Con el freno de mano y a la espera de turistas

ADRIÁN DEL CAMPO
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A pesar de que los pueblos de la Ribera llevan días disfrutando de más libertades, el miedo hace que muchos vecinos aún no se dejen ver

Dos vecinos conversan en la terraza del bar El Palacio de Gumiel de Izán mientras otros piden en el interior del local. - Foto: A. del Campo

Llevan desde el pasado viernes a caballo entre la fase 1 y la fase 2, desde ese día los vecinos de los pueblos de la Ribera (por tener menos de 10.001 habitantes o una densidad de población inferior a 100 habitantes por kilómetro cuadrado) pueden juntarse en grupos de hasta diez personas, disfrutar de las terrazas e incluso tomar algo en el interior de los bares; sin embargo, esa flexibilización de las medidas no ha dejado la imagen esperada en la comarca. En la zona rural del sur de la provincia la mayoría de bares sí han abierto, pero echan en falta a muchos de sus clientes habituales, que siguen prefiriendo quedarse en casa marcados por el miedo. Esa imagen que describen los hosteleros se refleja en las calles de los pueblos, donde es difícil encontrarse a gente más allá de aquellos que han salido para comprar el pan.

La estampa de un pequeño paso hacia la normalidad, pero todavía un paso muy tímido, se repite en la mayoría de pueblos de la Ribera. Ejemplo de ello son Peñaranda, Caleruega, Gumiel de Izán y Hontoria de Valdearados. En todos ellos, como ocurre en la mayoría de municipios de la comarca, siempre sin contar Aranda, hay que recordar que no suele haber aglomeraciones, pues ninguno, salvo Roa, supera los mil habitantes. Aunque eso sí, todos viven un repunte de visitantes en los meses de verano, la gente que vuelve al pueblo se junta con la que asiste a las fiestas o los turistas que eligen el medio rural. Ahí radica precisamente una de las mayores dudas que hay en los pueblos: ¿cómo serán los próximos meses?

La mayoría de los municipios visitados coinciden en remarcar la importancia que tiene para su economía local la llegada de turistas y la incertidumbre que les causa no saber cuándo recuperarán estas visitas. La situación se agrava en Peñaranda. "Se agradecen las visitas que vienen de Burgos o de Valladolid, pero esta zona se mantiene, en un 90%, por las visitas de Madrid. Si Madrid no se puede mover, esta zona se queda muerta", asevera Óscar, el gerente de La Posada Ducal. Sin embargo, el dueño de este bar y hotel ubicado en la plaza Mayor de Peñaranda "es muy optimista" y confía en que en los próximos meses va a haber "muchísima gente".

En una línea similar se sitúa Mariana. Ella administra un bar a la entrada del casco histórico de Peñaranda y afirma que para un pueblo como este es "importantísimo" que se reactive el turismo. "Aquí vivimos de turistas", incide. En sus primeras horas de apertura, esta hostelera reconoce que "cuesta un poco arrancar", pero que la gente que acude al bar, "tres o cuatro cafés", está cumpliendo con las normas. En este sentido, Óscar advierte que "en los pueblos hay una psicosis muy grande. La gente es más mayor, la gente no sale… No es como las grandes capitales que parece que la gente se ha lanzado. Llevamos abiertos desde el viernes. Nos enteramos ese mismo día a las dos de la tarde por la tele de que podemos abrir, la gestión del Gobierno ha sido nefasta. Imagínate, un viernes, la gente pasaba por la calle y nos decía: que no podéis abrir. Y nosotros, que sí que podemos".

La realidad en Caleruega es parecida. Mientras a media mañana de ayer algunos bares seguían cerrados, otro de los establecimientos, el bar La Plaza, solo tenía un cliente en su amplia terraza. Su dueña, Esther, admitía que los comentarios que le habían llegado de "estamos todos deseando que abras, pues nada, la gente tiene miedo, está nerviosa, a algunos les agobia volver a ver a la gente". "Yo el domingo esperaba valorar la respuesta y eché en falta a mucha gente. El lunes, al poder venir gente de la provincia, se notó más ambiente", declaraba mientras destacaba la importancia del turismo para un pueblo como Caleruega.

En Gumiel de Izán la reapertura de los bares ha sido similar, en El Palacio, Rubén declaraba tras la barra que "la cosa no está yendo mal, pero falta mucha gente por salir". Y eso que a la hora del vermú, con varios clientes en la terraza, la situación era más alegre que en otros pueblos de la comarca. Por último, Hontoria de Valdearados representa un tipo de municipio menos relacionado con el turismo. En este caso, Judith, la dueña del bar El Minchán, cuenta que ella ahora abre a partir de las 13.30 horas y que el ambiente es similar al anterior a la cuarentena, con los clientes habituales del pueblo y, eso sí, una bajada en el número de transportistas que paraban.