De Flandes a Medina, en el último viaje de Carlos V

M. URIZARNA / Medina de Pomar
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Medina de Pomar rememora el paso del emperador por la villa en el siglo XVI en su camino al Monasterio de Yuste, con un mercado renacentista, un pasacalles y una exhibición de cetrería. Cientos de personas acudieron ayer ataviadas con ropajes de l

Un bufón sobre una pelota de goma encabezó el desfile que recorrió las calles de la localidad. - Foto: Jesús J. Matías

Son muchas las localidades en nuestra provincia que tienen la oportunidad de festejar hechos históricos, porque la historia castellana la han forjado ilustres personajes que, por unas o por otras razones, han pasado por tierras burgalesas. Es el caso del emperador Carlos V. Desde el viernes, Medina de Pomar está volcada en la conmemoración de la Ruta de Carlos V, una fiesta que arrancó la semana pasada en Laredo con motivo del desembarco del rey al llegar de Flandes. 

El olor a curry y a incienso inundó ayer las calles de la localidad, por donde se extendía un amplio mercado renacentista en el que no faltaron los productos artesanos y el trabajo manual. El aroma de las rosquillas de anís llevó a varios a comprar unas cuantas. El puesto de las especias acaparó todas las miradas (y las narices). El bacalao fresco recordó a muchos lo rico que sabe al pil pil, y las gemas preciosas inspiraron aires de brujería.   

Mario, un tallador de madera artesano, quedó impresionado con el zoco. Se ha recorrido media España asistiendo a mercados medievales y la de ayer fue la primera que acudía al de Medina. «Ha sido por el boca a boca, en otros sitios en los que he estado me animaron a que viniera», comentó el sevillano. Y Maite, un halcón rapaz muy obediente, se ganó en repetidas ocasiones el aplauso del público durante la exhibición de cetrería. Planeando de tejado a tejado, a ras del suelo y sobre las cabezas del público, cazando gusanos al vuelo, y pasando por aros que formaron los niños con los brazos, el ave demostró sus grandes dotes.

Grupos de Las Merindades, Niño Lápiz, Los Requiebros y el grupo de danzas Raíces de Medina participaron en el desfile.Grupos de Las Merindades, Niño Lápiz, Los Requiebros y el grupo de danzas Raíces de Medina participaron en el desfile. - Foto: Jesús J. Matías

El que visitara ayer la villa pudo descubrir que su casco urbano conserva también la esencia del medioevo, circundado por murallas de las que se conservan varias puertas. Julio y Sonia vinieron a ver las casas solariegas, los palacetes y las ermitas e iglesias de Medina, pues les gusta turistear en pueblos medievales, y se toparon, gratamente, con esta rememoración histórica. Aunque Julio lamentó ver la una casa construida con ladrillo en la Plaza Mayor, que «hace que se pierda la esencia y desentona con la belleza histórica de las casas de alrededor». 

Por las calles del pueblo paseó ayer una comitiva de nobles y campesinos, verdugos, damas, clérigos y cortesanos. Desfilaron en la pequeña procesión únicamente grupos de Las Merindades, las compañías Niño Lápiz y Los Requiebros, y el grupo de danzas Raíces de Medina. Hoy tendrá lugar el gran desfile para recibir a Carlos V, en el que sí participarán vecinos de Laredo, Cartes, Aguilar de Campoo, Merindad de Montija y Valdivielso, localidades que mucho tuvieron que ver también el camino del emperador hacia su retiro en Cáceres.

Vestido de juglar y montado en una enorme pelota de goma, con la que recorrió el camino desde la Plaza del Corral hasta la Plaza Mayor, Javier, de la compañía musical Niño Lápiz, encabezó la comitiva hasta llegar al Ayuntamiento, donde junto a Pedro Fernández de Velasco, condestable de Castilla, y al alcalde de la localidad, pronunció un emotivo pregón para dar comienzo oficialmente al fin de semana de la Ruta de Carlos V. 

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Niños y mayores quedaron impresionados con la exhibición de cetrería.
Niños y mayores quedaron impresionados con la exhibición de cetrería. - Foto: Jesús J. Matías
El mercado acogió puestos y talleres artesanos como el de soplado de vidrio.
El mercado acogió puestos y talleres artesanos como el de soplado de vidrio. - Foto: Jesús J. Matías

Cuatro fueron las leguas que el emperador tuvo que sortear para llegar desde Agüera hasta Medina de Pomar. «Recibí hace unos días unos correos de la venida de su majestad imperial don Carlos», vaticinó el condestable desde el balcón.  El monarca se dirigía entonces a su destierro, a un retiro voluntario en el Monasterio de Yuste, en Cáceres, tras haber abdicado en su hijo don Felipe, a quién se juró entonces la misma obediencia y lealtad que se tuvo hacia el hijo de Juana I de Castilla, una figura que pasará a la historia como uno de los emperadores más insignes de lo que llamamos Europa y la cristiandad. «Que estos días que pasará su majestad en Medina sean de regocijo y alegría». Así, pregonero, condestable  y alcalde invitaron a los asistentes a disfrutar de los actos conmemorativos de la llegada de Carlos V en el año 1556.