí, es tres veces menor. La lectura es clara: los siniestros son los mismos, la gravedad no. 

Porque, obviamente, aquellos trazados con mayores intensidades de tráfico son también las que soportan un mayor número de accidentes. Y los transportistas no son ajenos a esta máxima. El ejemplo más claro está en la A-1, donde se contabiliza un mayor número de incidentes con víctimas. La A-62, que une Burgos con Valladolid, es la tercera tras el corredor hacia el norte. Solo cinco personas han perdido la vida en estas dos grandes autovías en el último lustro. 

«Hemos ganado mucho con la liberación de la AP-1. Ya no hay prácticamente camiones que vayan por esa carretera, salvo contadas excepciones. Es normal porque van más rápido, más seguros y tranquilos. Eso es clave para reducir la siniestralidad», apunta el jefe provincial de Tráfico, Raúl Galán, quien recuerda que la capacidad actual de la autovía «es la que es» y cuando se llega al límite llegan los problemas. Por eso, recalca, «se toman medidas de restricción». 

Otra de las cuestiones a las que Galán achaca la reducción de accidentes y, por ende, de la mortalidad en las carreteras, es la mejora de las tecnologías en los camiones. «Hay muchos mecanismos de control y seguridad. Todo suma y, al fin y al cabo, la mayoría del tiempo estos vehículos van a una velocidad constante», recalca. Eso sí, la capacidad de reacción de los conductores en caso de imprevisto es más reducida. «No es lo mismo evitar un animal cuando llevas una carga de 4.000 kilos detrás, por ejemplo», añade. 

Pese a la clara mejoría de los últimos años, desde Tráfico no bajan la guardia. Básicamente porque han observado que las distracciones, principalmente por el uso del móvil y dispositivos, están aumentando. Éstas son el caldo de cultivo perfecto para un nuevo aumento.