El circuito Kotarr se consolida como motor económico ribereño

L. NÚÑEZ / Tubilla del Lago
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Su incesante actividad prácticamente todos los fines de semana del año llena casas rurales, hoteles y restaurantes. Las instalaciones también reciben a productoras internacionales que graban anuncios

La Cencerro Race es una de las competiciones más animadas. - Foto: Patricia

Kotarr es más que un circuito de velocidad. Las instalaciones, ubicadas en Tubilla del Lago, ejercen como motor económico en buena parte de la Ribera del Duero. Llenan las casas rurales del propio pueblo -con más de 60 plazas de alojamiento en una localidad con apenas 160 empadronados-. También las de los municipios de alrededor, desde Valdeande a Villanueva de Gumiel o Zazuar. Asimismo, su influencia se deja notar en los hoteles de Aranda de Duero, a tan sólo 10 kilómetros, donde se alojan los aficionados al mundo del motor, así como los pilotos, acompañados por sus equipos y familiares. 

«Tenemos todos los fines de semana llenos, salvo los 15 días que cerramos en enero. Esto permite, de alguna manera, que para las casas rurales sea temporada alta prácticamente todo el año», destaca la gerente de Kotarr, Judith del Cura. El impacto económico no queda ahí. La gran afluencia de visitantes que recibe el circuito repercute en el pequeño comercio de Tubilla, Valdeande o Baños de Valdearados, especialmente en bares, tiendas de ultramarinos y panaderías. Sin olvidar las gasolineras. 

Y, cómo no, los restaurantes, ya que un porcentaje considerable de aficionados a la velocidad de todos los rincones de España aprovechan su visita a Kotarr para degustar el lechazo asado y probar los vinos de Ribera del Duero. «El movimiento es para todos. Hacemos todo tipo de actividades, desde competiciones a propuestas de ocio, que, sin duda, repercuten en muchos ámbitos», subraya Del Cura. En esta línea, el encargado de Kotarr, Rubén Abejón, detalla que en los campeonatos de karting, por ejemplo, corren un centenar de pilotos, pero suelen venir unas 400 personas «y todas se alojan en la zona».  Mientras, en las tandas de motos, la afluencia suele ser menor.

Rubén Abejón y Judith del Cura gestionan el circuito, ubicado en el municipio de Tubilla del Lago, desde hace unos años. Rubén Abejón y Judith del Cura gestionan el circuito, ubicado en el municipio de Tubilla del Lago, desde hace unos años. - Foto: L.N.

Aunque no tienen contabilizado el número de visitas, desde que asumieron la gestión del circuito en 2012, ha crecido año a año. «Al principio se subió bastante, un 30% anual», calcula Abejón. Tras solventar un duro 2020, en el que Kotarr estuvo tres meses cerrado, después aseguran que trabajaron «muy bien». También en 2021, sin parar nada más que en vacaciones. 

A su juicio, se trata de un proyecto que genera riqueza y fija población en la comarca. Kotarr cuenta en la actualidad con seis trabajadores fijos, a los que suman al menos otros dos los fines de semana. Su evento más grande, la concentración Fast and Nice que se celebra en febrero, congrega a unas 5.000 personas, lo que les obliga a contratar a bastante más personal. 

Después, en lo que respecta a las instalaciones, ambos dan fe de la evolución que han experimentado las instalaciones deportivas y de ocio. Cuando Del Cura se hizo cargo de la gestión, sólo estaban la pista y los boxes. Construyeron el bar-restaurante, una pista 4x4, reasfaltaron, instalaron focos para las carreras nocturnas, han comprado motos para alquilarlas y renovado la flota de karts.En estos momentos están ampliando los boxes: contaban con 7 de 50 metros cuadrados y otros 22 de 15 metros.Ahora se van a hacer 9 más de 18 metros.

«En el mapa». En paralelo, la cultura del motor crece. Cada vez son más conocidos, especialmente en la mitad norte de España. Tanto, que Abejón asegura que «en el sector del automovilismo y el motociclismo, Kotarr ha puesto en el mapa a la Ribera». Del Cura, por su parte, se muestra satisfecha por los frutos que está dando su trabajo. Como anécdota cuentan que un restaurante de Castro Urdiales ha llamado Kotarr a uno de sus perritos calientes y que conocen a alguna persona que se ha tatuado el logotipo de Kotarr.  

A ello se suma la proyección internacional. Entre sus clientes figura un ruso que está aprendiendo a derrapar con un coche eléctrico o una productora de Inglaterra que recientemente trasladó a 30 trabajadores para grabar un anuncio. «Todo suma. Hemos aprendido a ser versátiles», zanja Del Cura.