El incendio que salvó a un pueblo

M. URIZARNA / Silos
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Santo Domingo de Silos rememoró ayer la victoria al asedio musulmán. José Luis Concepción animó en el pregón a contemplar la singular estrategia como una lección que aplicar en el día a día

El Cuchillón, el Abanderado, el Tamborilero y el Capitán realizaron un brindis en la vivienda de este último. - Foto: Luis López Araico

Ataviados con chalecos y polainas de borreguillo y cargados con cencerros, una multitud de niños se preparó ayer junto a los comisarios de la celebración, engalanados en capas castellanas, para dar comienzo a una de las tradiciones más estimadas de Santo Domingo de Silos, la Fiesta de los Jefes. Según la leyenda, durante la invasión musulmana de la Península, el ejército moruno puso sitio a la villa silense, y ante la desigualdad de fuerzas los vecinos de la misma idearon una singular estrategia para proteger su hogar: simular un fuego y con él, la destrucción de todos los bienes que hubiera en el pueblo. Así, en la oscuridad de la noche se levantaron cientos de hogueras ante las que el invasor dio por inútil el asedio. 

Conducidos por el aire marcial del tambor y provocando el mayor ruido y alboroto posible, ayer pastorcillos y jefes recorrieron las calles de la localidad para recoger en sus casas al Cuchillón, el Abanderado, y por último al Capitán, encarnado orgullosamente por Carlos Herrera. Cientos de silenses salieron a las calles para conmemorar la tradicional fiesta y disfrutar de un piscolabis y algún que otro trago de orujo y moscatel para combatir la fría mañana. La comitiva estuvo integrada por el subdelegado del Gobierno, el delegado de la Junta de Castilla y León, el general de la División San Marcial; el jefe Provincial del Cuerpo Nacional de Policía, el comandante de la Guardia Civil de Burgos, el subdelegado de Defensa, y el alcalde de la localidad, que tras el desfile se dirigieron al Monasterio de Santo Domingo de Silos para saludar al abad y presenciar el ondeamiento de bandera al grito de «¡Viva nuestra devoción al dulce nombre de Jesús y María!».

El pregón corrió a cargo de José Luis Concepción, presidente del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León, quién se mostró privilegiado de ser escogido para ello y recalcó que «solo en limitadas ocasiones, cuando existe un vínculo con la fiesta o la localidad», se presta a tomar protagonismo en celebraciones «de esta índole». Concepción homenajeó la figura de Emeterio Martín García, exalcalde de Silos y quién recuperara esta tradición hace años, y mencionó a Dom Clemente Serna por su gran trayectoria como abad del Monasterio durante 24 años. 

Así mismo rememoró el arrojo y valentía de los vecinos de Silos durante el asedio moro y animó a los presentes a contemplarlo como «una lección que aplicar a nuestra vida cotidiana y nuestras pequeñas historias». El presidente dirigió unas palabras de agradecimiento al alcalde y al Centro de Iniciativas Turísticas de la localidad y  recordó que «hoy los jefes no están para repeler al forastero, sino para recibir a los amigos y animarles a compartir esta fiesta». Durante la tarde tuvieron lugar la Corrida de Gallos y la Carrera ecuestre de San Antón, así como una demostración de bailes tradicionales castellanos amenizados por la Charanga Folk.