La oleada de ERTE arrasa con 17.000 empleos en dos semanas

L.M.
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Kronospan, con 300 trabajadores afectados, es una de las últimas grandes compañías que ha tenido que recurrir a este procedimiento para salvaguardar su economía. Las pymes, las grandes castigadas

La oleada de ERTE arrasa con 17.000 empleos en dos semanas - Foto: Luis López Araico

Solo los más mayores recuerdan algo similar. Ni la tortuosa caída derivada por el estallido de la burbuja inmobiliaria, allá por 2008, fue tan impactante en términos económicos en un primer momento. Queda por ver cómo se las ingenian desde las administraciones públicas para tratar de que este bache en el que se encuentra el mundo actualmente repercuta, en primer término, lo menos posible en la salud de las personas, y posteriormente, en su bolsillo. Mientras los sanitarios luchan día y noche contra el maldito virus, los empresarios no han tenido otra opción que echar el cierre a sus compañías o pequeños y medianos negocios -sobre todo estos últimos, que componen la mayoría del tejido productivo burgalés- durante dos, tres meses a la espera de que se recupere el normal funcionamiento.
La Oficina de Trabajo de la Junta en Burgos ha registrado hasta las 14 horas del pasado viernes más de 3.500 Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE), un mecanismo que, para que se hagan una idea, sumó 22 procedimientos el año pasado, 21 en 2018 o algo más de medio millar durante la crisis de 2008. En términos cuantitativos, aproximadamente 17.000 burgaleses se han visto de un día para otro sin trabajo, recluidos en su domicilio y con la esperanza de poder reincorporarse en dos, tres o cuatro meses, dependiendo de los acuerdos a los que se haya llegado en cada empresa o negocio.
En un primer momento, y dadas las reticencias de muchas compañías ante el desconocimiento de la magnitud que la expansión del coronavirus iba a llegar, solo los comercios a pie de calle no relacionados con productos o servicios de primera necesidad, tales como bares, restaurantes, tiendas de ropa, guarderías, librerías, cines, teatros, gimnasios vieron cómo tenían que echar la persiana ante el decreto del Estado de Alarma del domingo 15 de marzo. Sí continuaron -y continúan- otros relacionados con la alimentación, las farmacias, la tecnología o los estancos, básicos para sobrellevar el día a día. Sin embargo, toda actividad se fue ralentizando poco a poco. En la primera semana la Junta contabilizó en Burgos, hasta el viernes 20, 733 ERTE, entre los que ya se incluían algunos que afectaban a grandes multinacionales.La falta de encargos al detenerse la demanda, la falta de materias primas, las presiones de los empleados para parar o los riesgos que se entrañan de seguir acudiendo al puesto de trabajo fueron alguna de las razones que llevó a Gala, Bridgestone o Grupo Antolín a firmar los primeros expedientes importantes, ya que solo entre estas dos últimas se engloban hasta 2.100 puestos de trabajo solo en la capital.

 

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