Más fuertes ante la covid-19

G.G.U.
-

El mundo aún no dispone de terapias específicas para la enfermedad del coronavirus. Sacyl lanzó una convocatoria extraordinaria de investigación y DB publica hoy la segunda parte sobre los cuatro proyectos seleccionados en el HUBU

Lourdes Lázaro (neumóloga) y Elena García (enfermera). - Foto: Valdivielso

No hace ni un año desde que el SARS-CoV-2 saltó por primera vez a humanos -que se sepa-y obligó a la comunidad médica y científica de todo el mundo a aprender sobre la marcha cómo tratar la aún muy desconocida enfermedad que provoca, la covid-19. Es nueva, imprevisible y algo traicionera y, lo que es peor, no hay fármaco ni terapia concreta alguna para abordarla.

Esta situación motivó que la Gerencia Regional de Salud de Castilla y León (Sacyl) lanzara una convocatoria extraordinaria de investigación cuyo objetivo es fomentar entre el personal de la sanidad pública la búsqueda de herramientas para hacer frente a la enfermedad del coronavirus con más certezas. Finalizado el plazo de alegaciones, Sacyl acordó financiar cuatro proyectos dirigidos por sanitarios del HUBU: la neumóloga Ana Pueyo, que dispondrá de 4.937 euros para estudiar un ‘Tratamiento ambulatorio de covid-19 con corticoides en fase de neumonía leve sin necesidad de ingreso como oportunidad de modificar el curso de la enfermedad’; la también neumóloga Lourdes Lázaro, que evaluará el ‘Tabaquismo como factor de riesgo para la covid-19’, con 4.320 euros; el microbiólogo Teodor Emilov Mentov, que dispondrá de 4.254 euros para el ‘Desarrollo de un procedimiento rápido de diagnóstico basado en retrotranscripción, amplificación isotérmica y lectura visual’; y, por último, la enfermera Elena García, que podrá ahondar en el ‘Aprendizaje natural ante una nueva enfermedad’.

Diario de Burgos ofreció ayer un reportaje sobre dos de estos proyectos y hoy, la segunda parte.

Lourdes Lázaro (Neumóloga): «Veremos si el tabaco es factor de riesgo»
La neumóloga Lourdes Lázaro Asegurado, de la  Unidad de Tabaquismo del HUBU, explica que la multitud de estudios sobre la relación entre tabaco y enfermedad del coronavirus, la covid-19, les animó a desarrollar una investigación específica sobre el tema. «En los primeros estudios no se reflejaba el tabaco como factor de riesgo y en otros se veía que podía serlo para enfermedad más grave. Pero luego se llegó a decir que los fumadores podían tener menos riesgo, aunque con el tiempo ya se especificó que, de haber algo, [la protección] no sería el tabaco, sino la nicotina», recuerda, especificando que el grupo que lidera decidió ir más allá y evaluar «a nuestros pacientes afectados por el SARS-CoV-2 y ver qué pasaba con ellos con respecto a el tabaquismo».
Así, en colaboración con los servicios de Medicina Interna de los hospitales de Aranda y de Miranda, así como con la Gerencia de Atención Primaria, Lázaro presentó a la convocatoria extraordinaria de investigación de Sacyl un proyecto que se propone estudiar los historiales de más de 1.000 pacientes con PCR positiva en este coronavirus  entre marzo y mayo y de todos los niveles de gravedad: desde asintomáticos hasta críticos. De todos ellos se estudiará si fumaban o si presentaban otros factores de riesgo, cuáles eran y cuál fue su evolución (si ingresaron en un hospital o no, si necesitaron cuidados de UCIo no...), su pronóstico y el desenlace de su proceso; es decir, si se recuperaron o fallecieron. «Se trata de ver cómo influye el tabaquismo en nuestros pacientes y qué proporción de fumadores hay entre los infectados, porque podría ser factor de riesgo para el contagio y también para la gravedad», dice Lázaro.
La hipótesis de partida del grupo es que el tabaquismo es factor de riesgo para el agravamiento del proceso infeccioso, pero confían en encontrar indicios sobre si el hecho de fumar incide en el contagio. «No es el objetivo principal, porque para eso habría que hacer otro diseño poblacional, pero sí creemos que podremos ver una tendencia», cuenta la neumóloga, especificando que ahora todavía están en fase de recogida de datos. A partir de octubre los analizarán y confían en tener resultados publicados entre diciembre y enero. «Este estudio nos sirve para saber si el tabaco es un riesgo añadido y, claro, animar a que lo dejen», explica, añadiendo que si algo diferencia el proyecto del HUBUde otros es que la muestra es amplia y diversa en cuanto a grado de afección. «Casi todos los estudios están hechos en enfermos graves», concluye.

Elena García (Enfermera): «Exploramos las formas de aprendizaje natural de las enfermeras quirúrgicas»

La enfermera de quirófano Elena García García ha obtenido financiación de Sacyl para investigar sobre las formas de aprendizaje natural que desarrollaron las enfermeras quirúrgicas destinadas a la atención de pacientes críticos del HUBU durante la primera oleada pandémica, para afrontar sus necesidades de formación ante el cambio de actividad que impuso la situación de emergencia sanitaria. «En quirófanos trabajamos con pacientes complejos, conectados a un respirador, con vías... Pero el trabajo a pie de cama es muy diferente y los roles, aunque conozcas el aparataje, cambian», explica García, que no fue movilizada a la UCI, como por error publicó este periódico en su edición impresa de este viernes.

La investigación está basada en la tesis doctoral Gestión del conocimiento tácito, de la enfermera del hospital de Jaén Natalia Pérez, que es coautora del trabajo que subvenciona ahora Sacyl en Burgos. Es un estudio cualitativo, con una muestra de 25 enfermeras quirúrgicas que sí trabajaron en el cuidado de pacientes críticos durante el primer pico pandémico y se ha realizado a partir de entrevistas con preguntas semi estructuradas sobre el aprendizaje y las herramientas que las profesionales manejaron en ese contexto. «Se desarrollaron recursos de autoaprendizaje, porque no había tiempo para otra cosa, transferencia de conocimiento entre enfermeras... Supuso un esfuerzo enorme, pero ese aprendizaje es lo que ha permitido haber atendido a esos pacientes complejos en un entorno cambiante, muy agudo y totalmente distinto a lo vivido hasta entonces», añade.

El material ya ha sido transcrito y ahora comenzará el análisis de datos, que se hará con un programa informático específico para evitar sesgos. «Nuestro objetivo es conocer las formas de aprendizaje natural que desarrollaron las enfermeras quirúrgicas, pero el impacto que buscamos es que los resultados puedan servir para diseñar herramientas de gestión de la formación eficaces ante situaciones organizativas como esta», explica la enfermera, destacando que también tendría utilidad de cara a «un eventual repunte de casos y otras situaciones no tan extremas, pero que también requieran una reorganización asistencial urgente».

Las dos profesionales decidieron abordaron esta investigación a raíz de otro trabajo conjunto sobre el liderazgo en el entorno asistencial, por lo que García considera prioritario en este sentido fomentar el papel de la enfermera referente. «Cuando faltaba la profesional experta en UCI, los equipos quedaban cojos y se veían más afectados en lo emocional. Toda alarma es una catástrofe, pero queremos disminuir el impacto en los pacientes a los que atendemos», concluye.